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Peter Drucker, escribió que el modelo de empresa actual nace entre 1860 y 1870, tomando como referencia este último año, podemos conmemorar el 150 Aniversario de la empresa contemporánea.

Las empresas son la base de la sociedad porque aportan la tecnología, empleos, bienes y servicios que utilizamos en nuestras vidas, y la mayoría de los impuestos, por lo que es un buen momento para analizar su situación actual.

El factor más influyente en la economía y en el sector empresarial es el gasto público que fue el siguiente en los países de la OCDE (cifras en porcentaje del PIB):

 

1960

1973

1980

1985

1989

Total

28,5

32,9

39,4

40,7

39,7

  “ gastos en intereses

7

7,9

9,2

10,1

9,8

Países europeos

31,5

38,1

45,9

49,5

47,6

  “ gastos en intereses

9

9,7

11,4

13,8

12,1

 

            * Fuente: OCDE

De los datos del cuadro anterior, puede calcularse que el gasto público entre 1960 y 1989, creció un 39,3% en el conjunto de los países de la OCDE y un 51,1% en los países europeos, siendo en éstos más elevado de partida.

Este crecimiento desorbitado e injustificado desde la perspectiva del interés general y de la economía, originó el macro-Estado que es el elemento más determinante de la economía actual.

Las causas principales de este crecimiento son las ansias de poder de la clase política y el deseo de la mayor parte de la población de que el sector público asuma más responsabilidades sobre sus vidas, impulsado por el odio hacia las empresas creado por la propaganda izquierdista y por la asfixia fiscal. Estas dos causas crean el clientelismo político en las democracias representativas, donde los políticos proporcionan beneficios a minoría con el dinero de la mayoría, mediante el comercio de los derechos.

Dado su tamaño, el macro-Estado se convirtió en el principal cliente de gran parte de los sectores de actividad económica. De esta forma no sólo confiscaba la mayor parte de la producción mediante los impuestos, sino que como cliente principal distorsionaba las reglas del mercado, imponiendo sus condiciones.

En el cuadro se aprecia otro efecto perverso de la redistribución pública de la riqueza que consiste en crear un macro-sistema financiero con el dinero confiscado. Mediante la deuda pública, el macro-Estado crea una economía financiera que no se relaciona con la economía productiva.

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Otro aspecto fundamental de esta economía del macro-Estado es la corrupción (5% del PIB mundial según Naciones Unidas en 2018 y un 4,8% del PIB de la Unión Europea en 2018, según Eurostat).  Suponiendo una comisión de un 20%, esto supondría que la Economía de la corrupción afecta al 25% del PIB.

En la Era postcapitalista, se han estandarizado las políticas económicas expansivas y los intereses muy bajos, creando la sociedad del crédito que, junto con la deuda pública, crearon el macro-sistema financiero. El favorecimiento fiscal hacia los beneficios financieros y la facilidad para la obtención de créditos, llevó a las grandes empresas a crear sus propios servicios financieros que, a menudo, compensan la pérdida en su actividad habitual.

Los intereses bajos aumentaban el endeudamiento empresarial, sosteniendo empresas poco productivas, especialmente las grandes multinacionales. El aumento de la demanda y de la inversión con la sociedad del crédito, revaloriza los activos empresariales y el valor de las empresas. A esto se le llama financiarización de la economía y a estas empresas se las conoce como zombis. Es probable que un gran porcentaje de las más de 100.000 empresas multinacionales que había en 2012, según  Naciones Unidas, sean empresas zombis.

Este asunto es tratado por destacados economistas en el documento: “Anatomía del colapso La crisis financiera de 2020”, publicado en 2020 por el Mises Institute.

La financiarización hunde la productividad, pero se disimula con el aumento que produce la tecnología.

Esta Economía pública, de la corrupción, de amigos, financiera, financiarizada, zombificada, confiscada y redistribuida, supone un neointervencionismo, aunque la propaganda del régimen la denomina neoliberal.

La inestabilidad de esta economía crea burbujas y crisis que destruyen la riqueza real, además de la riqueza artificial. Los gobiernos rescatan al sistema financiero, con el dinero del contribuyente, para que todo siga igual.

Esta Economía del macro-Estado o Economía neocomunista ha sido creada para el control social, para evitar el creciente poder empresarial y de las personas mediante el aumento de su riqueza. La economía de mercado no se puede controlar de forma centralizada por su complejidad y dinamismo; por eso, los políticos crearon el macro-sistema financiero que mediante la financiarización disminuye el poder empresarial y el de toda la población, impidiendo su enriquecimiento mediante la innovación empresarial.

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El macro-Estado a través de la inmensa deuda pública, la política económica y la política monetaria, tiene al sistema financiero en sus manos, puede hacerlo crecer, decrecer, modificarlo o hundirlo cuando le convenga, pero le resulta útil para controlar la economía de mercado, disminuir la innovación y controlar la capacidad económica de la población. En definitiva, este neocomunismo permite que el macro-Estado tenga un control absoluto sobre toda la sociedad.

El resultado ha sido plasmado en las frases mundiales: “otro mundo es posible” (2001) y las instituciones “no nos representan” (2011) así como en el documento “Proyecto Europa 2050” (2010), donde se afirma que la población de todos los países de la Unión Europea cree que las actuales generaciones de jóvenes viven peor que la de sus padres, certificando oficialmente la decadencia del neocomunismo occidental.

Resulta perverso que la mayoría de la población crea que los problemas económicos los produce el sector empresarial y que es necesario el sector público para resolverlos, cuando la realidad es que los problemas los crea el sector público y nunca los resuelve, sino que se los pasa a los contribuyentes de las generaciones venideras.

La reacción política a la crisis del coronavirus, no va eliminar el neointervencionismo por lo que se aumentará la decadencia, el empobrecimiento de la mayoría de la población y la deuda de las futuras generaciones.

Javier Marzal

Presidente de la International Association to Change the World

Autor

REDACCIÓN