21/11/2024 18:55
Getting your Trinity Audio player ready...

En diversos artículos, en este mismo medio, ya he tratado la cuestión de la destrucción de la civilización occidental para llegar a la imposición del sistema comunista -“a la china”- a nivel mundial. El Gran Reseteo es el instrumento para llevar a cabo esta destrucción. Y para llegar al escenario adecuado que permita dicho reseteo, venimos sufriendo una guerra híbrida en la cual se utilizan todo tipo de métodos, procedimientos y medios: la guerra convencional regular e irregular, supuestas pandemias sanitarias (Evento 201), catástrofes supuestamente “naturales”, destrucción de recursos naturales y del medio ambiente (modificación climática), ataques cibernéticos a gran escala (evento ciberpolygon 2021).

Desde el Foro Económico Mundial (FEM) se nos viene hablando abiertamente de la necesidad de un “reseteo”. Es decir, borrar todo lo hasta hora existente para dar inicio a un nuevo comienzo. Esto se podría conseguir con la interrupción de todas las infraestructuras y sistemas vitales: red eléctrica, suministro de agua y gas, todo tipo de comunicaciones y transportes… Esto llevaría al colapso de los servicios de protección civil, policiales, sanitarios, bomberos, derrumbe de la red financiera, suspensión de las redes de distribución de alimentos… De hecho, el Ciberpolygon de 9 de julio de 2021 operó con este paradigma que permitiría dar -lo que el FEM considera- una solución legítima a ese escenario de caos: un “capitalismo de partes interesadas”, fusión de los sectores público y privado formando corporaciones. Esto es, una nueva forma de comunismo. Es decir, un liderazgo corporativo con individuos seleccionados para gestionar -a nivel regional y local- las ordenes del NOM, que actúe como único gobierno mundial. Esto es la Agenda 2030.

Pues éste es el panorama con el que nos podríamos encontrar en unos meses. Los ni medios de comunicación, ni los sindicatos, ni los partidos políticos hablan de la crítica situación en la que nos encontramos.

Actualmente ya se está produciendo una ruptura de toda la cadena de suministros. Por ejemplo, la escasez de componentes electrónicos. La industria automovilística fue de las primeras en alertar sobre esta escasez. La falta de tales componentes ya está afectando a múltiples sectores, desde electrodomésticos a la juguetería. Esta escasez está paralizando las cadenas de montaje en todo el mundo. A ello se une la escasez de plásticos, materiales poliméricos, productos químicos y otras múltiples materias. La consecuencia inmediata es la fuerte subida de precios de materias primas. Por ejemplo, el acero ha multiplicado hasta por cinco su precio en 2021. Para Europa, la falta de acero es grave ya que la capacidad de producción de acero en la UE ha caído un 35 % en los dos últimos años. El precio del aluminio se ha incrementado en más del 15%, el hierro un 114% y el cobre en un 65%. Cosa similar podríamos decir de múltiples materiales por su actual escasez: del cemento a la madera, pigmentos, resinas, fertilizantes…

La escasez y altos precios de las materias primas ya afecta a múltiples sectores: embalajes, cajas, envasados de diversos materiales (de la madera y cartón al plástico y al vidrio). Otros sectores se están viendo contagiados y comienzan a reducir e incluso a paralizar sus producciones (desde conserveras a recogida de productos agrarios). La situación de escasez comienza a afectar a los alimentos. La cuestión ya la estamos viendo en Gran Bretaña. A ello se añade las malas cosechas de trigo de este año en Rusia (el mayor exportador de trigo) que desciende desde los 85 millones de toneladas a 75 millones, incrementando el precio del trigo en todo el mundo.

En este contexto a las navieras se les pide que reduzcan en sus barcos el c02 con lo cual los barcos han reducido su velocidad al 50%, lo que produce retrasos en los suministros. Además, los fletes marítimos han multiplicado su coste por 5. A ello se suman los atascos en los mayores puertos internacionales, retrasos en los puertos para entrar y salir. Por si todo esto fuese poco se está dando una grave escasez de contenedores, los precios de los cuales son desorbitantes. Y hay que tener en cuenta que del total de los bienes que consumimos en el mundo, sobre el 80% se transportan por vía marítima.

LEER MÁS:  Ucrania hoy. Por General Diaz de Villegas

Todo esto está incrementando las dificultades a las que se está viendo sometida la cadena logística. La situación ya no es de desajustes en la cadena de suministros, sino que estamos ante un panorama de posible quiebra de la red logística y el caos en el transporte terrestre, tal como estamos viendo en Gran Bretaña.

Pero las cosas no acaban aquí. Todo este panorama se ve agravado por la actual escasez energética. De China a Brasil, de Canadá a Europa; en todo el mundo falta energía. Los mercados ya están recogiendo la perspectiva de una escasez generalizada de energía de cara a final de año. Esto hace que alza del precio energético se dispare lo que repercute en las empresas productivas y comerciales. El precio está llegando a tal nivel que está llevando al cierre comercial y productivo. Simplemente la electricidad a nivel europeo a ha aumentado un 400% en lo que va de año. Esta cuestión va a afectar duramente a España porque importamos el 75% de la energía que consumimos.

 La producción de petróleo lleva cayendo todo 2021, consecuencia de 10 años de políticas de desinversión llevadas a cabo por parte de las compañías petroleras: ya no hay petróleo barato. En los últimos doce meses el precio del barril de petróleo Brent ha aumentado un 82%. El precio Brent ronda en la UE los 85 dólares y a finales de año el barril podría alcanzar los 90 dólares. Las consecuencias de la escasez y alza de precios ya lo estamos viendo en Gan Bretaña.

Al mismo tiempo se espera un incremento de la demanda de gas y su escasez. En España, simplemente la bombona de butano -que siempre se ha considerado como la energía de los pobres- ha subido cerca de 5%. Pero no acaban aquí las cosas. El gas llega de Argelia pasando por Marruecos. Actualmente Argelia y Marruecos están en una grave crisis política a la que se une la crisis entre España-Marruecos-Argelia (por el caso Ghali-Polisario). El 31 de octubre finaliza el contrato de tránsito de gas Argelia-Marruecos. Argelia cerrará el gaseoducto. Consecuencia, en España se incrementará la escasez de gas y se disparará el precio, que ya está en constante alza. A esto se añade la lucha gaseística entre Estados Unidos, China y Rusia. Ésta ya está reduciendo el suministro de gas a Europa para fortalecer sus reservas y lo mismo está haciendo China. La Unión Europea no tendrá más remedio que optar por traer gas licuado, pero nos encontramos con el bloqueo, anteriormente descrito, de los transportes marítimos.

España ha apostado fuertemente por la descarbonización. Desde 2020 el gobierno español ha cerrado 7 eléctricas que funcionaban con carbón y, además, en este contexto de escasez energética, últimamente las eléctricas han estado realizando vaciados de embalses. Y aún pretende el gobierno cerrar las centrales nucleares que todavía están activas.

Por otro lado, para paliar la subida eléctrica el gobierno ha planteado un decreto que rebaja el impuesto especial de la electricidad y suspende hasta fin de año el impuesto sobre el valor de la producción. El Foro de la Industria Nuclear Española, al que pertenecen las principales compañías del sector, ha amenazado con cesar toda la actividad de las centrales nucleares por la aprobación de este decreto-ley.

Los diversos gobiernos españoles -de los dos grandes partidos- optaron en su momento por las renovables, opción que han fortalecido y presentan como política incuestionable. Especialmente destaca la energía eólica y la solar. Pero éstas también se han visto afectadas por la falta de componentes y sus altos precios. A ello se suma que estamos pasando por un ciclo de falta vientos, y ya llevamos así un año. Las compañías están intentando solucionar el problema con plantas de combinado de gas, justo en este momento de crisis gaseística.

LEER MÁS:  Camino al Pozo Negro. Por Antonio R. Peña

Sólo falta que el gobierno español (ya sea psoe o pp) tome medidas como las del gobierno de coalición irlandés (la derecha democristiana-los centristas de fiana y los verdes) por las cuales ha llegado a prohibir la venta de combustibles sólidos (como carbón y madera), que ni siquiera podrán ser utilizados para uso doméstico. En cuanto a la leña comercial sólo podrá ser utilizada aquella con una humedad inferior al 25%.

El elefante del NOM ha entrado en la chatarrería con la intención de quedarse y todo lo está destruyendo mediante la técnica del caos. Y no veo a ningún partido que mueva un dedo para evitarlo. Psoe-Sánchez está bien contento, rodeado de los fantasmas monclovitas. PP-Casado se limita a sonreír al sol de Valencia (siempre que Bill Gates no le dé por tapar el sol). Son partidos y políticos al servicio del NOM, taimados cuando no directamente traidores.

Sólo Vox parece tener las cosas mínimamente claras y ha levantado la voz contra la Agenda 2030. Pero debe elaborar y presentar ya, un plan energético de urgencia para paliar el colapso al que nos están llevando los “agendistas 2030” y sus lacayos en España.

La emergencia es tal que ya no hay tiempo para seguir con milongas de unicornios verdes y arcoíris. Deberíamos dejar de financiar macroproyectos ecotécnicos y mundos de ensoñación bio-eco para centrarnos en las cuestiones vitales, de inmediata vida o muerte para los españoles y para España. Hay que garantizar la sostenibilidad de la red logística de suministros energéticos, de materias primas, de agua potable, de alimentos, de componentes electrónicos… partiendo de las necesidades locales y regionales a las generales. Porque es en el ámbito municipal donde se desarrolla la vida de los españoles y de las empresas productivas y comerciales. Y todos ellos están interrelacionados y conectados regionalmente dando forma a las necesidades generales de España. Y sobre todo, ante el caos que se viene encima en unos meses, deberíamos tener un plan para salvar lo poco que tenemos y que sea también de auxilio y protección para las familias y las empresas, que ya lo están pasando muy mal y terriblemente peor lo van a pasar. Ante la tempestad que aparece en el horizonte, este es el principio sobre el que se debería sustentar un partido y gobierno que realmente quiera trabajar por el bien de los españoles y de España.

Autor

Antonio R. Peña
Antonio R. Peña
Antonio Ramón Peña es católico y español. Además es doctor en Historia Moderna y Contemporánea y archivero. Colaborador en diversos medios de comunicación como Infocatolica, Infovaticana, Somatemps. Ha colaborado con la Real Academia de la Historia en el Diccionario Biográfico Español. A parte de sus artículos científicos y de opinión, algunos de sus libros publicados son De Roma a Gotia: los orígenes de España, De Austrias a Borbones, Japón a la luz de la evangelización. Actualmente trabaja como profesor de instituto.