24/11/2024 00:56
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Las políticas de inmigración de todos los gobiernos españoles durante varias décadas no sólo son nefastas, sino que son criminales y cómplices de todas las siniestras consecuencias que acarrea la inmigración en España. Y la de este Gobierno es, como en casi todos los demás problemas de España, una nueva vuelta de tuerca más en la destrucción total de nuestra nación.

La inmigración en sí misma, tal y como se produce ahora mismo en nuestros días, es mala, nos digan lo que nos digan. Ahora lo argumentaré, pero es que además esto no es inmigración, es una invasión. Algunos lo llevamos décadas denunciando y prácticamente todos los medios de comunicación del sistema y todos los partidos e instituciones del sistema, nos llamaban racistas y xenófobos por denunciarlo.

Todos, incluidos los que ahora se echan las manos a la cabeza y claman soluciones que cuando las proponíamos nosotros, eran soluciones inhumanas y propuestas bárbaras. Todos, incluidos los que ahora se mesan los cabellos por el punto de casi no retorno al que hemos llegado, y antes nos llamaban catastrofistas y conspiranoicos.

La inmigración, tal y como se desarrolla ahora mismo, es negativa siempre, es mala cuando es masiva, aunque sea legal, y es mala cuando es ilegal, aunque no sea masiva. Pero es que, en España, desgraciadamente, desde hace décadas la inmigración es masiva e ilegal.

Y la inmensa mayoría de los que ahora son legales, en su día entraron en España de manera ilegal, se quedaron de manera ilegal y por su persistencia y contumacia en la ilegalidad, el régimen del 78 les ha premiado con la legalidad y a millones de ellos les ha regalado, además, la nacionalidad española.

La inmigración de las últimas décadas es prácticamente en toda Europa en general, y en España en particular, muy mala para las naciones receptoras. Lo es por muchos motivos, lo he dicho en infinidad de ocasiones.

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Es mala porque acaba con la identidad nacional del país receptor, y aún más en España, donde millones de españoles ya no se sienten españoles, también gracias a este sistema, por cierto.

Es mala porque rebaja las condiciones sociales, culturales, económicas, sanitarias, educativas y laborales de los españoles.

Es mala porque ayuda a propagar enfermedades, ahora que tanto preocupa el coronavirus para imponer modificaciones y restricciones en nuestras vidas lo es mucho más, pero siempre lo ha sido y con otras enfermedades desconocidas en nuestra nación o totalmente desterradas de España.

Es mala porque aumenta exponencialmente todo tipo de delincuencia, los datos están ahí, aunque también lo oculten los medios de comunicación, incluido el maltrato a mujeres que tanto le preocupa a algunos hipócritamente y también, por supuesto, potencia el terrorismo.

Es mala porque sustituye las costumbres, tradiciones, culturas y religiones de la nación receptora, por las que vienen de fuera.

Y hay más razones, pero si estas razones y consecuencias ya hacen que la inmigración sea mala cuando es relativamente controlada, en Europa desde hace décadas ya no lo es, gracias a los sistemas democráticos que padecemos, estas razones y consecuencias son todavía peores cuando esta inmigración se convierte en invasión. Y se convierte en invasión por las cifras que son demenciales, están ahí y se pueden demostrar, pero sobre todo es invasión porque es premeditada, es calculada y es impuesta por todo el sistema.

Es invasión porque está acompañada de unas dosis desmesuradas de buenismo distribuidas por todo el sistema, buenismo que es tan malo como la invasión en sí.

Es invasión porque detrás hay mafias subvencionadas, amparadas y blanqueadas por todo el sistema.

Es invasión porque se pretende suplantar la población nacional, la española en este caso, por poblaciones ajenas, mientras se acaba con la natalidad (de hecho, recordemos que en España se asesina a 100.000 niños al año con el aborto), para cínicamente decirnos simultáneamente que necesitamos jóvenes y necesitamos gente de fuera para que paguen las pensiones.

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Es invasión, porque el sistema utiliza estos fenómenos migratorios para explotar y hasta esclavizar personas y, ojo, no sólo a los que vienen de fuera.

Y lo peor de esta invasión, es que todas las instituciones del sistema, desde la corona hasta los ayuntamientos, pasando por comunidades autónomas, por los jueces, por las fuerzas de orden público, por las fuerzas armadas, están en complicidad con todo lo que está ocurriendo, aún sabiendo que está perjudicando a los ciudadanos a los que deberían servir.

A estas alturas ya no hay dudas, quienes nos gobiernen actúan como criminales, los medios de comunicación nos desinforman criminalmente y quienes deberían defendernos miran hacia otro lado ante estos crímenes o son cómplices con ellos. Pero la inmensa mayoría del pueblo se divide en dos bloques, los que le parece bien todo esto o pasan de ello, y los que lo critican, pero siguen confiando en estos cómplices de esta invasión y de otros males de España.

Españoles, solo el pueblo salva al pueblo, los falangistas y otros patriotas lo tenemos claro, no esperéis nada de quienes han provocado esta situación.

Autor

Jesús Muñoz