21/11/2024 19:40
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Olvidamos la historia por la que pasamos, pero no hacemos memoria de ella. Esto ha sido así casi siempre en España.

¿Quién dijo que Felipe González era un estadista? ¿Quién prefirió su socialismo al de Zapatero o al de Pedro Sánchez? ¿Acaso no es lo mismo? O ¿es qué no se tiene en cuenta el contexto en el que cada uno actúa? ¿Le hubiera sido posible a Felipe González hacer lo que sí puedo hacer Zapatero? ¿No es evidente que cualquier legislación socialista es un esfuerzo por cambiar el mundo y, en particular, al hombre, como modo de dar expresión a su la ideología materialista?

La posible victoria del PP en las próximas elecciones reclama a las huestes rojas, y allí están todos, unidos por el mismo objetivo y con el mismo entusiasmo, la única pega que ponen algunos es que se respeten siquiera un mínimo las formas. De lo que se trate para algunos es que no se les confunda con la tropa macarra y delincuencial que es Podemos. Esto es todo.

¿Acaso era mejor Prieto que Largo Caballero? Y si Besteiro era tan ético, moderado y educado, ¿por qué resistió en el PSOE, no había otra opción para defender sus ideas?

Respecto a Felipe González, el hombre que participó en una conjura para derrocar un gobierno legítimamente constituido, aunque luego se arrugó y simuló no haber participado, aupado por el hoy Emérito en conjunción con ciertos sectores del Estado, gran terrateniente aquí y fuera de aquí, y viviendo a cuerpo de rey del erario, el argumento no da para más. No da para más, a menos, claro, que se tenga el propósito de llenar lo que está vacío, y vaciar lo que está lleno.

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No perdamos el tiempo en dilucidar lo imposible. El PSOE es un partido de ideología materialista, sectario, en sus sentimientos, y cainita, en sus actuaciones, y todas sus gentes siempre están a un instante de lo peor. Por eso, como el argumento no da para más, terminemos haciendo lema…  ¡Al enemigo político, aunque venga vencido, ni agua!

Autor

Pablo Gasco de la Rocha