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Bozal, innecesario e inútil. Bozal, contraproducente y anticientífico. Bozal, peligroso para la salud. Bozal, descarnado y arbitrario y satánico acto de poder que busca (y encuentra) tu sumisión psicológica. Bozal, sostener y recrear el miedo, la ansiedad y la paranoia del coronapollas. Bozal, impío horror, ingeniería psicológica y social, atentando contra tantas cosas. El honor, la intimidad, la propia imagen. España, camino de dos despiadados y tiránicos años. España, humanidad entera, inmoral mascarada liberticida, pues.

Bozal, liberticidio

Bozal, deliberado acto terrorista de tortura física y psíquica, trato degradante e inhumano, causante de lesiones físicas y psicológicas irreversibles: imperdonable crimen de lesa humanidad. Violando todas las leyes. Nacionales. E internacionales. Declaración Universal de los Derechos Humanos. Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

En España, con el espanto del bozal, la Constitución completamente violada. Bozal, experimentando sobre ti y tu salud. Y la de tus seres queridos. La humanidad entera, al igual que con las timovacunas, objeto de un macabro experimento con disfraz sanitario. Práctica insegura y antinatural. Ningún beneficio aporta. Solo daño. Mucho. Irreversible en multitud de ocasiones.

Bozal, crimen médico

Fiero y feroz ataque a la salud. Vulnerando sin rebozo el primer principio de toda actuación médica: Primum Non Nocere. Lo primero y primordial, no hacer daño. Defecando sobre Hipócrates. Ciscándose, también, en un elemental Principio de Precaución. Efectos adversos muy graves, gravísimos en críos.

Algunos a vuela teclado. Caries. Infecciones oculares, como orzuelos, ojo seco o erosiones corneales a causa del vapor caliente que se genera. Suboxigenación o hipoxia en sangre. Hipoxia cerebral. Hipoxia cardiaca. Hipercapnia. Riesgo de muerte «dulce» (muerte por inhalación de monóxido de carbono). Incurables deterioros neurofisiológicos. Alteraciones del sistema inmunitario. Hipoxemia (anormal descenso de la presión parcial de oxígeno en la sangre arterial). Eritemas. Dermatitis. Aumento del nivel de tensión. Imposibilidad de concentrarse correctamente. Dificultar seriamente la expresión oral. Originar agudas neumonías bacterianas. Tumores, carcinomas, cánceres. Preferentemente de pulmón. Y la muerte, tan obvio. Y tan escondido el asunto.

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Bozal, el deber de ser insumiso

Bozal (como la timovacuna), iniciático y satánico detritus. La Criptocracia (el gobierno en la sombra, el poder en manos de Los Oscuros) te amordaza. Para tener controladito. Y calladito. Y más, todavía, domesticado. Nada sanitario, te lo vuelvo a recordar. Lo contrario, más bien: antisanitario de principio a fin. Bozal, basura liberticida. Ilegal, incuestionable. En interiores o exteriores. En todo lugar, ilegal. En España, sin duda.

El Tribunal Supremo, sala de lo militar, lo dejó suficientemente claro hace tres años. Sentencia 1132/2018, fechada el 22 de marzo. Cita literal. «En nuestro ordenamiento no existe un deber de obediencia debida en el que el que obedece debe cumplir todo lo ordenado siendo irresponsable  por lo que realice (…) HAY OBLIGACIÓN DE DESOBEDECER TODA ORDEN CONTRARIA AL ORDENAMIENTO JURÍDICO. Así pues, ha de concluirse  que el sistema legalmente establecido OBLIGA AL NO CUMPLIMIENTO de una orden que constituya delito o infrinja el ordenamiento jurídico; lo que evidentemente  hace referencia no solo a lo dispuesto en normas con rango de ley sino también en todo tipo de normas que conforman el ordenamiento jurídico»…

…Pues eso: OBLIGACIÓN DE DESOBEDECER. Con las timovacunas, ídem de lienzo. No se puede someter a nadie a experimentos humanos. Un deber, la insurgencia. Hacia ti. Hacia los tuyos. Si me apuras, hacia tu patria. En fin.

Sentencia 1132/2018, 22 de marzo

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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