05/10/2024 22:59
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Al amparo de la libertad de expresión y pensamiento, reflexionemos…

¿Resultaría razonable sospechar que un gobierno socialista-comunista (o al menos la parte comunista) intentara aprovechar la excepcionalidad de una catástrofe como el coronavirus para desarrollar una agenda que nos aboque hacia un sistema totalitario de corte chavista?

Pues bien, en este sentido, chirría, y mucho, la gestión de la crisis del coronavirus, que solo puede calificarse de hecatombe, catastrófica, calamitosa… En mi opinión, resulta poco creíble que todo este cúmulo de calamidades derive tan solo de la incompetencia de un gobierno.

Es cierto que la mayoría de los ministros difícilmente encontraría un trabajo por méritos propios, que casi ninguno valdría ni para gestionar una tienda.

Pero aun así resulta difícil creer que una potencia como España sea el primer país en muertos, porcentualmente, que a estas alturas la mayoría de la población no disponga de test ni mascarillas, que algunos nos cataloguen como el país más inseguro ante el virus y que la crisis consecuente nos vaya a golpear casi más sañudamente que a nadie.

La verdad, resulta difícil  aceptar que todo sea fruto solo de incompetencia. De hecho, se me antoja cuasi imposible que una potencia como España no haya sido capaz de dotar de mascarillas y test a todos sus ciudadanos cuando eso habría sido una garantía para frenar en seco la epidemia y reducir al mínimo sus efectos económicos.

Curiosamente, este mismo gobierno sí es competente en extremo a la hora de controlar y multar a quienes se salten el confinamiento, y hasta ha lanzado globos sondo sobre un posible control telemático de toda la ciudadanía. Es decir, ¿son extremadamente incompetentes para algunas cosas, y para otras resultan considerablemente eficientes?

¿APROVECHAR EL ESTADO DE ALARMA Y EL COLAPSO ECONÓMICO PARA IMPONER UN SISTEMA TOTALITARIO DE IZQUIERDAS?

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Si estas sospechas (que no afirmaciones), fruto del libre pensamiento, fueran ciertas, más razonable aún sería maliciar que al menos los comunistas del gobierno estarían intentando implantar hechos consumados para que, una vez levantado el confinamiento, resultara imposible desalojarlos de su carrera hacia  el poder total.

Lo siguiente podría apuntalar las sospechas vertidas: creación de una masa de millones de sujetos subvencionados de por vida mediante el llamado «ingreso mínimo vital» (es decir, asegurar una renta de por vida a quien no trabaje, o trabaje en negro, a costa de quienes realmente trabajen y coticen), supresión de las libertad de expresión mediante la penalización de opiniones no afines al gobierno bajo el pretexto de que debemos proteger a la ciudadanía de las mentiras…¡cómo si fuéramos tontos o menores que necesitan un tutor para opinar!

Por su parte, al no dotar de test y mascarillas a los ciudadanos se alarga el confinamiento y su fin solo puede implementarse mediante torpes pasos y una inercia gripada.

De este modo y por falta de suficiente riego se va secando la planta de la pequeña y mediana empresa, base de nuestra economía. Esto generaría unas cifras descomunales de paro y deuda.

¿UNA AGENDA BOLIVARIANA PARA PERPETUARSE EN EL PODER?

En suma, lo anterior nos abismaría hacia una debacle económica que «justificaría» la nacionalización de empresas y medios de producción, así como cuantas medidas de corte  bolivariano quisieran implantarse. Todo ello adobado con una propaganda tan falsa como intensa combinada con la criminalización de toda voz crítica.

A lo anterior, siempre en el campo de la conjetura, seguiría el control del poder judicial al servicio de lo político,  la concesión de nacionalidad española a  millones de inmigrantes ilegales a quienes se les regalaría una paga por no trabajar para convertirlos en un fiel ejército de votantes, el control absoluto de la educación para el adoctrinamiento, reducir la edad del voto para que voten esos jóvenes manipulados por una educación sectaria, la legalización de la «okupación» y las drogas, erosión de las instituciones y sustitución por «órganos de poder popular»…

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Se trataría en suma de ir apoderándose de todos los espacios de poder para su conquista total, con el evidente propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico, social y político por parte del Estado, y lograr así la instauración de un sistema totalitario absolutamente opuesto al sistema democrático representativo que consagra nuestra Constitución.

Huelga aclarar que allá donde se ha aplicado ese esquema, la vida de la mayoría de los ciudadanos de ha sumido en un espeluznante infierno de pobreza, desabastecimiento, corrupción extrema, tiranía, inseguridad ciudadana… Un horror ante el que solo cabe la rebeldía más absoluta y por todos los medios.

Solo me resta añadir otra reflexión, más bien un deseo tan puro como intenso… ¡ojalá todo lo que se refleja en esta modesta columna constituya solo el fruto errado del irrefrenable flujo de pensamiento derivado de un pesado confinamiento!  … Buenas noches y buena suerte.

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REDACCIÓN