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Durante su venerada y liberticida Segunda República no les hizo falta ley alguna para censurar todo, incluidos 127 periódicos. Durante dicho y masónico y dictatorial régimen no existió una ley de prensa genuinamente republicana. Al contrario, durante el todo periodo estuvo “vigente” una ley monárquica, la alfonsina Ley de Prensa de1883. ‘‘Vigente’’ al menos en teoría, pues si en la práctica se hubiese respetado, habría continuado en la Republica aquella libertad casi irrestricta de la Restauración. Eso sí, lo sí que aconteció fue la promulgación de la Ley de Defensa de la República, un totalitario engendro jurídico devenido puro pretexto para chapar todo lo desafecto a tan ilegítimo, masónico y despótico régimen: radio, cine, teatro e incluso conferencias públicas. La «liberal» República. Juas.

Legislar contra la “contaminación mediática”

Burdo pretexto, como siempre, sin originalidad alguna: el ectoplasma ultraderechista. Franquista o voxero, obvio, la coartada perfecta para el liberticidio progre de hogaño (y de antaño).

Rufianada literal, brutal y nuda honestidad elevada a la enésima potencia, recurriendo para ello, además, a la falsaria astracanada climática. «Igual que se legisla contra la contaminación ambiental, porque no deja respirar de forma sana, igual que se legisla contra la contaminación acústica porque no deja dormir de forma sana, deberíamos legislar en contra de la contaminación mediática porque no nos deja pensar de forma sana (…)Mentir, falsear y manipular en una tertulia debería tener las mismas consecuencias que tiene para una empresa un vertido o una emisión de CO2, porque de la mentira nace el odio y del odio nacen monstruos y un claro ejemplo es el ectoplasma del franquismo y del cuñadismo social que es Vox”.

Arrastradas rameras, dizque compañeros de profesión

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Lo que le propone el celebérrimo edecán del consuetudinario y doblemente golpista partido de matacuras (y que con el ineludible auxilio de la Ley de Amnesia Totalitaria deviene plausible “cierre” de varios medios, incluido éste, El Correo de España), lo  realiza con precisión milimétrica toda la mierdera chusma censora del tiránico sistema globalista.

Desde Google (Youtube o Blogger) a Newtrola, pasando por Twitter o Facebook. Pero Rufián (como la “señaladora” Mertxe Aizpurua Arzallus/Maite Soroa), además de censurar, pretende aterrorizar a lo poquísimo que resta de periodismo libre en Bozalistán: los desagradables – ética y estéticamente – affaires con mi admirado Josué Cárdenas (Decisión Radio y 7NN).

El problema no es tanto Rufián ni Aizpurua ni, por supuesto, Cum Fraude, el problema es el resto de furcias mediáticas (¿colegas?) que consienten y hasta esbozan sonrisa de hiena ante la censura a un compañero. Todavía no se han dado cuenta de que, aunque vivan feladora y constantemente postrados de hinojos, los próximos pueden ser ellos. Dais mucho asco, repulsivos y liberticidas juntaletras.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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