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Pues sí, basta con eso. Con aplicarnos la razón más elemental y, sobre todo, el derecho que nos asiste a la libre expresión de conciencia, porque nadie puede ser discriminado, según declaran pomposamente, por razón de creencias y opinión. Yo seguiré celebrando el 18 de Julio solo o en compañía de otros, y en aquellos lugares que consideré más significativos. Y si hay una CONVOCATORIA, la haga quien la haga, allí acudiré, prestando el apoyo que se me solicite.

    Pero volvamos a lo de ayer. A lo que se hizo y se dejó de hacer. Al arrugamiento, a la comodidad, al interés y, en última instancia, a la cobardía. Se les ha dejado hacer, y hoy tenemos esta inquietud que, aunque puede que no llegue a tanto, de momento perturba nuestro ánimo ante la más irracional y vil de las injurias sobre una Gesta gloriosa, un Régimen grandioso y un Caudillo providencial. El problema ha estado en eso, en ver pecado en no seguir al abanderado, que dijo el poeta, que es, traducido al presente, haber sido políticamente correctos. 

    ¿A qué nos enfrentamos?

    La “ley de memoria histórica” era pendenciera en su mismo enunciado porque no ocultaba nada… Quería destruir la historia tal cual había sido, y crear otra a su imagen y semejanza. Esta otra, o mejor diríamos, este giro de tuerca, es sibilina. Sibilina, porque con el añadido de “democrática” no sólo se atrae a muchos confundidos, sino que se pone un escudo de honorabilidad y respetabilidad ante el cual se arman “cordones sanitarios”. Y ojo, que nadie está en contra que quienes todavía, de un bando y del otro, siguen reposando en cunetas o despoblados sin nombre, puedan ser dignamente enterrados. Que es lo que para nada preocupa a la canalla que de tal forma se expresa.

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    Viva el Capitán del VALLE DE LOS CAÍDOS, para siempre en nuestra memoria por su ejemplo. Vivan quienes nos reunimos el domingo 17 en el ARCO DEL TRIUNFO de Madrid para celebrar el 18 de Julio de 1936, exponiéndonos a ser fichados por la canalla. Vivan los de GERONA INMORTAL, que también lo hicieron. Vivan quienes nos reuniremos esta tarde en lo que fue el CUARTEL DE LA MONTAÑA. Vivan todos los que con sus actos, que no sólo de palabra, rechazan y combaten la ignominia no sólo de destruir la Historia, sino lo más granado de ella: nuestra legítimo y justo Alzamiento, nuestra inmortal Cruzada, nuestro glorioso Régimen del 18 de Julio y a nuestro providencial y querido Caudillo, Francisco Franco.     

Autor

Pablo Gasco de la Rocha