Getting your Trinity Audio player ready...
|
La epidemia de ataque al pasado en forma de destrucción o ultraje a estatuas de personajes representativos, es algo recurrente en la historia humana, pero en la actualidad adquiere una amplitud ideológica especial. En las concepciones nihilistas hoy tan extendidas, la historia es un mal.
Para el marxismo es algo evidente: el pasado es una pesadilla de opresión, explotación y oscurantismo, del que el comunismo iba a liberar a la humanidad. Por lo tanto los héroes de ese pasado deben ir “al basurero de la historia”.
Ya sabemos en qué ha consistido su liberación de la humanidad: en la máxima opresión y explotación conocidas hasta el presente. Lo de ahora es peor, pues el marxismo tenía al menos una lógica y coherencia teórica muy fuertes, siempre que se aceptaran ciertas premisas.
Pero los actuales movimientos resultan de un amasijo incoherente y contradictorio de marxismo, feminismo, nihilismo existencialista, antirracismos racistas… Son básicamente movimientos de histeria contra el pasado es decir, contra el propio ser humano, en nombre de alguna especie de “nueva humanidad”… que representarían esos movimientos histéricos, tal como los comunistas representaban al “hombre nuevo”.
Como es sabido, Washington, Jefferson y supongo que bastantes otros próceres de la democracia useña, tenían esclavos, y hasta hijos con esclavas que persistían en la esclavitud. Los chiflados actuales proponen cualquier día volar las efigies de los dos primeros en el monte Rushmore, incluso las de Lincoln, que aunque liberó a los esclavos era muy racista, por no hablar de T. Roosevelt.
Acabar con la historia para que los que se creen jueces de ella y de la moral nos impongan a todos sus chifladuras, su odio a la humanidad tal cual ha sido y seguramente seguirá siendo, salvo que la reemplacen robots “perfectos”.
Por cierto, nuestras izquierdas en España ya empezaron retirando las estatuas de Franco para dejar en su lugar las de criminales guerracivilistas como Prieto, Largo Caballero o la Pasionaria (esta tiene una gran estatua en Glasgow, pero debe de haber más de una en España)
Autor
-
Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.
En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos y El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistas, La quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad Digital, El Economista y Época.