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¡Ojo!, que la cosa se está desmadrando hasta un punto que no se puede descartar que terminemos a tortas. A tortas, digo, y de momento sólo a tortas, si no hay miles de juliosjoses dentro de las Fuerzas Armadas y en los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado que finalmente tomen partido a favor de la chusma, que es la que aprieta, incita y crea una situación que da pie a lo que decimos (1).

De momento quedémonos con lo que aprecia y denuncia el primer partido de la Oposición, el Partido Popular, no otra cosa que falta de respuesta en el Gobierno de España y en el resto de las autoridades autonómicas ante la deriva separatista violenta y criminal en España. Actitud que ha llevado al PP a instar al Parlamento Europeo a que sea él quien tome medidas ante esta deriva del orden constitucional que pone en peligro la cohesión, la paz y el progreso de España.

Pero como el Partido Popular es un partido que no puede hablar alto ni claro en este asunto, y además sigue siendo un partido cobarde, la queja se ha circunscrito exclusivamente al entorno de ETA en Navarra, prescindiendo de molestar al entorno de ETA en Vascongadas, como lo muestran los últimos disturbios en Bilbao. Que será, digo yo, por si mañana ganan las elecciones generales y tienen que echar mano de la hiena, el PNV.

Lo que nos estamos jugando es la paz a juzgar por los acontecimientos que no han parado de producirse, con mayor o menor intensidad, desde octubre del 2011, fecha en que ETA se cansa de matar y anuncia el cese de la actividad terrorista. Y advertimos que lo que nos estamos jugando es la paz, porque la paz pende de un delgado hilo cuando por considerar que es imposible lograrla en plenitud, se permite un elevado grado de violencia. Que es la política que se ha seguido siempre con el mundo político de ETA por parte de los diferentes gobiernos que se han sucedido: haciendo caso omiso a los derechos fundamentales de quienes no participaban de la cosmovisión separatista y subordinando el bien de todos a los intereses bastardos del nacionalismo vasco en sus dos versiones: democrático y criminal.

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Por eso resulta esencial el desarrollo de una conciencia del peligro al que nos enfrentamos, comenzando porque lo reconozcan nuestras Fuerzas Armadas, por cuanto la amenaza que han sufrido los diputados de VOX pone en muy serio peligro la paz de todos.

Ahora bien, la auténtica paz es, sin embargo, algo más amplio y definitivo que la mera ausencia de conflictos. Tiene que ver con la conciencia de nación y el respeto a la ley. Siendo que la dificultad de imaginar tal situación en España, es consecuencia de la necesidad de que los políticos, sean del partido que sean, estén de acuerdo en basarse en estos principios elementales; y puesto que la paz es una obra abierta a todos, que tales principios impliquen a las Fuerzas Armadas, a los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado y al pueblo en general.

Y estos principios, sin descartar fusilar a los terroristas y a sus cómplices que pongan en peligro a la Nación, y eliminar el separatismo por Ley.

Magnífico el artículo en la sección “A vuelta de Página”: Caso Iglesias: mentiras, sexo y tarjetas SIM, firmado por Francisco Rosell (El Mundo, 28 de junio de 2020).

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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