22/11/2024 20:30
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Pocos recordarán ya que poco antes del 8-M del 2020, mujeres diputadas y con cargos públicos del PP, realizaron un ejercicio de servilismo innecesario y contrario a las ideas que dicen defender, efectuando unos comentarios personales, sobre mujeres (con actividad política) principalmente socialcomunistas en un video de 4 minutos y pico bajo el lema «Mujer por encima de todo». 
 
Es un concepto aceptable (con algunos sujetos tengo serias dudas) que todo el mundo tiene algo bueno. Sin embargo, en la lucha por las ideas (y en política mucho más), quien manifiesta debilidad de sus propios criterios allanandose a los planteamientos sectarios de los contrarios demuestra su absoluta carencia de principios. Cualquiera puede estar equivocado (en todo, o en parte), eso es consustancial a la naturaleza humana ya que la verdad absoluta es atributo divino y no humano,  pero la firmeza en las convicciones debe ser piedra angular sobre la que se ha edificado una conciencia crítica.
 
Es curioso como estas feminazis socialcomunistas jamás «hagan prisioneros», su posicionamiento es absoluto sin resquicio a la más mínima disidencia. Bueno, últimamente, hasta las feministas de toda la vida como doña Lidia Falcón se han visto desplazadas por esa tendencia podemita de que una mujer es cualquier individuo antropomorfo que se sienta mujer (una de las estupideces mayores que puedan pensarse porque socava un hecho biológico, pero además la propia dignidad de la mujer como persona y su propia evolución histórica, en cuanto a sus demandas de igualdad ante la ley, los derechos y las obligaciones).
 
Estas señoras del PP, que han sido rigurosamente insultadas y menospreciadas en sus estériles intentos de integrarse en las manifestaciones feministas del 8-M, creo que hubieran hecho un mejor servicio a la causa si no hubiesen tratado de hacerse «perdonar» por toda está patulea socialcomunista feminazi, ya que ni lograron ese espurio objetivo, ni lograron dignificarse a si mismas ni como mujeres, ni como políticas con convicciones y seriedad.
 
Por desgracia, como los males nunca vienen solos, la postura pepera, con todo lo relacionado con los colectivos LGTBI, es igual de pastueña y acomodaticia respecto a las directrices fijadas por estos socialcomunistas desorejados.
 
En España, jurídicamente, está reconocida la plena igualdad de mujeres y hombres ante la ley. Por supuesto que a efectos reales nunca puede hablarse de una total perfección respecto de lo que fijan las leyes. Existen factores como la tradición,  la maternidad y tantos otros que tienen significativa influencia en que se produzcan situaciones de desigualdad, pero eso mismo ocurre, también, en todos los segmentos de la sociedad (mujer-mujer, hombre-hombre) porque, sencillamente, los condicionantes sociales son muchos y porque, sencillamente, la perfección no existe. Basta con echar una mirada crítica a la situación de la mujer en España, en los últimos 100 años, para darse cuenta de su importante evolución jurídica y social. Una evolución que se ha debido, en notable medida, a la aportación de esas grandes mujeres que fueron nuestras Madres y Abuelas. 
 
Creo que lo esencial es que todos seamos respetuosos con nuestros semejantes sin estigmatizar a ningún individuo por su pertenencia al grupo social que sea, que exista libertad (entendida en el sentido más noble de la palabra) para todos e igualdad de derechos y obligaciones. 
 
De todos modos resulta muy ilustrativo como esas feminazis socialcomunistas se sometieron sumisas a las exigencias de una delegación irani que no quería que las mujeres del Congreso saludaran, ni mirarán, a los miembros de su delegación (sólo VOX, ese partido estigmatizado por toda esta patulea de machista y no se cuantas cosas más, se opuso a semejante humillación, y, como siempre, el PP puesto de perfil, bajo por supuesto). 
 
Hace algunas semanas en un periódico digital, de un dibujante cuyo nombre no recuerdo, venía una tira de cómic muy ingeniosa. Eran 4 viñetas en las que se producía un diálogo entre un hombre y una mujer, que más o menos era así:
Hombre: creo que las mujeres valen menos que los hombres y hay que ahorcar a los homosexuales.
Mujer: seguro que eres de VOX, un fascista y machista redomado.
Hombre: no, es lo que dice mi religión, soy musulmán. 
Mujer: ¡oh! Perdona,  no quiero que pienses que soy xenofoba. 

Autor

REDACCIÓN