21/11/2024 21:42
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Los promotores de las sanciones contra Rusia no han calculado en profundidad el efecto socioeconómico negativo inverso que se hace cada vez más sensible para los países occidentales.
La subida de precios de los combustibles y alimentos repercutió en la inflación (9,1% en EE.UU. – un récord en 40 años – 8,6% en la UE; 9,4 % en Gran Bretaña) y la caída de la competitividad en los mercados internacionales. 
Todo esto ha provocado un nuevo aumento de la deuda pública y déficit de comercio exterior. 
Al mismo tiempo la caída del nivel de vida causa un mayor descontento de los ciudadanos. 
En la UE y en EEUU están en huelga los agricultores, conductores, empleados de la industria aérea y de puertos marítimos. Siguen agravándose las crisis políticas: los Primeros Ministros de Bulgaria, Gran Bretaña, Italia y Estonia han perdido sus cargos en sólo seis meses. 
En las circunstáncias de dificultades económicas internas no está claro cuál será el resultado de las elecciones intermedias de noviembre al Congreso de EE.UU.
La congelación actual de gran parte de las reservas de oro y divisas internacionales rusas ha impulsado muchos países a reevaluar sus estrategias en este sector. 
A finales del primer trimestre de 2022 el volumen de las reservas internacionales globales cayó al 12,2% del PIB global: el nivel más bajo desde 2018.
En abril de 2022 el Banco de Israel anunció una nueva estrategia para la gestión de sus reservas que contempla la reducción de la proporción de dólar y euro. 
En junio de 2022 el Banco Popular de China en colaboración con el Banco de Pagos Internacionales anunció la creación de una reserva de  yuanes junto a Indonesia, Singapur, Malasia, Hong Kong y Chile. 
Cada uno de estos países contribuirá con 15.000 millones de yuanes. 
Además se estudia la creación de una moneda de reserva internacional basada en monedas nacionales de los países del grupo BRICS.
Se ha intensificado la venta de bonos de deuda pública estadounidense. Del 28 de febrero al 31 de mayo pasado China vendió los bonos por un valor de 74.000 millones de dólares: 7% del total. Arabia Saudí vende alrededor de 2.000 a 3.000 millones de dólares al mes. 
Brasil se deshace activamente de bonos: actualmente cuenta con el nivel más bajo desde 2011.
Indonesia ha «reciclado» alrededor del 20% de su cartera. 
Turquía prácticamente ha «puesto a cero» sus respectivas inversiones.
Aumenta la demanda de sustitución del dólar para realizar pagos a los socios comerciales, incluso mediante la conversión de las transacciones a otras monedas. 
En marzo fue publicada la noticia que Arabia Saudí y China negociaban el suministro de petróleo con pago en los yuanes. 
En julio el Banco Central de la India permitió utilizar rupia en pagos internacionales.
En la UE están aumentando las preocupaciones por la reducción significativa de las exportaciones energéticas rusas. 
En el contexto de la reducción del flujo de gas de «Nord Stream-1» a principios de julio el precio del gas natural superó los 1.800 dólares por mil metros cúbicos frente a los 420 dólares registrados a principios de julio de 2021. Mientras que en el mismo periodo las cotizaciones del petróleo crecieron más de un 40%. 
A fin de salvar las principales empresas energéticas y de servicios públicos, que están sufriendo pérdidas debido al aumento de los precios de la energía, se están tomando medidas para nacionalizarlas. 
Así pues a comienzos de julio Francia anunció su intención de nacionalizar EDF. 
A su vez Alemania tomará una participación del 30% en el gigante energético Uniper.
La escasez sin precedentes de materias primas y componentes agrava también la situación. 
Por ejemplo, una de cada seis plantas en Alemania importa componentes desde Rusia. Su dependencia del gas ruso es del 55%. 
Una hipotética interrupción del suministro detendrá casi por completo la fundición de acero: materia prima para docenas de sectores.
La segunda siderúrgica alemana Salzgitter y una siderúrgica bávara Lech-Stahlwerke ya tuvieron que detener temporalmente la producción cuando el precio del gas natural alcanzó su punto máximo. 
Las empresas automovilísticas (BMW, Audi, Porsche, Volkswagen, MAN) cancelan turnos de trabajo o cierran fábricas enteras: a principios de marzo BMW cerró una planta en el Reino Unido y dos más en Alemania. Según estimaciones de la Asociación Alemana de la Industria Química, si en este sector comiencen fallas por motivos de prohibición de las exportaciones de gas desde Rusia, la producción de sustancias químicas utilizadas en el 95% de los productos industriales bajará drásticamente. 
Como resultado toda la producción industrial de Alemania será paralizada.
Los productores de aluminio también se ven afectados por los altos costos de la electricidad. Alcoa Corp cerró su fábrica de aluminio San Ciprián (España) Norsk Hydro suspendió la producción en la planta Slovalco en Eslovaquia e informó de despidos masivos.
Rusia representa más del 40% del suministro global de paladio que es vital para producir catalizadores de automóviles y dispositivos electrónicos. 
La interrupción de estos suministros en el marco de los intentos del Occidente de excluir a Rusia del comercio global podría agravar la crisis de los semiconductores. 
Las posibles perturbaciones agudizarán la escasez de chips a nivel global, provocarán un aumento de gastos y precios de los bienes de alta tecnología. 
Las empresas extranjeras están preocupadas por los eventuales problemas con el suministro desde Rusia de yodo, fósforo rojo, óxido de molibdeno, tungsteno, titanio, neón (vital para fabricar láseres) así como óxidos e hidróxidos de litio: se utilizan en la fabricación de baterías para coches eléctricos.
Las compañías aéreas también resultaron bajo riesgo: el aumento significativo de los precios del combustible, la necesidad de sobrevolar el espacio aéreo ruso, que está cerrado a los países inamistosos (según la estimación del Ministerio de Transporte de Rusia del pasado marzo, los transportistas gastan hasta 37,5 millones de dólares extra semanales) así como la reducción de número de pasajeros – todo esto ha provocado grandes pérdidas financieras de las compañías aéreas: Finnair, en particular, registró pérdidas de unos 133 millones de euros en el primer semestre de 2022.
Las sanciones de la UE provocaron que grandes empresas logísticas como Maersk o Narag-Lloyd han dejado de enviar sus cargamentos a Rusia y almacenan los contenedores en los puertos europeos. 
Esto provoca retrasos, incertidumbre, significativas pérdidas financieras y, finalmente, afecta además las cadenas globales de suministro.
El deterioro de los niveles de vida se refleja en la demanda de los consumidores, especialmente la de bienes duraderos.
De este modo al final del primer semestre de 2022 las ventas de coches nuevos en el Reino Unido bajaron un 11,9%, en Alemania, que es el líder de la industria automovilística europea, – el 11%, en Francia – el 16,3% y en Italia –  el 22,7%. 
Millones de familias británicas se ven obligadas a reducir su consumo de carne y pescado debido a los elevados precios de los alimentos. 
Según el estudio de Kantar, publicado el 17 de julio, las ventas de pollo en el país cayeron un 9,7%, carne vacuna –  el 13,7%, cerdo – el 10,6%, cordero – el 23,7% y pescado – el 11,6%. Las autoridades de varias ciudades de Francia han empezado a repartir cupones y certificados para que sus  habitantes puedan pagar la comida. 
Si los precios siguen subiendo prometen volver a distribución de tales cupones.
Es evidente que la economía global, que aún se tambalea por los efectos de la pandemia del COVID-19, tardará mucho tiempo en salir de la actual zona de turbulencias. 
Según las estimaciones optimistas del FMI, a finales de 2022 el crecimiento del PIB global no superará el 3,2% (anteriormente 3,6%) y en 2023 – el 2,9% (anteriormente 3,6%).
Según los expertos del Fondo el posible cese de los suministros de gas ruso al resto de Europa y la ruptura de las tradicionales interconexiones comerciales en medio de la fragmentación de la economía global son los principales factores que podrían intensificar las tendencias negativas. 
A esta tendencia contribuirá también el endurecimiento de la política macroeconómica de los países Occidentales que intentan revertir la situación con un aumento drástico de las tasas de interés aplicadas por sus Bancos Centrales. 
Sin embargo, hasta ahora esta medida no ha dado resultados positivos significativos. Esto se confirma, en particular, por el hecho de que las mayores economías del mundo (EE.UU.) y de la UE (Alemania) ya fueron atrapadas por la recesión técnica al comienzo del segundo semestre de 2022.
Los políticos de los países occidentales se ven obligados a reconocer tanto los crecientes problemas económicos como el descenso del nivel de vida. 
Actualmente repiten lo mismo cada uno a su manera: la buena vida es cosa del pasado.
Como conclusión, de los datos exhaustivos antes mencionados y de las desgracias de sus ciudadanos, sólo les que por culpar, no a su propia decisión de imponer sanciones sin precedentes contra Rusia, sino al Kremlin y a Putin. Y esta falsedad se trata de mantener con la propaganda claramente mentirosa.

Autor

Daniel Ponce Alegre
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