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Llevamos, al menos desde que comenzó la “plandemia” y el gobierno globalitario de España comenzó a imponer su ideología a base de decretazos, permitiendo que se salten la ley a la torera. Poco importa que una nueva norma legal se ajuste o no a la Constitución vigente, poco importa que se vulneren, por la cara, principios fundamentales del orden constitucional, aquí, para socialistas, podemitas y toda esa caterva malsana -filoetarras, golpistas, separatistas y perroflautas en general- que los sostienen en el gobierno, vale todo con tal de ahogarnos con su ideología perversa.
Nos hemos convertido en el hazmerreir del mundo -colocan nuestra Bandera boca abajo tanto fuera como dentro de España, al Presidente del gobierno lo presentan como Presidente de la república- y nadie, al menos en las instancias de poder, pone el grito en el cielo y exige una reparación inmediata.
El concepto de Patria se está difuminando, sumido en un mar de separatismo e independentismo, hasta el punto de tener cada vez menos peso en el concierto de las Naciones; se limitan derechos fundamentales de forma arbitraria; los delincuentes, si son amigos o interesa por su rentabilidad política, son indultados; se prohíbe hablar en la lengua oficial del Estado; el hombre vale menos que la mujer; los animales tienen más derechos que las personas; los bosques arden impunemente por ese malsano ecologismo que nos está arruinando; se saltan a la torera las sentencias judiciales; se gobierna de acuerdo con los dictados de las minorías; se adoctrina a los más jóvenes, convirtiéndolos en seres manejables a los que se les compra la conciencia y el voto con las miserables treinta monedas, en este caso 400 euros que pagamos todos ; las exigencias globalitarias de la malvada agenda 2030, cambio climático incluido, se cumplen a marchas forzadas; se protege, de forma escandalosa, a los “okupas”; se tolera que nuestras ciudades se atesten de inmigrantes ilegales que campan por sus respetos; los chiringuitos de amigotes afines ideológicamente proliferan por doquier; el dinero público -ese que según aquella “lista” no es de nadie- se dilapida a manos llenas; etc., etc.
Por tanto, si se salta la Constitución a la torera, pese a tratarse de la norma legal suprema, qué no sucederá con la normativa de menor rango.
Pues lo mismo, y, en consecuencia, aquí y allá, en todos los restantes niveles de la administración -regional, provincial y local- cada cual obra según sus criterios, se ajusten o no a la normativa vigente.
El otro día en La Coruña, a esta socialista que tenemos como alcaldesa no se le ocurrió mejor idea que, en un alarde de estúpida originalidad inclusiva, pintar algunos pasos de cebra con los colores ideologizados del arco iris que todos sabemos muy bien el significado que poseen.
Poco le importa a esta señora que el artículo 168, apartado “C”, del vigente Reglamento General de Circulación, señale, taxativamente, al describir las marcas de paso para peatones que estarán formadas por “una serie de líneas de gran anchura, dispuestas sobre el pavimento de la calzada en bandas paralelas al eje de ésta y que forman un conjunto transversal a la calzada, indica un paso para peatones, donde los conductores de vehículos o animales deben dejarles paso. No podrán utilizarse líneas de otros colores que alternen con las blancas”; para ella, nada de esto cuenta ya que por encima de todo está la ideología de género y lgtbi patrocinada tanto por su partido como por sus socios -son los que la mantienen en el gobierno municipal- podemitas y bloqueros.
Supongo que a muchos y muchas -más de estas que de los otros- habrán aplaudido la ocurrencia y habrán corrido a estrenar, con una sonrisilla tonta dibujada en sus rostros, los nuevos pasos de cebra, incluso les habrán parecido muy guays e inclusivos, además de vistosos desde el punto de vista estético, sin embargo, ese no es el quid de la cuestión que no es otro que esta señora se ha pasado la legalidad por el arco del triunfo.
Cabe, en cualquier caso, formularse una pregunta habida cuenta de que la señalización de estos pasos de peatones obedece a una norma de carácter internacional, ¿qué sucederá el día en que un extranjero no reconozca estos colores como los correspondientes a un paso de cebra y atropelle a un peatón?, ¿quién responderá subsidiariamente de los costes del accidente? Sin duda será el Ayuntamiento, pero no se abonarán a cuenta del peculio de la alcaldesa o de su equipo, ni siquiera de los que se sientan representados por el significado de esas franjas multicolores y tampoco de los que ríen la gracia, lo pagaremos todos los coruñeses con nuestros impuestos.
Pero esto en La Coruña no es novedoso. En las ventanas de la parte posterior del rectorado de la Universidad -un edificio público-, situado en las dependencias de la antigua Real Maestranza de Artillería, campean sendas banderas del movimiento lgtbi a cuyos pies figura, grabada sobre la tela, la leyenda “Universidade da Coruña” lo que deja claro quien es el esponsorizador de la iniciativa y con el dinero de quien se han financiado.
Ya sabemos que se trata del símbolo externo de una ideología, sin embargo, ¿qué sucedería si en lugar de esas banderas o lo que sean, alguien colocase, siendo fiel a sus patrones ideológicos, la enseña de la Falange o, simplemente, la Nacional con el Aguila de San Juan a día de hoy fuera de uso que no ilegal? Simplemente, ardería Troya y se alzarían miles de voces condenando tan grave ofensa.
Cuando en 2019, los coruñeses tuvimos la oportunidad de deshacernos para siempre de la maldita “podemía”, representada en nuestra ciudad por la marea de agua sucia que la anegó en 2015, creímos que con esta alcaldesa llegaría la auténtica regeneración tras cuatro largos años de perniciosa oscuridad. Iba a ser, según ella misma proclamó, “la alcaldesa de todos los coruñeses”, incluso alguno de sus adláteres prometió solemnemente que todo volvería a como había sido siempre en La Coruña, promesa que se diluyó tras cobrar la primera nómina. De hecho, algunos creyeron que esta señora sería la fiel continuadora de la ingente labor realizada por el inolvidable Francisco Vázquez, sin embargo, que lejos estaban de la realidad.
Sometida a los caprichosos designios de los restos que todavía perviven de aquella malvada marea -aún mantiene seis concejales en el Ayuntamiento-, ha tolerado que su ideología siga gobernando desde las sombras, planeando sobre la ciudad como ave negra de malos augurios, inculcando sus preceptos ideológicos que tanto daño causaron a la ciudad hasta el punto de relegarla a un tercer plano en el concurso de las ciudades españolas.
Aquí, sigue imperando la política de género, la animalista, el falso ecologismo, las tendencias lgtbi y todo aquello que defiende la ultraizquierda y la pijoprogresía. No se utilizan detergentes para lavar las calles de la ciudad que presentan un estado de limpieza y de higiene lamentable; no se emplean herbicidas y así las malas hierbas crecen por doquier; no se usan productos capaces de acabar con las ratas y cucarachas ya que se consideran parte de la “fauna urbana”; las calles están pesimamente asfaltadas al contrario que sucede con los carriles bici cuyos usuarios, al igual que los de los patinetes, no pagan ni un euro de impuestos; no se ha vuelto a acometer una obra de importancia; cada vez son menos las plazas de aparcamiento y la circulación rodada se restringe a pasos agigantados; las terrazas de los bares se adueñan de las calles dificultando el paso de los peatones -lo que sucede en la avenida del Capitán Montoto es un flagrante ejemplo-; el gallego se ha convertido en el idioma oficial y casi único de la ciudad, desplazando al oficial del Estado; etc., etc. Todo es fiel reflejo de los designios de su partido –el socialista- y de sus socios de gobierno a nivel nacional y local.
La Coruña lleva casi ocho años navegando sin rumbo y, por tanto, carente de horizontes y va a costarnos mucho recuperar el tiempo perdido por el capricho de un montón de incompetentes y de los tontos útiles que los votaron que, en lugar de tener por objetivo el engrandecimiento de la ciudad, tan solo se guían por su agenda ideológica siguiendo, al pie de la letra, los dictados de sus amos.
Quedan escasamente nueve meses para las elecciones y La Coruña, si quiere entrar en la vía del progreso, si quiere deshacerse de remoras inútiles guiadas únicamente por una perniciosa ideología, es necesario que empiece por echar a esta señora y a sus adláteres del gobierno municipal. Es necesario que al Ayuntamiento vuelva gente seria, con peso específico y con vocación coruñesa. Lo demás será seguir por la misma senda.
Autor
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José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.
Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.
Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.
Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.
Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022
Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)
"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)
"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)
"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).
"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).
"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).
Otras publicaciones:
"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)
"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).
"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).
"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).
"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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