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Después de cuarenta y siete años arrojando todo tipo de injurias sobre su persona y de falsedades sobre su obra, producto de la inmundicia de sus mentes cainitas y de sus intereses bastardos, la figura de Franco, en sus tres dimensiones históricas –Generalísimo de la Victoria contra la bestia roja, Caudillo de la rectificación histórica de la nación española y Estadista de la paz y la prosperidad de España-, despierte cada vez más admiración y respeto entre los jóvenes españoles, que lejos del lavado de cerebro al que fueron sometidos sus padres, manifiestan con esa admiración y ese respeto que se les ha estado engañando. Advirtiendo, que tanto los planes de estudio como los medios de comunicación han sido cooperadores necesarios en ese engaño.

    ¿Qué comienzan a saber nuestros jóvenes?

    Pues, que Franco es una de las figuras más importantes y de mayor transcendencia de la Historia de España, de la de Europa y de la del mundo. La figura providencial con la que España se encontró en una de las encrucijadas más graves y determinantes de su historia, no sólo para dirimir militarmente la amenaza que se cernía contra España y Europa (“A Europa hay que tomarla por detrás, por la Península Ibérica”, Lenin), a la que venció e hizo cautiva, sino para realizar, bajo su mandato legítimo, dirección prudente y magisterio indiscutido e indiscutible, la gran revolución social y cultural que España no había podido lograr hasta ese momento. Así pues, Franco cumplió una función histórica que España entendió necesaria.

    Ahora bien, si esto es así, y ahí está la Historia que lo demuestra… ¿Cómo se entiende esta ofensiva abyecta y maliciosa contra su persona y su obra?, se preguntaran nuestros jóvenes sin saber qué responder.       

    El sacerdote Don Ángel Garralda, (1923-2022) en su obra “Francisco Franco, ¡gracias!”, expresa muy acertadamente la causa principalísima de ese ataque ejecutado con premeditación y alevosía con la que siempre actuaron y siguen actuando sus enemigos: “cuando arrancan tus monumentos con alevosía y nocturnidad, no eres tú el que sobras, sino la cruz que tú defendiste. Sobras tú, porque defendiste la Cruz de Cristo”.

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    Aquí, en apenas tres líneas, está todo explicado. Aunque de ello no se hayan enterado gran parte de los señores que se han venido sucediendo en la Conferencia Episcopal Española desde 1975, que así les ha ido, les va y seguirá yendo. Ahora bien, de esto que se ocupen los historiadores de la Iglesia, nosotros vayamos a lo nuestro.  

    Para empezar digamos cuál fue la significación que Franco dio a la Victoria del 1 de abril de 1939, acontecimiento que dio comienzo a todo lo que España realizó bajo su mando, dirección y magisterio.

    Franco no especula ni se entretiene en enfatizaciones literarias. Es un militar de profesión y oficio, y un hombre práctico e inteligente que comprende con clarividencia el significado y la causa de aquella Victoria, y el objetivo que ha determinado. 

º “La Victoria no es nuestra. Somos sus administradores. La ganaron los mártires y los héroes, y por ello hemos de conservarla cuidadosamente, teniendo siempre presente el espíritu de los caídos y extirpando de raíz la envidia, la murmuración, el recelo y los malquereres en la sociedad”. (Valencia, 4 de mayo de 1939)
º “No hemos triunfado para volver al Poder a los burlados en los viejos comicios, para imponer a una clase determinada; hemos realizado el Movimiento Nacional por España y para los españoles, sin distinción de clases, y a estos los valoramos por el esfuerzo de sus músculos, por sus manos encallecidas y por las vigilias de sus estudios”· (Inauguración del Pantano de S. Bartolomé en Egea de los Caballeros, 2 de junio de 1942).

    Conseguida la Paz, España inició su proyecto histórico, primeramente en el contexto del fragor de la II Guerra Mundial y de su consiguiente posguerra, y siempre en el punto de mira de las insidias de sus enemigos, orquestada por los confundidos. Y estas dos circunstancias determinaron y siguen determinando en buena medida la visión que se sigue sosteniendo sobre Franco y su Obra.

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    Una Obra que se construye sobre el sentido cristiano de la existencia, porque el cristianismo no mortifica al hombre, sino que exalta sus más nobles virtudes. Sobre la cultura, que es un tema central para la vida de las naciones, y que es ante todo un interés por el hombre como modo de existir y de ser, porque la cultura debe conducir a la verdad de las cosas, de la historia y de la vida. Y del progreso económico, que es un elemento imprescindible en la vida de las naciones para alcanzar el bien común,  

    Por eso, por la calidad sobresaliente de su persona y por la importancia trascendente de su Obra, a lo último que me remito es a lo que nos dice el Señor, que perfectamente podemos y debemos aplicar a Franco… “Si el mundo os odia, sabed que a mí me odió primero. Si fuerais del mundo, la gente del mundo os amaría como ama a los suyos. Pero yo os escogí de entre los que son del mundo, y por eso el mundo os odia, porque ya no sois del mundo” (Jn 15:18-19).

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Pablo Gasco de la Rocha