22/11/2024 03:16
Getting your Trinity Audio player ready...

Reproduzco hoy un artículo que publiqué en abril del 2004, nada más llegar a la Moncloa el socialista Rodríguez Zapatero y tras haber «visto» la gran manipulación del 11-M de Rubalcaba para ganar las elecciones de aquel año… (y no era aquella vez la primera que les recordaba a las derechas cobardes, o acomodaticias, lo de Daladier y Chamberlain y lo del general MacHarthur, pues ya lo había escrito antes cuando murió el alcalde Tierno Galván y corrió por Madrid la anécdota de aquella Señora del Barrio de Salamanca que volvía de decirle adiós al cadáver del viejo profesor y se tropezó con otra Señora de su rango de abrigo de visón.

— Hola, Paquita ¿de dónde vienes tan temprano?

— ¡Ay, hija mía, de decirle adiós a Don Enrique, el profesor…Ha sido divino!

— ¿Mucha gente?…

— ¿Mucha gente?… 8 horas de cola, desde las 2 de la madrugada.

— ¡Qué barbaridad!

— SÍ, PERO NI LA MITAD DE CUANDO FRANCO»

O sea, que le daba igual que fuese Franco que fuese el socialista-marxista… ¡Esa es la Derecha española!… ¡Esa es la «derechita cobarde» que vota al PP del gran cobarde señor Casado!… ¡Esa es la Derecha que sigue creyendo que al final siempre llega el «milagro salvador» que lo arregla todo y les devuelve el visón!… Pues, me parece que esta vez no llegará ningún general a caballo, porque ya, aunque llegue… será ¡DEMASIADO TARDE!

Ahora pasen y lean:

 

«TODAVÍA NO» O

«DEMASIADO TARDE»

Lo siento, pero por más que trato de entender la política que está siguiendo el Presidente Sánchez con Cataluña más se me vienen a la cabeza («Memoria Histórica») los nombres de Edouard Daladier y Neville Chamberlain, los Primeros Ministros de Francia y el Reino Unido que tuvieron que lidiar con el Hitler más ambicioso y prepotente. Como ya he escrito en otras ocasiones aquellos pobres diablos se pasaron dos años (1937-1939) intentando aplacar a la fiera con el diálogo, reuniones y concesiones, convencidos de que podían frenar al «ogro» con palabras y «regalitos»… y así le permitieron que se «comiera» primero Austria (12-3-1938) y luego «Los Sudetes», la región más rica de Checoslovaquia (1-10-1938). Todo con tal de evitar la guerra y cuando acordaron las 200 divisiones nazis y 1800 carros de combate ya estaban desfilando por Bruselas y París, habían hecho una carnicería en Dunkerque y 1000 aviones bombardeaban Londres (y ellos ya habían sido arrojados del Gobierno).

Fue el gran fracaso de la vía del diálogo y las «componendas» de despacho, porque los hechos demostraron que ante un loco las palabras son papel mojado…¿Y quién pagó el pato de aquella política suicida?. Europa y el mundo entero, tras una guerra salvaje de casi 6 años y miles de millones de muertos. Todo por no haberle parado los pies a tiempo cuando todavía estaba en la fase de las palabras y amenazas, en la que están todavía el huido Puigdemont, la marioneta Torra y los suyos y sabiendo que no se van a conformar con palabras y reuniones y que a la postre habrá que emplear las fuerzas del Estado de Derecho que al día de hoy es España y que cuanto más se tarde más rotunda tendrá que ser la respuesta.

LEER MÁS:  La soledad del Rey (Miguel de Unamuno). Por Julio Merino

Pero, si el Presidente Sánchez no tiene bastante con el recuerdo de aquellos Primeros Ministros de Francia y el Reino Unido hoy quiero ponerle sobre la mesa al general MacArthur, el militar más condecorado de los Estados Unidos y el Comandante en Jefe de los aliados que ganó la guerra del Pacífico. Porque fue él quien vio antes que nadie lo que ambicionaba el Japón, aliado ya de Hitler y Mussolini, y alertó de lo que se avecinaba y podía suceder si no se les paraba los pies a los nipones antes de que fuera tarde. Nadie le hizo caso y un día se encontraron, por sorpresa, con el bombardeo de Pearl Harbor.

Según diría más tarde en uno de sus discursos de despedida de la vida militar, cuando fue cesado por el mediocre Truman (el Presidente que autorizó las Bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki). Al parecer mucho antes del ataque a Pearl Harbor (7-12-1941), en cuanto cayó Francia (25-6- 1940) e Inglaterra se tambaleaba, MacArthur se fue a ver al Presidente, por esas fechas Roosevelt, y en resumen vino a decirle: «Señor Presidente, Europa ha caído y Hitler ya está en París. Creo que ha llegado nuestra hora. Japón nos puede atacar en cualquier momento…» / » Hombre, general, antes, al menos, tendrán que declararnos la guerra» / » Se equivoca, Presidente, además ya lo han hecho, el Primer Ministro lo ha dicho bien claro, «El Pacífico será para nosotros»… y me consta que han intensificado al máximo su producción de barcos y armas…y además las victorias de Hitler les ha envalentonado, no se olvide que son aliados, Alemania, Italia y Japón» / «General, yo le aseguro que no se atreverán, porque saben que somos más fuertes»…/ «O hemos sido, señor Presidente, porque ahora mismo, según mis informaciones, ya tienen más portaviones y más acorazados que Estados Unidos, y esas naves serán decisivas en una guerra eminentemente marina, como será ésta»/ » Pero, general, si no tienen petróleo, si se lo estamos vendiendo nosotros»/ «Lo sé, pero usted sabe que en el Pacífico sí lo hay y le aseguro que eso será lo primero que hagan, asegurarse el petróleo»/ «Está bien, amigo DOU (Douglas),le agradezco sus consejos y los tendré en cuenta… aunque permítame que le diga una cosa: los Estados Unidos no declararán una guerra, ninguna, antes de ser atacados» / «Pues, ya sabe lo de los romanos: si quieres la paz, prepara la guerra»/ «Está bien, está bien, general…no crea que en la Casa Blanca no estamos algunos que pensamos»…

Y cuando ya salía, según sus propias palabras, le dijo: «Fran (Franklin), pero no olvides que las guerras se ganan o se pierden por dos palabras:

TODAVÍA NO o DEMASIADO TARDE. Cuando un general se dice a sí mismo «todavía no, podemos esperar a mañana (lo que hizo Napoleón en Waterloo) y deja la iniciativa al enemigo puede encontrarse con el demasiado tarde de la derrota, por no haber atacado a tiempo».

LEER MÁS:  El lenguaje de Hitler (1). Por Julio Merino

Señor Sánchez, en esas se encuentra usted, entre el «todavía no» o en el «demasiado tarde». ¿O es que cree que el huido Puigdemont y los suyos no van a aprovechar el tiempo que les dé para conquistar más gente en Cataluña y más apoyos en Europa para la independencia? Hoy son 2 millones, mañana, y antes si no se reprime la apología del independentismo y eso de la República catalana, pueden ser 5. ¿Y entonces qué?

 

Y en esas se encuentran ustedes, señores de la «derechita cobarde» y los que buscan ansiosos esconderse en el Centro, esperando que llegue el general Pavía montado en su caballo para sacarles de sus miedos. Sucedió entonces. Sucedió en 1923. Sucedió en 1936. Sucedió en 1981… pero aquello pasó a la Historia y hoy estamos en otra España. Sin embargo, y es lo que vuestra ceguera os impide ver, hoy está más presente que entonces y que nunca el comunismo, el comunismo que viene para quedarse. Así que si queréis defender vuestras ideas, vuestros principios, vuestras familias, vuestros bienes y la España en la que habéis nacido ya podéis salir a la calle a luchar por vuestra propia existencia… y no quejaros tanto ni larguéis tanto en los bares, o en las oficinas, escribáis tantos artículos de protesta, ni habléis tanto de la Constitución, ni del Estado de Derecho… porque todo eso es ya Historia. Ahora las cosas están claras: o ellos o vosotros… y no me incluyo porque yo ya estoy fuera de servicio. Adeu España.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.