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El 18 de julio de 1936, tuvo lugar el alzamiento militar en España, teniendo  como principal génesis y motivo; el genocidio que se estaba perpetrando contra los españoles;  a través de la mano ejecutora, de un hibrido siniestro y criminal formado  por la Komintern Soviética y la Masoneria, su  nombre: Frente Popular.

Había que frenar la escalada asesina y en eso estaban de acuerdo un grupo de Generales, todos ellos con una unidad de propósito; salvar España.

Pero; el primero de abril de 1939; se empezó a ver la luz de un nuevo horizonte para España y en adelante la ardua y sacrosanta tarea de su reconstrucción y de la atención a todas las víctimas de la contienda, para  que volvieran a recuperar la dignidad de persona humana.

El caso es que España, ya estaba “salvada” de las hordas rojas y había que reconstruirla y volver a ganarse el respeto y la confianza de los países extranjeros; entre ellos Inglaterra, cuna de la Masoneria y Francia nuestro eterno enemigo secular.

Pues bien; es a partir de aquí, cuando el Caudillo debió entonar la oración “Señor líbrame de mis enemigos y protégeme de mis amigos”.

Un grupo formado entre otros, por los mismos, que secundaron el levantamiento; y representando a “quien no se quedó para verlo”, iniciaron las traiciones y conspiraciones contra el Caudillo.

El pueblo español, viene acostumbrándose a las fugas reales, en momentos en los que España ha estado en trance de muerte. Y por otra parte, es costumbre ancestral, que las derechas sean capaces de pactar con el mismísimo Lucifer, por un palmo más de poder.

Me refiero en consecuencia, a las conspiraciones contra el Caudillo y su régimen,  que tuvieron lugar en España y protagonizadas, repito por ilustres militares, de lo más granado que nos ha dado España.

Los hechos sucedieron en un largo tiempo de nuestra historia; de la historia de España, de la España convulsa, casi epiléptica, que no sabe quién es, de donde viene y hacia dónde va; pero su mayor virulencia la tuvo entre los años 1940, en adelante; es decir un año después de acabado el enfrentamiento bélico.

A partir de la fecha, un grupo que decía hablar en nombre de la mayoría; cuando en realidad quería decir “mis doce amigos y yo”, articularon las correspondientes maquinaciones, con el fin de perseguir y conseguir la restauración Monárquica.

Entre ellos se encontraban como arquitectos intelectuales; los  Generales: Kindelán (lugarteniente de Juan de Borbón) Orgaz, Dávila, Aranda, etc. Carlistas como Fal Conde, o el  mismo  Alfonso de Orleans y Borbón,  y como no; Juan III de Borbón, como lo llamaban los monárquicos.

Resulta sorprendente, como personas de ideas o creencias, claramente de orden, que lucharon algunos en la España nacional; se prestaran a tales conspiraciones deleznables, contra quien fue Norte y guía de España, en su trágica singladura; y que los mismos fueran capaces de basar su acción en una operación perfectamente articulada contra nuestro Caudillo, teniendo la misma como lema “con Franco, sin Franco o contra Franco”.

  Un episodio más, de vergüenza a la que nos tienen acostumbrados esa “especie”, llamada políticos.

El mismísimo Gil Robles, candidato a tiro en la nuca antes que  Calvo Sotelo y que la fortuna lo libro de tal suerte, por estar ausente de su domicilio; llego a proponer pactar con las izquierdas contra Franco; cuando digo izquierdas me refiero nada más y nada menos que a la UGT y a  la CNT; sindicatos estos, con cuyas siglas se inauguraron chekas de tortura y exterminio de personas decentes.

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Mientras tanto en Estoril, (Portugal), Juan de Borbón, iniciaba un interminable intercambio epistolar, modelo de verborrea ditirámbica,  con lo más granado del Ejercito, los intelectuales y políticos; con el fin de acabar con el régimen de Franco, y apartar al Caudillo del ámbito público, otorgándole algún cargo representativo, reconociéndole su gran labor en la Santa Cruzada y “a otra cosa mariposa”.

Ya no se acordaban de lo que sucedió años antes, cuando España era el mismísimo infierno rojo, ni se acordaban de quien se jugó la vida y puso la misma al servicio de la Patria. Es curioso, leer, como en determinadas cartas, la  Monarquía exiliada  se refería al pueblo llano como “el vulgo”; a diferencia del Caudillo, que lo hacía con el nombre de “El Pueblo Español”. 

En una de las cartas, del General Kindelán, puede leerse, como hace la siguiente reflexión; “El Rey Alfonso XIII, se exilió de España por la acción de una minoría”.

 ¿Pues si era una minoría, porque no se quedó a defender la unidad e integridad  de España a sangre y fuego?

He aquí algunas “perlas”, epistolares del contubernio que se dio en denominarse “Junta de Acción Monárquica”:

Hay que prever, aunque nos duela, la eventualidad de tener que derrocar al régimen por la fuerza, restaurando la Monarquía por el modo que fueron instauradas cuantos regímenes perduraron en el mundo”

“¿Es licito y está justificado el empleo de la violencia? Si, por reunirse en este caso dos condiciones necesarias y suficientes para ello: necesidad apremiante y aspiración razonable colectiva”

“Hay que instaurar en la mente de los españoles la Monarquía”.

“Ha llegado el momento, en que España sea regida como un pueblo civilizado”

“Es preciso situar embajadores, o sea agentes oficiosos en: Inglaterra, Estados Unidos, Francia, y el Vaticano”.

“Hay que inyectar a la masa amorfa y tibia inyecciones de fe, que la hagan reaccionar”.

“En el tercer grupo están comprendidos: Un golpe de Estado; un levantamiento Nacional, una subversión militar, una presión colectiva de los mandos y un aislamiento del régimen de Franco por desdeñosa hostilidad del país”

“Golpe de Estado; si S.M lo desea, puede hacerse”

“En lo demás somos transigentes y admitimos incluso, para el porvenir, la intervención de las izquierdas en un Gobierno Monárquico”.

“La juventud, al menos algún sector de ella comienza a reaccionar bravamente, quizá movida, inicialmente por el sentimiento de repudio al régimen de Franco”.

“Solo me resta despedirme de Ud, con el afecto de siempre y desearle grandes éxitos estratégicos y tácticos en sus movimientos envolventes contra el régimen (de Franco), para ganar la incruenta batalla de la Restauración”.

“La inteligencia de Franco es corriente, más bien le corresponde el dictado de listo o vivo que el de inteligente”.

“La preparación de un golpe de estado cívico-militar o un pronunciamiento y organizar un gobierno monárquico clandestino y lanzarnos al a franca rebeldía”.

“Presentan los monárquicos un escrito a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Salta la noticia de unas entrevistas de don José Maria Gil Robles con don Indalecio Prieto.”

“Ahora bien; si con las naciones poderosas anhelantes de la caída de Franco, si con vascos, catalanes y fuerzas socialistas y obreras deseando lo mismo, si con las derechas españolas a nuestro lado no logramos expulsar al tirano y traer al Rey al trono, no tenemos perdón de Dios”.

De todas estas perlas, la más repugnante es esta última. En ella se refleja lo que fue, ha sido y sera, el problema endémico de España.

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Se habla de espías, golpes de estado, levantamientos, se insulta la figura del Caudillo, tienen la poca vergüenza de hablar de valor y de amor a España cuando “toman las de Villadiego”, en cuanto las cosas se ponen recias, eso sí; siempre van a dar con sus huesos  en zonas costeras ¿Por qué extraña razón?.

La denominada “Junta de Acción Monárquica”, no fue otra cosa que una agrupación clandestina  y secreta, parecida a la Masoneria. Una pergeñada organización con una unidad de propósito: acabar con Franco y su régimen y volver a instaurar esa figura de poder real, que llama “vulgo” al pueblo y se considera la entidad que más ama a España, aunque para ello tenga que conceder licencias a criminales, rojos, terroristas, y cualesquiera elementos que profesan reconocido odio a España.

Lo más lamentable es que desde la fecha que hablamos, hasta hoy, las cosas no han cambiado en exceso.  El Estado español tiene la misma forma política, y se dan casos si no parecidos mucho peores:

-Compartir asiento con terroristas en la sede de la soberanía popular.

-Dedicar millones  de euros a Ministerios estériles.

-Pactar con el mismo Satanás.

-Desarmar prácticamente a las FFCCSS

-Animar con la pasividad, a los delincuentes en sus prácticas criminales, siendo “alojados” en instalaciones que ellos llaman cárceles.

Y un interminable etc..

Mismo país; España, siglo distinto, misma forma de actuar, e  idéntico resultado.

 

Me remito a la frase que escuche en una ocasión a un anciano:

“¿y para esto hemos ganado una guerra?

 

Autor

Andrés Céspedes Ruíz
Andrés Céspedes Ruíz
Andrés Céspedes Ruiz, es Graduado en Gestión y Derecho de la Seguridad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Director y Jefe de Seguridad acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Es así mismo, Perito Judicial en Seguridad Privada e investigación de incendios y Docente de Formacion de seguridad privada, acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Mecánico Armero y Especialista en Armamento y Tiro. Director del Centro de Formacion Onboard Security Academy. Presidente de la "Red Internacional de Profesionales En Seguridad” en 2022, compuesta por veintidós  países. Conferencista Internacional. Presidente de "El Foro" de Agentes de Seguridad Privada de Hispano América. Ostenta el Galardón Internacional a la Excelencia, por el trabajo, dedicación y compromiso, en pro del conocimiento y capacitación de los Agentes de Seguridad Privada de Hispanoamérica. Asesor de Seguridad para diversas entidades públicas y privadas de Costa Rica. Instructor de Defensa Personal Integral. Tiene en su haber más de treinta años de experiencia en seguridad privada desde la escala más básica hasta la alta dirección en seguridad. Director del programa  sobre seguridad, "Zona Protegida", de ÑTV. Caballero de honor de la F.N.F.F.