22/11/2024 00:34
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Hoy no escribo de política. Asqueado tras la sesión del Congreso de hoy donde se ha ¿ debatido ? la denominada Ley Celaa y flotando en el aire la alianza del Sr. Sanchez con los representantes de tanta infamia y horror – los proetarras de Bildu – vuelvo la vista atrás al campo del honor. Allí donde todavía quedan hombres de bien, lejos de la chusma y bazofia que domina la política española con la honrosa excepción de tan sólo unos pocos. 

Vuelvo a mayo de 1999 , a la República Sprska, en Bosnia i Herzegovina, donde me encontraba al mando del 2º Batallón de Desembarco del Tercio de Armada, y al recuerdo de la bonhomía de aquellos hombres que tuve el honor de mandar. Es sin duda un ejercicio de saneamiento de mi intelecto personal, una terapia que me saque del asco y repugnancia que me produce todo cuanto veo en la política presente. Vuelvo siquiera a la nostalgia del ambiente de la España honrada y valiente que nunca morirá.

 

Fue en abril de 1999 cuando el Grupo Táctico ( GT ) “Albacete Fuster” , una organización operativa basada en el 2º Bon del Tercio de Armada, encuadrado en la Brigada Almogávares, desplegó en la zona sureste de Bosnia i Herzegovina. En ese momento se encontraba en pleno apogeo la campaña que la OTAN había emprendido contra Serbia por el conflicto en Kosovo. La situación era tremendamente confusa. Así, se hablaba de la inminencia de la campaña terrestre que seguiría a la aérea en curso. Por otro lado eran obvias las tensiones existentes dentro del propio ejército bosnio serbio ( VRS ) donde había partidarios de sumarse a la causa de sus hermanos serbios a la par que el ejército serbio ( VJ ) tomaba precauciones ante la posibilidad de que la OTAN decidiera emplear a sus fuerzas desplegadas en Bosnia en la inminente campaña terrestre que se avecinaba. Esto no era cierto pero la incertidumbre de la situación conllevó a que el GT se viera obligado a desarrollar acciones de control del territorio, acciones tácticas muy diferentes a las llevadas a cabo hasta ese momento. Los temores y preocupaciones que el ejército serbio intuía se materializaron ocupando puestos fronterizos – antes desocupados – y desplegando  fuerzas en aquellos puntos, a su juicio, susceptibles de ser utilizados como vías o avenidas de aproximación hacia su territorio. Uno de estos puntos se encontraba en el límite de la frontera sudeste de Bosnia con Montenegro y Croacia, precisamente dentro de la zona de acción del Grupo táctico de Infantería de Marina bajo mi mando.

En esos momentos la misión principal que se le encomendó al GT fue la de la vigilancia intensiva de la frontera. Fue entonces cuando una patrulla propia topó, inopinadamente, con efectivos del ejército serbio dentro del territorio de la República de BiH. No es objeto de este relato el describir las acciones que tuvieron lugar entonces para desalojar a las unidades de dicho ejercito de dicha zona y obligarles a replegarse detrás de la frontera, operación exitosa y que fue objeto de felicitación por parte del General Sierra que mandaba la Brigada española y del General francés Schwerdoffer que mandaba la División. Sí que lo es el relatar la acción de una pequeña patrulla de cuatro hombres del GT , pertenecientes al equipo de la unidad de operaciones especiales del mismo.

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En efecto, obligada la unidad del ejército serbio a replegarse a posiciones al este de la frontera , el mando de la División decidió confirmar con exactitud este hecho y contrastarlo con la información en su poder, captada por otros medios de inteligencia. En concreto,  se me ordenó infiltrar una patrulla tras las lineas serbias y obtener información de primera mano sobre la entidad de la unidad allí desplegada, las características de sus posiciones y actitud.

Esta operación se denominó Operación “Buho” y las ordenes a ejecutar fueron las siguientes :

Confirmar que los elementos del ejército serbio se habían replegado al este de la frontera.
Determinar la entidad de la unidad allí presente , acciones en curso y actitud.

En definitiva , acciones que implicaban el infiltrarse entre el despliegue serbio sin ser detectados, ocupar dos observatorios , informar y a la orden replegarse para proceder a su extracción sin ser detectados.

 

No era una operación sencilla por la actitud , en esos momentos, del ejército serbio sometido en su territorio a un durísimo castigo y desconfiado de lo que podía acontecer en la zona,  pero , además, era una acción que podía acarrear unas gravísimas repercusiones políticas , caso de ser descubierta la operación y aún más en el caso de ser atacados o hechos prisioneros, lo que ,dadas las características de la misma , entraba de lleno dentro de lo posible. El General Schwerdoffer, mando de la División, dudó si asignar esta misión a nuestra unidad o en su caso traer unidades especiales  francesas de la propia División. Ante la firme postura del mando español a que de ninguna manera admitiríamos algo así aceptó y supongo que cruzando los dedos recuerdo que me dijo : “ Chicharro c,est a vous, allez”. No tengo duda que un factor importante para su decisión era que todavía no salía del asombro que le había causado como el día anterior infantes de marina españoles habían obligado a los serbios a retirarse de las posiciones que habían ocupado.

 

A las 1700 horas del 17 de mayo de 1999 y en cumplimiento de la orden al efecto cuatro hombres al mando de un sargento iniciaron su inserción aprovechando el despliegue propio – iban en un columna motorizada de la que en un momento determinado desembarcaron inopinadamente – y se infiltraron con el sigilo requerido sin ser detectados hasta llegar a ocupar los dos observatorios en las proximidades de la unidad serbia, objeto del reconocimiento.

Establecieron dos observatorios , “Buho 1” y “Buho 2” desde donde – siempre sin ser detectados – fueron testigos de lo que dicha unidad estaba haciendo. Así , pudieron confirmar que dicha unidad consistía en una sección de infantería reforzada con ametralladoras y cañones contracarro y que se estaban fortificando . Asistieron “in situ” a la organización de las posiciones, incluidas dos demoliciones que tuvieron lugar my cerca de su puesto y a todos los movimientos que se producían en las inmediaciones. Se encontraban a menos de 100 metros de los soldados serbios a quienes oían hablar perfectamente y fueron capaces de tomar con calmaras digitales una serie de fotografías de lo que estaban viendo.

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Era una acción repetida una y mil veces en adiestramientos previos pero esta vez era real y no es difícil imaginar lo que les hubiera sucedido caso de ser descubiertos. Nadie que no haya pasado por la misma situación sabe lo que se siente en su interior. Aislados del mundo, solos en la noche, aquellos soldados estaban llevando a cabo a la perfección lo que se les había ordenado. Llegado el momento y cuando se les ordenó, se replegaron de la misma forma que al inicio proporcionando al mando lo que se les había pedido.

 

Fue una acción perfectamente ejecutada y exitosa. Una entre otras muchas de las que pasan a la historia descritas en los diarios de operaciones y que , incluso , no llegan a conocimiento ni de los propios componentes de su unidad. En el transcurso de mi mando , en ese periodo, hubo otras , similares en riesgo y audacia, llevadas a cabo por otros hombres. Fuimos ametrallados en dos ocasiones sin bajas por nuestra parte y en otra acción cayó en acto de servicio un valiente sargento paracaidista afectado a mi Batallón.

 

Quiero recordar hoy aquí al sargento Villa, al cabo 1º Fidalgo y a los soldados Serrano y Calvo por su aportación a legado de la Infantería de Marina y de las fuerzas españolas. Años más tarde, el sargento Villa, ya teniente de infantería de marina, encontró la muerte, en acto de servicio al caer al mar en el intento de transbordar desde un helicóptero a un submarino sin que se pudiera recuperar su cuerpo. Un valiente oficial .

 

Hoy, desde el retiro consecuente a la edad no puedo por menos que recordando a estos hombres pensar en el sufrimiento y desasosiego que están sintiendo todos aquellos que aún en servicio activo ven impotentes como unos miserables se dedican a destrozar la patria por la que ellos se jugaron la vida tantas veces allende nuestras fronteras.  

Autor

General Chicharro
General Chicharro