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Se ha hablado mucho de que el ascenso político de Serrano se debió única y exclusivamente al hecho de ser cuñado de Franco… Nada más lejos de la realidad. Serrano se hizo “dueño” del aparato de gobierno de la España Nacional gracias a su portentosa inteligencia, su inmensa cultura y su experiencia política, muy superior a la de todos los mandos que rodeaban a Franco  e incluso del propio Franco. Tan es así que Franco delegó en él casi todo el Poder Civil y pudo dedicarse por completo a la conducción militar de la Guerra. Porque inmediatamente hizo la “Ley de la Administración Central del Estado”. Fruto de la cual salió el Primer Gobierno de Franco que se constituyó el 31 de Enero de 1938 en Burgos, donde meses atrás ya se había trasladado la Jefatura del Estado. En aquel Gobierno, que prácticamente lo formó Serrano, Franco quiso que él ocupase la Cartera del Ministerio del Interior (y no la de Orden Público, eso sería después al unificarse los dos ministerios en uno solo, el de Gobernación.) Y como Ministro de la Gobernación haría la ley de Prensa (que estaría en vigor hasta la “Ley Fraga” de 1966) el “Fuero del Trabajo”, crearía la agencia “EFE”, la ONCE y sobre todo la Dirección General de “Regiones devastadas”, o sea, que en sus manos quedó la política interior, la administración del Estado, la prensa y propaganda, el turismo, la beneficencia y la sanidad.

Y además los poderes de la Presidencia de la Junta Política del Partido Único, o sea el control de la Política Nacional. Fue entonces cuando empezaron a llamarle el “cuñadísimo” como “burla critica” al cargo de “Generalísimo” que había adoptado Franco.

Pocos meses después Alemania invadió Polonia (1- 9 -1939) y comenzó la II Guerra Mundial. La “Guerra relámpago” que hizo que la Wehrmacht entrase en París el 25-6-1940. Hitler era ya el amo de Europa… Y al Régimen de Franco se le planteó el problema más serio después de la Guerra Civil ya que Hitler planteó enseguida y casi exigió la incorporación de España al EJE con la intención de conquistar Gibraltar y cerrar el Mediterráneo a los Aliados.

Franco, intuyendo lo que iba a pasar tras el avance poderoso de las tropas alemanas, lo vio claro y ya el 13-9-1940, saltándose los formalismos ministeriales envió a su cuñado Serrano a Berlín para enterarse “in situ” de los planes y ambiciones del Führer.

Ocho veces se entrevistó Serrano con Hitler, incluyendo la entrevista de Hendaya en la que acompañó a Franco (23-10-1940). Cuatro en Berlín y tres en “El Nido del Águila”, en Berchtesgaden, en los Alpes Alemanes. Naturalmente, y por razones de espacio, no voy a referir los detalles de las entrevistas y los resultados políticos, pero si conviene aclarar la “patraña” que los enemigos políticos de Serrano se inventaron para tacharle de “nazi” y ser el máximo defensor de la entrada de España en la guerra. Y eso no es cierto. Serrano Suñer era y lo fue siempre “germanófilo” pero no “nazi”, y menos después de sus viajes a Berlín. Serrano era “germanófilo” porque era un estudioso y enamorado de los filósofos y pensadores alemanes (a los que leía muy bien en alemán)… Sí, Serrano admiraba al pueblo alemán, pero no a los “nazis”. Igual que Ortega. También conviene recordar, y esto sí que es importante, que fue Serrano, más que Franco, quien a la postre consiguió mantener a España fuera de la guerra. Bien claro quedó esto con las declaraciones del general Jodl y el mismísimo Hitler, que en su momento se silenciaron en España por indicación del propio Franco y que la mayoría de los historiadores no han querido resaltar. Pero que fueron fundamentales lo demuestran las palabras que les reproduzco: General Alfred Jodl, Jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht: “Nuestro tercer objetivo en el Oeste, el de llevar a España a nuestro lado  y crear la posibilidad de tomar Gibraltar, fracasó como consecuencia de la resistencia de los españoles, o más exactamente de su JESUÍTICO Ministro de Asuntos Exteriores Serrano Suñer” Recogido por Raymond Cartier: “Les secrets de la guerre dévoiles  par Nüremberg”, París.       Adolfo Hitler: “Franco, evidentemente consideraba que su intervención valía un precio elevado. Sin embargo, pienso que, a despecho del sabotaje sistemático de su cuñado JESUÍTICO, hubiese aceptado acompañarnos en nuestra empresa en condiciones razonables: la promesa de algún pedacito de Francia para la satisfacción de su orgullo, y un trozo substancial de Argelia para el interés material”. “El testamento político de Hitler”. Notas de sus diálogos y monólogos recogidos por Martín Bormann. Páginas 71 y 72. Lo transcrito corresponde al 10 de febrero de 1945.

Hay un momento cuando Franco despide a Serrano, que sale para la cita que ha impuesto Hitler en “El Nido del Águila” (18-11-1940), y tras la reunión con los Ministros Militares que había exigido (Varela, Vigón, y el Almirante Moreno), que le dice a Serrano: “Ramón, en tus manos llevas el futuro de España… y Serrano le responde: Paco, lo sé, y sabes que yo daría mi vida por España, pero también sabes por lo que me citan en Berchtesgaden. Lo sé, contesta Franco, pero lo que tú decidas allí será lo que yo decida aquí.”

Y hay otro hecho que los historiadores, todos, han silenciado, es la ultimísima entrevista que Serrano mantuvo con Hitler y que nunca quiso hacer pública en vida, aunque sí informó de ella a Franco.

Según Serrano:

– Querido Ministro – comenzó diciendo Hitler – le aseguro que esta noche no he podido dormir pensando en España. Sabe usted muy bien, por lo que hablamos ayer, que la toma de Gibraltar y el cierre del Mediterráneo para Inglaterra es fundamental para la marcha de la guerra. Y sabe usted que mis generales y las 186 divisiones que esperan me están presionando para pasar los Pirineos y llegar al Estrecho. Señor Ministro, yo el Führer de Alemania, tengo que tomar hoy mismo una decisión trascendental: dar la orden a mis ejércitos de que entren en España y tomen Gibraltar y eso es algo muy serio. Por eso he querido verle antes de su regreso. Sé – y aquí sacó su tono de voz más convincente – que usted es amigo sincero de Alemania, pero también sé que usted es por encima de todo un buen español, lo que le aplaudo, por lo tanto le ruego que responda a la pregunta que le voy a hacer con toda sinceridad.

– Führer le agradezco sus palabras porque son la verdad: soy amigo de Alemania pero soy por encima de todo español.

– Señor Serrano, lo sé y por eso le he convocado a esta reunión. Dígame señor Ministro, ¿qué haría de verdad el pueblo si mañana entran en España mis ejércitos?

– Führer, el pueblo español en este supuesto se echaría al monte sin pensarlo. Igual que ocurrió con Napoleón.

– ¿Y los amigos de Alemania?

– ¡También!– dije yo mirando fijamente al intérprete. Y no olvide lo que fue la guerra de España para el Emperador de los franceses

Hitler se quedo callado unos segundos que a mí me parecieron siglos y luego dijo:  – Señor Ministro, ya sé que la guerra de guerrillas la inventaron los españoles. Perdone, Señor Serrano, ¿Y usted qué haría si entran mis soldados en España?

 – Führer, yo me echaría al monte, como un español más.

Afortunadamente las últimas palabras de Serrano consiguieron que Hitler decidiera retrasar la intervención de España en la Guerra, aunque hubo que “conformarle” con el envió de la DIVISIÓN AZUL.

 

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Julio Merino. Periodista y miembro de la Real Academia de Córdoba

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.