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Reproduzco con placer, por el trabajo que me ha costado reunir los datos y contrastar nombres y fechas, el menú que el Rey Menelao y la Reina Helena de Esparta ofrecieron a los Príncipes de Troya Paris y Eneas, la primera noche de su llegada en visita de cortesía por el Egeo a Esparta.  Fue en aquella ocasión cuando en nombre de los Reyes, el señor Ministro de Relaciones Exteriores, hizo la presentación del menú de la cena y fue explicando a los visitantes plato a plato y las bebidas, los panes y los postres.

Tal cual la escribí para mi novela “Cuando los Dioses se hacen humanos”  reproduzco aquel menú.

 

Altezas, Príncipe Paris y Príncipe Eneas, amigos troyanos, por indicación de Sus Majestades tenemos el honor de servirles una cena típicamente espartana. El Rey Menelao ha querido que nuestros invitados conozcan lo que comemos los espartanos para mantener fuertes a nuestros hombres y nuestro pueblo. El menú que nuestro jefe de cocina ha preparado esta noche es el mejor símbolo de la alimentación de Esparta. Como verán son todos productos de la tierra y de nuestros mares, esas tierras fértiles y esplendorosas que cubren nuestros valles y montañas y esos mares llenos de vida que nos rodean. Pero antes de presentarles nuestros platos habrán observado que sobre la mesa está puesto ya el pan y observaréis que hay dos tipos de panes, el “sejucomiste”, un pan negro que se hace con harina de centeno no molida y cuya masa se rocía con la tinta del calamar, es el más dietético que puede comerse y está también el “chondrite”, que se hace con la harina flor del trigo. El comensal indistintamente puede comer uno u otro. También están puestos los vinos y como ven los hay tintos, blancos y rosados. Eso sí, todos aromatizados con canela o tomillo. Aquí les tengo que decir que el vino preferido por los espartanos es el tinto, porque según nuestros sabios el vino tinto tiene cualidades curativas que evitan las malas digestiones. Ahora, nuestras bellas y simpáticas servidoras van a ir sirviendo lo que consideramos primer plato, con una variedad casi infinita. Esta noche probarán nuestros invitados la “tarasnosalata”, que son huevas de pescado con patatas cocidas; la “tyropita”, un queso envuelto en pasta; las anchoas salazadas, la niña bonita de nuestros cocederos y la “pikilia”, un surtido de gambas, camarones, rodajas de tomate, aceitunas y tiras de queso de cabra. Después vendrán las sopas, de las cuales esta noche hemos seleccionado la “fasolada”, que es una sopa de frijoles, tomates, zanahorias, ajo y aceite puro de oliva. Aquí os debo recordar que a Esparta se la conoce como “tierras de olivos” y que el olivo es árbol sagrado en nuestra religión. También hemos querido que prueben la “avgolemomo”, una sopa de caldo de pollo, carne de ternera, langostinos y mero, huevos y arroz. Como plato fuerte podrán ver que hay también mucha De momento nos servirán una muestra de “keftedakia”, que no son otra cosa que albóndigas de carne fritas; la “musaca”, una mezcla de berenjenas y carne picada pasadas ligeramente por el fuego, la “pastoermá”, o sea cerdo adobado con especias y ajo. El “jyros”, una carne de jabalí asada con tomate y cebolla y por fin la estrella de nuestra gastronomía, la “kleftico”, un cordero asado en horno de barro a fuego lento, marinado en ajo, hierbas y limón. También nuestros postres son variadísimos, porque son una de las actividades de las mujeres espartanas y cada cual trata de hacer su mejor postre. Esta noche hemos querido que prueben nuestros amigos el “plakon” una galleta de harina de avena, con queso blanco y miel; el “euchylous”, un bizcocho de queso batido y pasado por el horno y rociado con vino blanco; el “bazyma”, una tarta hecha con harina, miel, higos secos y nueces; el “thyron”, una masa hecha con manteca, sesos, huevos y queso fresco, todo ello enrollado en hojas de higuera, cocido con caldo de ave o de cabrito y después frito en miel hirviente. Tras la comida los comensales pueden beber licores que los espartanos consideran como cosa propia y que se producen aprovechando la abundante variedad del marisco de nuestros mares. Concretamente es muy apreciado el “kalidokou”, que se obtiene de una mezcla de langosta, ostras, percebes, camarones, cigalas y almejas trituradas y servidas con nieve pura. Pues, amigos todos, ahora a comer.

 

Pero, la cena fue mucho más que la gastronomía, porque en cuanto los comensales comenzaron a comer surgió el tema político. El Príncipe Eneas rompió la tranquilidad con una pregunta que dirigió al Señor Ministro de Relaciones Exteriores.

 

Señor Ministro, hasta ahora todo lo que hemos visto y comido (sí señor, buena comida tienen ustedes) nos está gustando y creemos que Esparta está donde está por sus propios méritos. Pero hay una cosa que al menos a mí me gustaría saber, ¿cómo se gobierna Esparta? ¿Vive Esparta la Democracia griega?

¡Ah!, Príncipe Eneas, me agrada que esté Su Alteza interesado en saber cómo nos gobernamos, porque ese es uno de nuestros mayores Trataré de explicárselo lo más sencillo que pueda. Esparta es una Diarquía, o sea que tiene dos Reyes. Esto, seguramente, le llamará la atención, pero es la consecuencia de nuestros orígenes. Esparta se formó y se hizo grande gracias a dos dinastías históricas, descendientes de los dorios, los Agiadas y los Europóntidas, y desde tiempo inmemorial cada una de esas dinastías ha tenido su Rey.
¡Oh!, por Zeus, Señor Ministro, ¿y cómo pueden Reinar dos Reyes al mismo tiempo?
¡Ay!, querido Príncipe, porque los Reyes, como cualquier espartano, están al servicio del Estado y son servidores de la Patria, y dejando a un lado intereses particulares o de familia unen sus voluntades tanto en la Paz como en la Guerra. Además se complementan, pues uno de ellos se responsabiliza de los ejércitos y en caso de guerra es el General en Jefe y el otro se dedica más a organizar la vida social y económica. Pero, los Reyes están asesorados por el “Consejo de la Gerusía”, formado por 28 espartanos mayores de 60 años que son elegidos por la Asamblea de Ciudadanos de forma vitalicia, y entre sus prerrogativas está la de poder deponer a los Reyes si éstos no cumplen con su misión o pretenden saltarse las leyes. Luego está la “Apella” o sea una asamblea formada por los ciudadanos guerreros mayores de 30 años, llamados los “homoioi”, y entre sus poderes está la de poder elegir a los miembros del Consejo de los “Éforos”. La “Apella” es quien elege a los miembros de la Gerusía e incluso pueden pedir y exigir la deposición de los Reyes o de los servidores del Estado si pueden demostrar que se ha traicionado a la ley y por tanto ser juzgados por el delito de alta traición. Luego están los “Éforos” cuyo consejo está formada por 5 miembros, representantes cada uno de ellos de las cinco aldeas que constituyeron uniéndose la actual Esparta (Mesoa, Pitana, Limnas, Cinosura y Amiclas) y son quizás la fuerza más influyen- te de Esparta. Porque ellos tienen que vigilar el cumplimiento de las leyes y sobre todo la fortaleza de los espartanos, desde su nacimiento, y son ellos, los miembros del “eforado”, los que supervisan a todos los niños que nacen en Esparta recién salidos del vientre de las madres, y son ellos los que si encuentran algún defecto físico, alguna discapacidad o un cuerpo débil los que pueden mandar a los niños ser arrojados desde el Monte Además los “Éforos” tienen el encargo de custodiar, preservar y reservar las tradiciones y ellos son los que pueden convocar y presidir la Apella. Y todavía más, ellos son los vigilantes de los Reyes, que incluso en campaña tienen que ser acompañados por dos de ellos y ellos juzgan si el Rey ha dirigido bien o mal la batalla. Por ello los “Éforos” son elegidos para su cargo por un solo año, para evitar cualquier inclinación perjudicial para el Estado, por amistad, por familia o por soborno. Se les considera también como los guardianes de la “Gran Rhetra”, o sea la Ley suprema que rige Esparta.
¡Oh, Por Zeus y Atenea! Que complicada organización.
No, Príncipe Eneas, amigos, no es complicada y sí justa y compensadora. Como ven todos los pode- res del Estado están vigilados y al mismo tiempo son independientes, y todos los miembros de los consejos son elegidos desde y por la Asamblea de los “homoioi”, que son la verdadera piedra angular de Esparta, los soldados que han luchado en las guerras y han sobrevivido, con honor o casi siempre como héroes. Ellos, los hombres entre 30 y 60 años son los cimientos de nuestra Democracia.

 

Pero, en este caso la comida y los ricos platos que estaban degustando acabaron con la política y la cena terminó con un brindis por Esparta y sus Reyes, el Rey Menelao y la Reina Helena, y por Troya, el Rey Príamo y la Reina Hécuba.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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