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Siguiendo con la serie de la historia de los Borbones, el periodista y miembro de la Academia de Córdoba Julio Merino trae la historia de Fernando VI, hermano de Luis I que murió sin descendencia, y tuvo que asumir el trono de España como propio para evitar una nueva guerra de Sucesión.

Terminaba la vida de Luis I, el segundo de los Borbones españoles, en realidad el primero, porque su padre, Felipe V, había nacido francés y como Duque de Anjou había sido designado dictatorialmente por Luis XIV, Rey de Francia. «Y Luis I murió sin descendencia el 31 de agosto de 1724, a los 17 años de edad y dejando a España sin rey con el grave problema de la sucesión, que a punto estuvo de llevar, otra vez, a la guerra civil».

Porque al morir sin descendencia directa Luis la corona le corresponde a su hermano Fernando, ya que su padre, aunque vivía, había abdicado, y además estaba enfermo y con una inicial demencia senil… pero, ahí estaba la ambiciosa Isabel de Farnesio, la segunda mujer de Felipe V, que ya tiene cinco hijos y quiere la corona para uno de ellos, que, en un golpe de Estado palaciego, consigue, ilegalmente, que su marido, el Rey Felipe, renuncie a la abdicación y retome la corona… y claro eso divide a los Nobles y al pueblo, ya que unos se ponen de parte de Fernando, el hijo, que tiene todos los derechos, y otros de parte de la Reina y del regreso de Felipe.

                         Fernando VI y Bárbara de Braganza.

En resumen, que Felipe V vuelve a ser Rey y que a Fernando, para que no se enfade mucho, le hacen Príncipe de Asturias en una ceremonia fastuosa… y que la ambiciosa Isabel de Farnesio va a ser, en la práctica, la que gobierne España los próximos 22 años. O sea, que Fernando tuvo que esperar todos esos años para poder ser Rey…¡y que espera!, pues Doña Isabel le hace la vida imposible, bueno a él y a su mujer, Bárbara de Braganza, según algunos testimonios que quedaron para la historia: «La joven Bárbara era una mujer culta, de agradable carácter, dominadora de seis idiomas y gran amante de la música desde niña. A pesar de no ser muy agraciada debido a las marcas de viruela que quedaron en su cara a la temprana edad de los catorce años, y de su figura ciertamente voluminosa, cosa que fue a más según pasaron los años, lo compensaba con una personalidad encantadora».

Fernando y Bárbara se enamoraron profundamente y vivieron aislados de la Corte durante el reinado de Felipe V por voluntad de la madrastra del príncipe, la reina Isabel de Farnesio. En 1746 Fernando sube al trono de España y su esposa pasa a ocupar un importante papel en la Corte, especialmente como mediadora entre el rey de Portugal y su esposo. Es conocida la protección que concedió al famoso cantante italiano Carlo Broschi, más conocido por el nombre de «Farinelli», y por su afición a la música, pues tuvo por maestro de clave a Domenico Scarlatti desde 1721 hasta su muerte y «se sabe que tocó sus sonatas, que en su publicación fueron dedicadas a ella».

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Príncipe de Asturias

Durante la mayor parte de los veintidós años en que fue Príncipe de Asturias (1724-1746), Fernando y su esposa, la princesa portuguesa Bárbara de Braganza con quien se había casado en enero de 1728, vivieron aislados de la corte y con las visitas restringidas. La orden de 1733 de «esta especie de arresto domiciliario» de los príncipes, como la llamó el historiador Pedro Voltes, partió de la reina Isabel de Farnesio, que quería impedir que mantuvieran contactos con los grupos «casticistas» y «contestatarios» de la nobleza castellana y de la corte, que propugnaban una nueva abdicación de Felipe, cuya salud mental continuaba deteriorándose.

Así, el reglamento de la conducta del príncipe de Asturias aprobado en el verano de 1733 —poco después de la vuelta a Madrid de la corte después de deambular por Sevilla y otras poblaciones andaluzas durante los cinco años anteriores para intentar restablecer la salud mental y física del rey— determinaba que «don Fernando y doña Bárbara podrían ser visitados cada uno por sólo cuatro personas, cuyo nombre y cargo se indicaba. No podrían recibir a otros embajadores que los de Francia y Portugal. Los príncipes no debían comer en público ni salir de paseo ni ir a ningún templo o convento. (…) Se suprimió también la asistencia del príncipe al Consejo de Gobierno y todo despacho con él, y en especial cualquier trato con (el «primer ministro») Patiño y los ministros, y, en suma, toda visita suya a sus padres».

                                                                Retrato de Fernando VI.

¡Ay! pero el viejo Rey muere y automáticamente Fernando, Príncipe de Asturias desde hacía 22 años, es coronado Rey de España como Fernando VI… ¿Y qué es lo primero que hace el nuevo Rey? Vengarse de la ambiciosa Isabel de Farnesio. De momento, la arroja de Palacio y la «pobre» tiene que irse a vivir con la «pobre» duquesa de Osuna… y a los pocos meses la manda un poco más lejos: Al Palacio Real de la Granja, donde va a quedar recluida y sin poder relacionarse con la Corte… y la «pobre», claro está, antes de marchar al retiro, se queja y le escribe al Rey, su hijastro, pidiéndole una explicación: «Majestad, me gustaría saber si he faltado en algo para enmendarlo» ¡Ay!, pero la «Reina mandona», como la llamaban cuando tuvo el Poder, se había olvidado que Fernando era Borbón (y ya se sabe que «los Borbones ni olvidan ni perdonan») y se encuentra con esta respuesta: «Señora, lo que el Rey determina en sus Reinos no admite consulta de nadie antes de ser ejecutado y obedecido».

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Y así comenzó su Reinado, pero como el objetivo principal de esta serie no es analizar la política de Gobierno de los Reyes, sino ver cómo llegaron al Trono y cómo lo dejan o lo pierden, nos vamos al final de su corto reinado (sólo fue Rey 13 años).

Pero sí me complace recordar que en ese corto periodo tuvo la suerte de contar con dos de los políticos más valiosos del siglo: El marqués de la Ensenada y Don José de Carvajal y Lancaster… y los «ilustrados», entre ellos Jovellanos y Olavide… y como cosa curiosa que famosa fue la «Gran Redada» que autorizó para expulsar de España hasta el último GITANO. («Pragmática» del 28 de octubre de 1749. «Con el objetivo de lograr la extinción de la etnia gitana mediante el encarcelamiento y la separación de hombres y mujeres». Más de 10.000 gitanos fueron encarcelados…y en Europa más de 100.000).

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.