20/09/2024 18:29
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Es increíble…y dicen que la Historia no se repite. Pero, si leen este artículo se darán cuenta que estamos donde estábamos hace 40 años. Todavía no habían alcanzado el Poder los socialistas-marxistas (que aún no habían renunciado al marxismo) y ya brillaba por su ausencia la libertad de prensa. Incluso con una ley que la perseguía. O sea, lo mismo que ya está sucediendo hoy, aunque con más peligro todavía. Porque aquellos de la UCD eran unos “pardillos” en comparación con los Sánchez e Iglesias de hoy. Aquellos no sabían dónde iban y estos lo saben muy bien. Por tanto solo me queda decir lo que entonces (Dios ¡hace 40 años!): AQUÍ YACE LA LIBERTAD DE PRENSA

 

PUES sí, señores: nuestro dibujante ha dado esta vez en plena diana al hacer el dibujo que va en portada. Porque la verdad es que «la libertad de prensa ha muerto». Se la ha cargado la «Ley de Defensa de la Democracia» del señor Fernández Ordóñez.

A partir de ahora que nadie se llame a engaño. Sólo podrá escribirse de lo que quiera el Gobierno… so pena de tener que pasar algunas «temporadas» en Carabanchel. Pues, por mucho que traten de disfrazarla la nueva ley es una espada de Damocles peor que la peor «censura» del Régimen de Fran­co… ya que como «medida preventiva» no sólo te pueden cerrar una publicación, sino lo que es más grave: incautar las máquinas donde se haya impreso.

 

Con lo cual se confirma la tesis que vengo manteniendo desde hace unos meses: que «esto» (es decir, la Democracia del «Estado de las Autonomías») iba a desembocar en una verdadera «Dictadura democrática». O lo que es lo mismo: en una dictadura marxista… ¡aunque de momento, todavía, los marxistas permanezcan con el disfraz puesto! Pero, de aquí a la «situación objetiva» de Lenin, el padre del comunismo, ya sólo falta un tramo. El tramo que los marxistas necesitan caminar junto a los «demócratas de toda la vida» antes de «arrojarlos al cubo de la basura de la Historia» de Trosky.

 

Así que nadie de la derecha se rasgue las vestiduras por lo que estamos viendo ya en Televisión Española ni por lo que vamos a leer en la prensa «consensuada» a partir de ahora… ¡es lo que nos merecemos! Lo que nos merecemos cuantos no hemos sabido defender a España cuando aún se estaba a tiempo.

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Eso… cuando aún estábamos a tiempo.

 

Porque ya, como tantas veces he escrito, quizás sea «demasiado tarde».

 

La situación se nos ha ido a todos de la mano. Empezando por el Gobierno, siguiendo por los partidos políticos y terminando en los «poderes fácticos».

 

¿Es esto pesimismo?

 

Para quien conozca la historia de España y la «larga marcha de la conquista del poder por los comunistas», no.

 

Porque todos sabemos que «así» actúa el marxismo y «así» se llega a la recta final: a esa recta que siempre termina con la «muerte» de la libertad de expresión y por último la «insurrección armada».

 

Primero, se acusa a todos los que no «comulguen» con el sistema de libertades de »fachas», «involucionistas», catastrofistas y demás gaitas. Después, por las correas de transmisión que son las Centrales sindicales, se «deteriora» la situación laboral y se lleva a las empresas a la ruina. Luego, se siembra la división interna en la Iglesia, en el Ejército y en la Banca. A continuación se «defienden» las autonomías y se «ampara» con movimientos de masas el terrorismo «ideológico»… y ya al final se amordaza a la prensa, se pide un «gobierno de concentración» para entrar en los despachos del Poder y un día, de pronto se «salta» a la calle y se desborda la «legalidad vigente» en nombre del pueblo y de la mayoría.

 

Y cuando amanece ya no hay democracia, ya no hay policía, ya no hay Ejército, ya no hay Estado, ya no hay Monarquía… ¡y España ha dejado de existir!

 

Sí, confieso que ante lo que estoy viendo me siento pesimista. Porque lo que estoy viendo es lo que ya »vi» al estudiar detenidamente la vida »revolucionaria» de Lenin.

 

¡Exactamente igual!

 

Sí, aquí yace la libertad de Prensa: ¡la mató la Ley Fernández Ordóñez…! la mató el miedo de una clase privilegiada que creyó locamente en el sistema de libertades y en la moderación de un socialismo de »rostro europeo y socialdemócrata»!

 

¡Qué le vamos a hacer!

 

Así que, amigos míos, no pidáis a partir de hoy peras al olmo y guardaros vuestras protestas y vuestras «prudencias». Porque a partir de hoy sólo podrá decirse lo que el Gobierno crea que debe decirse… so pena de alquilar una habitación en Carabanchel.

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¡Ah, y los que no se atrevan a firmar sus artículos que se abstengan!

 

Que España necesita algo más que »prudencias».

 

Julio MERINO

 A nuestros lectores

 

Tal como anunciamos en nuestro número anterior hoy salimos a la calle con una «nueva imagen»: la imagen que nos han impuesto las circunstancias derivadas de la nueva «censura» que nos han traído los «dictadores democráticos». Nuevo formato, nuevas secciones, contenido más diverso y, sobre todo, más páginas. Queremos que el HERALDO sea a partir de ahora la revista de toda la familia… al menos de esos millones de familias que todavía sienten con orgullo el hecho de ser españoles. Dijimos un día que por España estábamos dispuestos a escribir aunque fuese sobre las piedras, pues bien… a pesar de todos los inconvenientes seguiremos diciendo siempre ¡la verdad aunque duela! Esperamos que quienes nos han alentado hasta ahora lo sigan haciendo y que entre todos sepamos corregir los defectos. Gracias a todos y gracias a «El Alcázar» por habernos imprimido el HERALDO en esta última etapa que ahora termina.

 

(Heraldo Español Nº 52, 29 de abril al 5 de mayo de 1981)

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.