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Revelaciones históricas de Don Sabino Fernández Campo, el General Armada y el Teniente General Miláns de Bosch
Hoy, 23 de febrero de 2021, hace exactamente 40 años que se produjo lo que a la Historia pasó como el «23-F» y por tanto es buena fecha para, una vez por todas, decir lo que «aquello» significó y sacar del armario lo que por prudencia (unas veces), por no causar perjuicios a terceros (otras), por miedo a represalias (las más) o por ser tachado de falta de pruebas HE CALLADO hasta ahora.
Pero, tal vez en «artículo mortis», (creo que a mis 81 años, dos infartos superados y un solo pulmón, ya poco pueden importarme las represalias o el que se me acuse de falta de pruebas) ha llegado la hora de decir, mejor dicho, de contar, lo que me contaron tres personas (y personajes de la tragicomedia) sobre el «23-F»: el general Armada, el teniente general Miláns del Bosch y el Secretario de la Casa Real, D. Sabino Fernández Campo.
Por tanto, este «recordatorio» no va a ser un estudio más de lo que fue el «23-F», ni una rectificación de lo que escribieron y siguen escribiendo otros (yo mismo he publicado más de 1.200 páginas) no, hoy, insisto, me voy a limitar a contar lo que me contaron a mí las personas que he citado… y me importan un bledo las pruebas, estando como estoy ya a las puertas del Juicio definitivo.
Esto fue lo que me dijeron y esto es lo que transcribo para la Historia.
“El Rey me pidió en Baqueira que hiciera algo para acabar con Suárez y reconducir la Democracia”
General Armada
“El 13 de febrero el Rey autorizó, según me dijo él mismo, la toma del Congreso”
Sabino Fernández Campo
“Jaime, el Rey me traicionó”, fueron las primera palabras que me dijo Armada al vernos en Alcalá Meco… “y tú nos traicionaste a todos”, fue mi respuesta.
Teniente General Miláns del Bosch
Algunas cosas, es verdad, ya las conté en mis libros («Jaque al Rey», «Las vísperas del 23-F» y «Tejero, 25 años después») y en algunos artículos, otras las voy a contar ahora por primerísima vez y sin miedos.
Algunos dirán que me las invento, me da igual, yo sé que lo que digo fue lo que me dijeron. Y punto.
Así que, dicho esto, vayamos al «Recordatorio», mi «Recordatorio»
Palabras del general Armada:
Con Don Alfonso Armada Comyn sólo pude hablar dos veces. Una, la primera, en la prisión de Alcalá de Henares el lunes 9 de marzo de 1981, (algunos días después de haberse publicado en el Boletín Oficial del Ejército (BOE) su cese como Secretario General del Consejo Superior del Ejército, cargo que simultaneaba con el de Segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército), cuando por decisión del Juez Especial, Don José María García Escudero, estaba bajo arresto militar “sine die”.
Y ello fue posible gracias a la gestión que me hizo mi “Jefe”, Emilio Romero, gran amigo del general de muy antiguo (precisamente fue en “Pueblo” donde yo conocí al entonces Secretario del Rey, don Alfonso Armada, en la visita que hizo acompañando al entonces Príncipe de España, Don Juan Carlos).
Bien, el general, vestido de uniforme, me recibió, tengo que decirlo, muy cariñoso “a pesar de lo que había publicado y seguía publicando sobre él y el “23.-F” en el “Heraldo Español”, como me dijo nada más estrecharnos las manos
—Querido Merino, por nuestro admirado Don Emilio, he aceptado verte, y eso a pesar de lo que estás escribiendo sobre mí, poco de bueno, por cierto, (y dejó escapar una ligera sonrisa), pero no esperes que responda a tus preguntas. Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que necesito “Repristinar “, ¿no es “repristinar” lo que aconsejaba tu buen amigo, y mío, Don Torcuato?, – y poner las cosas en su sitio.
— Está bien, mi general, pero si usted ya me está acusando por lo que estoy escribiendo del “23-F”, me gustaría saber en qué estoy equivocado….
— No, Merino, no, ni eso. Más adelante, tal vez. Ahora tengo mucho que pensar.
— Al menos, me podrá decir si en la comida con Múgica en Lérida se habló de otra cosa que no fuera los mulos que necesitaba para la Alta Montaña.
—Pues, sí, hablamos de otras cosas… pero, no sigas, querido Merino, solo te voy a decir una cosa. YO TODO LO QUE HICE LO HICE SIEMPRE EN NOMBRE DEL REY.
— ¿Todo, todo?
—Desde hace muchos años, TODO, TODO.
— Bien, pues mi general, no le insisto. Pero, permítame, al menos, que le deje las preguntas que le traía por escrito, por si cuando termine de pensar quiere contestarlas.
Preguntas para el General Armada:
1- ¿Qué intervención tuvo el General Armada en el “23-F”? ¿Fue el “cerebro”, el intermediario o el oficial de primera línea?
2- ¿Utilizó el General Armada la confianza que el Rey tenía en él por sus servicios prestados? ¿Utilizó a sus subordinados aprovechando la confianza que tenían en usted?
3- ¿Actuaba el General Armada como “bisagra” entre todos los posibles “golpes” para apaciguar e incluso, hacer abortar unos y otros?
4- ¿Es cierto que a principio de enero se había celebrado una reunión en Baqueira a la que asistieron además del General Armada, S.M el Rey y el entonces Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez?
5- ¿Es cierto que tras aquella reunión Adolfo Suárez se opuso terminantemente al nombramiento del general Armada Comyn para el cargo de Segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército?
6- ¿Es cierto que en la cena social que el teniente general Miláns Del Bosch dio en Valencia el propio General Armada dijo hablar EN NOMBRE DEL REY?
7- ¿De qué se habló además de los mulos que necesitaba para la Alta Montaña en la comida que mantuvo en Lérida con los socialistas Múgica y Reventós y el alcalde Siurana?
8- ¿Es cierto que de esa comida salió el acuerdo de la Moción de Censura para sacar un Gobierno de Concentración?
9- ¿Es cierto que el día 13 de febrero tuvo una audiencia especial con el Rey en la que le expuso lo que iba a pasar en el Congreso y que el Rey le dio el visto bueno?
10- ¿Es cierto que el General Armada fue al Congreso sin el visto bueno del Rey y prohibido hacerlo en nombre del Rey?
Nunca me las contestó.
La segunda y última entrevista fue mucho más tarde, cuando ya se habían celebrado los juicios, el militar en Campamento, y el civil, en el Tribunal Supremo y estaba en prisión con 30 años de condena.
Fue en la Base Aérea de Getafe, en febrero de 1985, y fui acompañando al “Jefe” Don Emilio, que aquel día me llamó y me dijo:
— Merinito, esta tarde voy a ver a Armada y como un día me dijiste que querías hablar con él pues si quieres te vienes conmigo.
Y a Getafe me fui con Don Emilio. Por cierto, que encontré al general muy desmejorado, y como triste.
—He leído su “Jaque al Rey” – me dijo nada más saludarnos—Bueno, el tuyo y el de Santiago Segura… -y se calló.
— ¿Y? –le pregunté yo.
— Mira, Merino, solo le puedo decir una cosa: el libro está bien, y muy documentado, pero las conclusiones a las que llegáis no son acertadas.
— ¿Y en que nos equivocamos, mi general?
— ¿Ha leído usted mi libro? —contestó sin responder a mi pregunta.
—Sí, mi general, y aquí lo traigo para que me lo dedique. “Al servicio de la Corona”.
—Pues, ahí tiene usted las respuestas de hoy y las de ayer, todavía no me he olvidado de las preguntas que me dejó en Alcalá. Sólo te digo que el «23-F» no fue un golpe de Estado, ya que sólo se pretendía «reconducir» la caótica marcha de la Democracia.
—Pues, mi general, perdone que le diga que yo esperaba más de usted.
— ¿Cómo qué, por ejemplo?
— Sobre el Rey. Usted no aclara ninguna de las incógnitas que todavía siguen en pie. Por ejemplo, y la principal, no dice nada de su entrevista con S.M. del 13 de febrero. ¿Le dio el V.B. el Rey a su Plan sí o no? …. Eso, que es fundamental no lo aclara, como tampoco explica bien lo que acordó con Múgica en Lérida.
— Merino, creo que no lo has entendido. Te he dicho antes, y te lo repito, que yo todo lo que hice y todo lo que dije lo hice EN NOMBRE DEL REY.
— Sí, mi general, eso lo dice usted hasta 18 veces en su libro. Según usted todo lo que ha hecho desde que está al lado del Rey lo hizo EN NOMBRE DEL REY y AL SERVICIO DE LA CORONA, pero hay cosas que no están claras… o al menos así lo vio también el Supremo.
En ese momento se volvió hacia Don Emilio y, cortando la conversación conmigo, le dijo:
— Bueno, Emilio, tú venías a contarme algo muy importante ¿qué te pasa?
— El Gobierno está presionando para que ABC suspenda mi columna y Alfonso Guerra dicen que está muy cabreado con lo que escribo.
— ¿Y qué esperabas, querido Emilio?
Y ya no hubo más del “23-F”… y sólo se habló de la situación política y de los cambios que estaban haciendo los socialistas.
Sin embargo, a la salida y cuando volvíamos para Madrid en el coche no pude contenerme y le solté de sopetón.
— ¡Miente como un bellaco!…y lo oculta todo.
— No, Merinito (el trato que me daba cuando quería hablarme con cariño), no miente. ¿Recuerdas la anécdota aquella del fraile que, con las manos escondidas en las anchas mangas del hábito monjil, le responde a la Guardia Civil si ha visto pasar al delincuente que van persiguiendo: “No, Señores, por aquí no ha pasado”? sabiendo que mentía, pero escondiéndose a si mismo la mentira, porque, ciertamente, el delincuente no había pasado por sus mangas, donde él tenía sus manos…Bueno, pues eso. El general no te miente, el general te esconde la verdad, o al menos su verdad.
— Pero, Don Emilio, si todo el mundo sabe ya lo que habló con el Rey el día 13 y que fue ese día cuando SM le autorizó a seguir adelante.
— Sí, pero el Rey no se lo dio por escrito y cuando pasó lo que pasó, y las cosas se torcieron, por la noble actitud de Tejero, ya no había lugar. Por eso cuando llegó el Juicio le escribió pidiéndole permiso para poder contar lo que habían hablado y no se lo concedió.
— Luego el Rey lo sabía todo y hasta lo había aprobado.
— Pues claro hombre, pues claro.
— Entonces ¿por qué lo niega?… Es más ¿por qué lo negó en los Juicios sabiendo que eso le costaba la cárcel?
— Pues muy sencillo, porque se sacrificó por el Rey, prefirió, y sigue prefiriendo, sacrificar su carrera y perder su libertad antes de que el Rey perdiera la Corona y la Monarquía se fuese al exilio… ¡y si hay que mentir se miente!
— Eso me parece muy bien, si sólo hubiese estado en juego su libertad y su carrera, pero con ese comportamiento llevó a la cárcel a todos los que había embarcado… y eso es una putada. ¡¡¡Una gran putada!!!
— Sí, bueno, otro día te contaré más. Porque conmigo sí habla. Yo lo sé todo.
Y ese día no hubo más. Aunque habría mucho más, pasados unos meses, cuando Don Sabino me contó el “choque” que tuvo con él en el hospital Gómez Ulla.
LAS PALABRAS DE DON SABINO
Digamos de entrada que lo que me cuenta del choque, o charla o entrevista con Armada se produjo más o menos en febrero de 1987, pero él, mi amigo Sabino Fernández Campo, me lo contó años después, en 1993, aunque luego, ya en 2005, cuando estoy escribiendo, con su ayuda y supervisión mi “Tejero, 25 años después”, al releer lo que me había contado aquel año se echa atrás y me dice que no, que eso no quiere que se publique… y yo, por amistad primero y luego por no romper con él y perderlo como “asesor”, cogí mis folios y los rompí delante de él y en su casa de Colón (claro que ya tenía una copia, la que ahora me decido a publicar, tal vez porque no quiero morirme de pena, como se murió él).
Pero, antes de leer esta segunda versión, creo interesante reproducir la que publiqué el año pasado en la serie que escribí para «El Cierre Digital»:
El documento en poder de Sabino Fernández Campo incluía nueve puntos, entre ellos el visto bueno del Rey Juan Carlos a un gobierno de concentración
Este era el plan de operaciones del general Armada durante el Golpe de Estado del 23-F
En el año 2005 Sabino Fernández Campo cedió los planes de operaciones del general Armada durante el 23 y 24 de febrero de 1981 del golpe de Estado al periodista Julio Merino para la realización de un libro. Elcierredigital.com desvela ahora el contenido de aquellos planes que no triunfaron.
Sabino Fernández Campo fue cesado como jefe de la Casa Real el 8 de Enero de 1993 y fue cesado de una manera que le enfadó. Porque no esperaba que el Rey lo hiciese como lo hizo. Es cierto que Sabino le había pedido varias veces dejar el cargo por motivos familiares y humanos.
Su Majestad le había rogado siempre que siguiera a su lado porque lo necesitaba. Hasta que la mañana de ese 8 de Enero le invitó a cenar con la Reina en “Horcher” y fue allí donde de pronto el Rey le dijo a la Reina: “¿Sabes, Sofía, que Sabino nos deja?”, “¿Y eso?, ¡Sabino no me habías dicho nada!”, “Bueno, en realidad lo que he hecho ha sido acceder a su reiterada petición y abandono del barco” (y según el propio interesado al Rey se le escapó una risita socarrona). Sabino se quedó helado, pero dominador siempre de sus reacciones, sólo dijo: “ Señor, no sabe cómo se lo agradezco. Ya sabe que ha sido un honor servirle durante estos casi 17 años”.
Bueno, pero a Sabino aquella manera de despedirle, ciertamente no le cayó bien y ese año de 1993 estaba furioso (y eso a pesar de que un año antes Juan Carlos I le había concedido el título de Conde de Latores, con grandeza de España, otro día hablaré de lo que pasó con ese Condado). Fue un año de confidencias, al menos conmigo. Fue el año que comenzó a escribir sus “Recuerdos”, a él no le gustaba llamarle “Memorias”.
Algunos de esos “recuerdos” me los fue leyendo en “Ríofrío” a medida que los iba escribiendo. Muchos me sorprendieron, pero el que más el que describía lo que pasó en la Zarzuela la tarde, noche y madrugada del día 23 de Febrero de 1981. Porque aquello era una ¡bomba!
– Pero, Sabino, esto lo cambia todo, le interrumpí yo con gran sorpresa.
– Pues sí. Pero es la pura verdad.
– Pero, Sabino, esto hay que publicarlo. Esto cambia la Historia del “23-F”.
– Pues no lo voy a publicar. Al menos mientras yo viva.
– ¿Y la Historia?
-¿La Historia?…La Historia que la inventen ellos. A mí ahora mismo lo único que me preocupa es mi familia.
Hasta que el año 2005 me encargó la editorial “Espejo de Tinta” un libro sobre el 25 aniversario del “23-F” (se publicaría en 2006 con el título “Tejero 25 años después”) y entonces sí me fui a verle, con un índice provisional, y a decirle que aceptaba el encargo si él me ayudaba. Me dijo que sí, con condiciones, y acordamos que a medida que yo fuera escribiendo me fuera a su casa a leer lo escrito.
El plan de operaciones
La tarde que le leí el capítulo 1 entero (“Hechos de entonces y novedades post “23-F”), de pronto me sorprendió y me entregó unos papeles y me dijo:
– Ten esto y úsalo como mejor te parezca, pero no me hagas preguntas. ¿Y qué fue lo que me entregó el Rey aquella noche, la primera vez que entré en su despacho?.
Era el “Plan de Operaciones” del General Armada para el 23 y el 24 de Febrero de 1981. Y cómo está publicado no me importa reproducirlo:
Punto 1: Entre las 5 y las 7 de la tarde el teniente coronel Tejero, con fuerzas de la Guardia Civil, entrará y tomará el Congreso de los Diputados y retendrá al Gobierno en pleno y a toda la clase política hasta la llegada de “una autoridad militar”. Sin sangre y con la mínima violencia.
Punto 2: Si este primer paso sale bien y sin problemas mayores el general Armada se trasladará a la Zarzuela para desde allí, y con el Rey al lado, coordinar la postura de los capitanes generales de las nueve Regiones y las de Baleares y Canarias.
Punto 3: Con el “OK” de los capitanes generales, que habrán actuado por orden: primero en Valencia, luego la división Acorazada Brunete en Madrid y después la II, la IV, la V, la VI, la IX, la VII, etc, y el control pacífico de la situación a nivel nacional el general Armada se trasladará al Congreso de los Diputados, retirará del Hemiciclo a las fuerzas ocupantes y ofrecerá al Pleno la formación de un “Gobierno de Concentración” presidido por él y Felipe González como Vicepresidente político e intervendrán los líderes políticos “consensuados” para ayudarlo y votarlo.
Punto 4: Una vez aceptada la “solución Armada” por la mayoría del Congreso, el presidente de las Cortes se dirigirá a la Zarzuela para informar a S.M. el Rey y S.M. dará por buena la decisión parlamentaria y constitucional y abrirá una rápida tanda de consultas con todos los líderes de los Partidos, que se irán trasladando a la Zarzuela sin pérdida de tiempo.
Punto 5: Evacuadas las consultas y con asentimiento de los líderes políticos, el Rey autoriza al presidente de las Cortes para que anuncie el nombramiento del general Armada como nuevo presidente del Gobierno… y con la aprobación y la presencia de todas las autoridades obligadas se trasladan a la Zarzuela y Armada jura su cargo.
Punto 6: Llegado el momento de la votación favorable al general Armada el teniente coronel Tejero se retira con sus fuerzas y queda a disposición del nuevo Gobierno.
Punto 7: Una vez resuelta la situación S.M. el Rey se dirige a la Nación por Televisión Española y da por concluido el “golpe”. Aquí queda absolutamente claro que el “elefante blanco” era el general Armada y todo lo demás son elucubraciones, porque, según este “plan”, el Rey no acudiría al Congreso hasta la tarde siguiente.
Punto 8: A la mañana siguiente, ya día 24, aparece en el BOE el nombramiento de Armada, se produce el relevo en Presidencia y se hace público el nuevo Gobierno.
Punto 9: Ese mismo día 24 se celebra un Pleno extraordinario conjunto (Congreso y Senado) en el que el Rey resume la situación y pide la máxima colaboración de todos en bien de España.
– Bueno, Sabino, pues no te hago preguntas. Aunque te recuerdo que según se publicó entonces esa “Hoja de Ruta” habría sido entregada por Armada al Rey en la audiencia del día 13 de Febrero, 8 días antes del “golpe” y que fue el motivo por el que de cara al juicio de Campamento solicitó permiso a la Zarzuela para revelar parte de la conversación que mantuvo aquel día con el Rey. Luego el Rey sabía con antelación lo que iba a pasar el 23.
– Querido Merino-me dijo- yo soy responsable de mis palabras y de mis silencios, pero no soy de las palabras y de los silencios de los demás. Aunque no me resisto a contarte dos “Recuerdos” que tengo escritos. Uno sucedió cuando antes del Juicio del “23-F” AlfonsoArmada pidió ver al Rey para pedirle permiso para poder mencionar ante el Tribunal la entrevista que tuvo con S.M. el 13 de Febrero. Naturalmente yo me opuse sabiendo la verdad y convencí al Rey que no lo recibiera, porque la jugada de Alfonso era perfecta para él, pero desastrosa para S.M., ya que si el Rey le prohibía hablar él podía escudarse en el Juicio para mantenerse callado por deseo del Rey y si se lo permitía quedaba en evidencia que el Rey estaba detrás de “aquello” (Sabino siempre le llamaba “aquello” al Golpe del “23-F”) así que se me ocurrió que en lugar de contestarle por escrito fuese uno de los Ayudantes Militares a la prisión de Getafe donde estaba preso con un mensaje verbal del Rey: “Mi general, me envía S.M. para decirle que usted es totalmente libre de hacer lo que su conciencia le dicte”…
Y según me contó el comandante a la vuelta Armada, nada más oír el mensaje del Rey le dio una patada a la silla que tenía a su lado… ¡claro, porque se quedaba sin coartada!
Y el otro recuerdo confirma algunas cosas. Después del Juicio Armada fue sometido a una operación y estaba internado en el hospital “Gómez Ulla” y fui a visitarle y al entrar en su habitación e incluso antes de decir “Buenas tardes” me gritó: ¡Tú tienes la culpa de que yo esté aquí!, y, naturalmente, ahí acabó mi visita.
Y seguimos leyendo el apartado 1.3 de mi libro donde se explicaba la famosa frase dicha al General Juste: “Ni está ni se le espera” ( Sí, eso fue lo que yo creía en aquel momento, pero » sí se le esperaba», como me aseguró el propio Rey) y cuanto sucedió a continuación en la Zarzuela hasta la intervención del Rey en TVE, incluyendo el brindis con champán .
Pero Don Sabino, no me dejó terminar y con cara seria me dijo:
– Eso no puedes publicarlo. Imposible.
– Pero, si es lo que tú me leíste hace años.
– Tú lo has dicho, hace años…y en este tiempo transcurrido he triturado todo lo que escribí entonces. ¡Y además lo he borrado de mi cabeza!
– ¿Y la Historia, Sabino?
– Por favor, Merino, olvídate de la Historia. Para la Historia el “23-F” será ya para siempre lo que figura en la Historia.
(Tampoco me autorizó a que publicase el “choque” que tuvo con el Rey cuando fue a devolverle el título de Conde de Latores)
Y ahí acabó la “Bomba”. Yo cogí mis folios y delante de él los rompí. Aunque bajando en el ascensor pensé que a veces la amistad es una rémora a la hora de contar la verdad.
Tal vez por ello a la segunda edición de mi libro le puse esta dedicatoria:
“A MI BUEN AMIGO SABINO FERNÁNDEZ CAMPO, recientemente fallecido, por lo mucho que me ayudó y me contó acerca del 23 de febrero de 1981 (23-F). La Historia lamentará ya para siempre que se haya ido sin publicar todo lo que sabía de aquellas horas decisivas en el Palacio de la Zarzuela.”
Pero, Don Sabino siguió escribiendo y poco después publicó su gran obra “Escritos morales y políticos” y me dedicó un ejemplar con palabras muy cariñosas (“A mi amigo Julio Merino, gran periodista y gran escritor, a quien siempre agradeceré su respeto a mis silencios. Algo de lo que él me pedía va en este libro. Un abrazo muy fuerte, Sabino”). Cuando lo leí me impactaron los dos “pensamientos” que me había subrayado, sin decirme nada, en silencio.
Uno que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres…¡NO!… Dime quien eres y te diré con quién andas”.
Y el otro: “No más servir a señores que en gusanos se convierten ¡No! No más servir a gusanos que en señores se convierten».
¡Sibilinas palabras, maquiavélicas palabras, aunque para buen entendedor con pocas palabras basta! (Según me dijo él mismo cuando se las comenté)… aunque todavía me añadió otros “aforismos” de su colección: “Viendo la leña caída se sabe qué enfermedad padecía el árbol” y “recoge tempestades el que recibió comisiones».
Don Sabino murió el 26 de Octubre del 2009, a los 91 años de edad, y cuando, gracias a su segunda mujer, María Teresa Álvarez (27 años más joven) vivía quizás la etapa más feliz de su vida, la del perdón y el olvido. ¡Por España!
Sí, pero la Historia se quedó sin la Verdad del “23-F”. Hay muchos intereses de por medio para que “aquello” quede así para la Historia. Otro día concretaremos quiénes fueron realmente los que detuvieron “Aquello” y la verdad de la “trama civil”.
¡Tú, tú eres el culpable de que yo esté aquí!. – y naturalmente ahí terminó la visita.
– Pues, no, Merino, ahí, como te dije en su momento no terminó la visita, porque me tomé sus ofensivas palabras a broma y con una sonrisa de amigo me acerqué y le dije:
–Bueno, bueno, yo soy el culpable y yo maté a Don Pelayo… pero, dime ¿cómo estás?
Y ya Armada se dejó caer sobre la almohada y en otro tono, amistosamente, me respondió.
– Bien, bien, parece ser que me van a dar el alta uno de estos días. ¿Y tú cómo estás? me han dicho que todavía te dura el cabreo.
(A PARTIR DE AQUÍ LO QUE REPRODUZCO ES UNA TRANSCRPICIÓ CASI TEXTUAL DE LO QUE DON SABINO TENÍA ESCRITO EN UNOS FOLIOS QUE ME DEJÓ UNA DE LAS MAÑANAS QUE DESAYUNÁBAMOS EN LA CAFETERÍA «RIOFRÍO», DE LA CALLE GÉNOVA ESQUINA COLÓN).
– Pues sí, Alfonso, pues sí. Me dura el cabreo. Tanto que hasta fui a verle para devolverle el título que me dio.
– ¿Y qué? ¿qué te dijo?
– Que él no había dicho nada contra mí y hasta me dio un abrazo.
-Bueno, ya sabes como es. Un Borbón integral
– Las cosas, como sabrás, no van bien en «La Casa».
– Parece ser que las relaciones con la Señora cada día que pasa son peores.
– No me extraña. Doña Sofía se merece un monumento.
– Oye, Alfonso, hablemos de lo nuestro. Hay cosas que me gustaría contrastar contigo.
– ¿Cómo cuáles?
– Vamos a ver, me gustaría saber lo que hablaste con el Rey el 13 de febrero, porque en la versión que me dio S.M hay lagunas y contradicciones.
– Mira, Sabino, creo que entre tú y yo ha habido demasiados malentendidos y me parece que ha llegado la hora de que los disipemos… porque, ciertamente, tú te cargaste «aquello».
– ¿Yo? Alfonso, yo me limité a detener aquella locura, y ayudar al Rey.
– Sí, ya sé que tú actuaste de buena fe, pero sin querer y en contra de S.M tú te cargaste «aquello».
– ¿En contra de S.M?… No te entiendo.
– Pues, ahí estuvo tu error, Sabino. En no darte cuenta de que el Rey sabía todo lo que iba a pasar y lo había aprobado… Y tú le hiciste dudar, primero, y luego hacerle volver atrás.
– Él me aseguró y me juró que no sabía nada de lo de Tejero…
– Bueno, déjame que te explique lo que fue el «23-F», o como se fraguó, que, por cierto, todos lo han calificado como «Golpe de Estado» y aquello fue cualquier cosa menos un Golpe de Estado, yo lo llamaría «Autogolpe», porque todo se hizo con su conocimiento y consentimiento de S.M.
– Eso no es lo que dice S.M.
– Vamos a ver, Sabino… y lo que te voy a decir es toda la verdad y nada más que la verdad., desde el principio. El origen de todo estuvo en unas amplias conversaciones que mantuve con el Rey y la Reina en Baqueira las Navidades de 1979. Durante la comida el tema de conversación fue el terrorismo, las muertes de los militares y de la Guardia Civil y la Policia. Te aseguro que hubo momentos que se excitaba y hasta daba puñetazos en la mesa, mientras exclamaba.
— ¡HAY QUE ACABAR CON ESTO COMO SEA!… No me extraña que los militares estén hartos.
– Sí, pero eso es cosa del Gobierno…
– ¿Del Gobierno? Pero, si Suárez está «cagao», ese ya no hace nada.
Luego, se habló también de las Autonomías, y especialmente de Cataluña.
– Sí, Alfonso, pero eso lo decía el Rey cada vez que había un atentado y muertes.
– Sí, es verdad. Pero, déjame que siga. Aquel día después de la comida S.M. me invitó a dar un paseo, para «rebajar el atracón», dijo, que nos dimos de caviar Nacarii y quesos de la montaña, las dos joyas de los araneses … y durante el paseo, ya solos, porque la Reina no vino, mientras caminábamos hubo un momento que se detuvo, me cogió del brazo y me dijo:
— ALFONSO, ESTO NO PUEDE SEGUIR ASÍ Y SUÁREZ YA NO ME SIRVE… QUIERO QUE ESTUDIES CÓMO NOS PODEMOS CARGAR AL DE CEBREROS, DE ACUERDO CON LA CONSTITUCIÓN, CLARO, Y QUE SONDEES A LOS GENERALES MÁS AMIGOS PARA VER CÓMO RESPIRAN.
– Señor, tendré que hablar con alguien que conozca bien el tejemaneje constitucional…
– Hombre, sí, pero, cuidado Alfonso, que ya sabes que los de la Izquierda están ansiosos de Poder… y esos a lo mejor prefieren que siga, ya sabes, cuanto peor, mejor para ellos. ¡Ah, y no le digas nada a Sabino, yo hablaré con él!
-¿Te lo dijo así? PUES, A MI NO ME DIJO NADA.
-Ya lo vi el día 23… Pero déjame que siga.
– Y en eso quedamos y a ello me puse desde aquel momento. Naturalmente, pero sin decirle nada a S.M, porque por aquellas fechas las relaciones con él no eran buenas, con el primero que entré en contacto fue con Don Torcuato, pues pensé que si él se había inventado la Ley para la Reforma y el que había hecho presidente a Suárez, sería el que mejor podía idear cómo sacar a Suárez de Moncloa constitucionalmente. Y no me equivoqué. Torcuato lo vio rápido: una Moción de censura… pero, para ganar una Moción de Censura era imprescindible tener una mayoría de 176 diputados, o sea que había que negociar con algunos Partidos… Pero para estudiar mejor lo de la Moción acudí a López Rodó y fue él quien me preparó un pequeño «Plan a seguir». Así que no di ni un paso más hasta hablarlo con S.M y esto hice durante la Semana Santa de ese año. Por indicación del Rey me desplacé hasta Mallorca, donde se celebraba el Xl Trofeo Princesa Sofía de vela, y pude hablar con él en un aparte que me concedió, por cierto que estuvo presente el Conde de Barcelona, que había llegado a pasar unos días con la familia, y ante Don Juan pude adelantarle ya mi plan inicial con base a una «Moción de Censura», cosa que a Don Juan le pareció muy bien y factible, siempre que se consiguieran los 176 votos necesarios.
– Señor, pero eso quiere decir que habrá que conectar con algún Partido. -dije dirigiéndome a Don Juan.
– Sí, —respondió de inmediato el Sr. Conde— pero, yo empezaría por los socialistas, la Izquierda tiene que estar en el Gobierno…
– Sí, —intervino S.M—, y a mí me cae muy bien Felipe.
– Bien, Majestad, eso quiere decir que puedo hablar en nombre del Rey.
– No, Armada, eso ni hablar —dijo Don Juan— usted puede dar a entender lo que quiera, pero nunca poniendo al Rey de por medio… tantee, ofrezca, mueva vanidades, pero siempre a título personal y como cosa suya.
– Pues, ya lo sabes, Alfonso. Al tajo.
– Siempre al Servicio de la Corona, Señor.
– ¿Sabes que ayer estuvo aquí Don Adolfo? se ha venido a pasar aquí la Semana Santa con Abril Martorel y las familias. El pobre está hundido. Se pasó una hora contándome las putadas que le están haciendo los de su partido.
Y ahí empezó la segunda etapa y mi calvario político. Porque desde ese momento comenzaron mis sondeos… y di mis primeros pasos con los socialistas.
O sea, tu comida con Múgica en Lérida.
Aunque antes hablé con Javier Solana y con Peces Barba. Al primero me lo encontré un día cuando ambos visitábamos una exposición de Dalí en el Bellas Artes y a la salida fuimos dando un paseo por Sol y hasta la Gran Via, y aproveché, dentro de la conversación que manteníamos sobre la situación, para sacarle el tema de un posible Gobierno de Concentración y la postura posible del PSOE en ese caso.
– Hombre, sí, sería una solución. Creo que Guerra está estudiando algo parecido con Múgica, ya sabes que Enrique está en la Comisión Constitucional.
Otro día pude hablar con Gregorio Peces Barba y lo mismo. También me habló de Múgica.
Así que me propuse hablar con él, aunque con rodeos y manteniendo en secreto el objetivo. Y pude hacerlo gracias a mis buenas relaciones con el Alcalde de Lérida, el socialista Antoni Siurana, desde que llegué a la «Urgel», y con quie me iba de pesca algún fin de semana. Aprovechando que Múgica tenía anunciado un viaje a Barcelona para verse, como Presidente de la Comisión de Defensa, con el Consejero de Hacienda de la Generalitat, Siurana montó una comida en su casa (el 22 de octubre de 1980), en la que pude hablar a las claras con Múgica sobre el posible Gobierno de Concentración a través de una Moción de Censura (aunque siempre dijimos que había sido para un proyecto de una Unidad de mulos necesaria para la Alta Montaña que no tenía la División)… y esto le entusiasmó. Aunque de inmediato hizo la pregunta que yo esperaba:
– ¿Y esto lo sabe el Rey?
– No, no, Enrique, esto es cosa mía — intervine rápido para no darle tiempo a pensar—, bueno, mía y de algunos amigos que vemos que la situación está mal, muy mal, según se ve, y que el Gobierno está desbordado… Lo que si sé es que el Rey está muy preocupado por lo del terrorismo y con Suárez. Según él el Gobierno tendría que hacer más de lo que está haciendo para evitar la sangría que está produciendo ETA.
– Eso me gusta –respondió– Lo hablaré con Felipe. Claro que nosotros sólo tenemos 121 diputados y la mayoría son 176. Bueno, eso se podría negociar.
Y en eso quedamos, que él informaría a Felipe de todo lo que habíamos hablado y que volveríamos a vernos en cuanto pudiéramos.
Y nos vimos en dos ocasiones más. Como contaré otro día. ¡¡A por los 176 !!
Mañana Segundo Capítulo…
ASÍ FUE LA REUNIÓN CON EL REY EL DIA 13 DE FEBRERO Y ESTAS FUERON SUS ÚLTIMAS PALABRAS AQUEL DÍA:
«Alfonso, vale, pero ya sabes, ni un tiro ni violencia»
Autor
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Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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