24/11/2024 11:41
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 Ese tipo de represión, cometida contra personas de ideología de derecha, militares, religiosos e, incluso, contra republicanos moderados que no eran partidarios de la revolución emprendida por el Frente Popular, no fue un hecho aislado. En la Prisión Provincial de Málaga se realizaron varias sacas y matanzas comparables a las ocurridas en la Modelo de Madrid o a las que se produjeron con destino a Paracuellos del Jarama, también en la capital de España.

 
 

En la Prisión Provincial de Málaga las sacas fueron tres meses antes que las organizadas por Santiago Carrillo a partir de noviembre en Madrid. En la ciudad andaluza, los milicianos comunistas, anarquistas y socialistas habían organizado el autodenominado Comité de Salud Pública. Un remedo del Robespierre de la Revolución Francesa que instauró la etapa del terror. Los presos en Málaga tenían motivos para temer por sus vidas.

La primera saca de la Prisión Provincial se produjo el 22 de agosto. La historiografía de izquierdas siempre la ha justificado explicando que fue motivada por un bombardeo de la aviación sublevada sobre los depósitos de combustible que la compañía petrolífera CAMPSA tenía en los muelles de Málaga. Sin embargo, esta acción de guerra causó muy pocas víctimas. Contra lo que ha señalado siempre la historiografía más sectaria que habla de “numerosas mujeres y niños”, la incursión aérea ocasionó nueve muertes. Todos ellos varones, militares o empleados de la petrolera.

Poco después del bombardeo, a media tarde, un grupo de milicianos del Comité de Salud Pública se personó en la prisión y, sin ninguna oposición por parte de la autoridad del Frente Popular ni de los funcionarios de prisiones, sacaron de la cárcel a 46 presos. Llevaban una lista preparada y mecanografiada y les fueron entregadas las víctimas pese a no tener autoridad ninguna para llevárselas.

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Entre las víctimas de esta primera saca de la Guerra Civil se encontraban varios de los militares que habían participado en el levantamiento del 18 de julio -fracasado en esa ciudad- entre ellos estaba el general Francisco Patxot Madoz y su lugarteniente, el capitán Agustín Huelín Gómez; también se encontraba un grupo de diez religiosos y varios políticos de partidos de derecha, como José Méndez, uno de los responsables de Renovación Española en Málaga. Todos ellos fueron fusilados a plena luz del día, sin juicio previo y en las tapias del cementerio ante la presencia de numeroso público.

En Málaga, y ese día 22 se estaban inventando las sacas, que tan crueles consecuencias tuvieron durante el resto de la guerra en la zona republicana. No fue la última que padecieron los presos en esa ciudad andaluza a manos de milicianos. El 30 de agosto se produjo otra de casi cien personas, y los días 20,21 y 24 de septiembre se asesinaron a otras doscientas presonas que se encontraban presas en los buques prisión anclados en el puerto.

Autor

REDACCIÓN