05/10/2024 21:47
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Ya sabes, no tendrás nada, ni alma siquiera, y será feliz, muy feliz. El abuelete genocida Klaus dixit. O, como en alguna ocasión te he recordado, algo sí tendrás: sobreabundante vaselina en el culo: te taladrarán bien. Muy bien, imagino. Y luego te quejarás, desagradecido.

Utilizarán cualquier pretexto: pangolines, volcanes, “apagones”, aliens…

En ese mundo no tan lejano como crees, incluso antes de la llegada del “mesiánico” 2030, tal vez seas, entre zombis, autómatas, androides, híbridos de todo tipo y plurales transpecies, uno de los postreros humanos sobre la faz de la tierra. El turbador Novaceno. Pero lo dicho, el  orto como la bandera de Japón. El 99 % de la peña viviendo como enloquecidos roedores en verticalísimas megalópolis. Los edificios, recubiertos con placas solares móviles, energéticamente autosuficientes.

Por otro lado, el único medio de transporte urbano que existe son los drones, pilotados por una inteligencia artificial autónoma, que conecta las viviendas entre sí a través de la mortífera 5-G. La alimentación sintética (comer hierba, fin de la carne) o la minería espacial, por poner dos ejemplos a vuela pluma que sobreabundan en este satánico Nuevo Orden, no formarían parte de una distopía tecnofeudalista al estilo de la magna saga Mad Max: te lo aclaro, Fritz Lang, en Metrópolis, lo clavó (…¿ pero qué fue de la genocida devastación tras la guerra nuclear que enfrentó a Los Aliados contra China y Rusia?).

España murió porque dejaste que fuese Bozalistán

Ya no existen naciones. España (antes de eclipsarse del todo fue la citada Bozalistán) hace tiempo feneció. Existen tiránicos gobiernos de las siete ciudades-Estado que agrupan a toda la población del planeta. Un limosnero Gran Leviatán reparte las migajas en formas de comunistoides cartillas de racionamiento.

Prosiguen, mientras, las delirantes pesadillas intergalácticas de los popes de las grandes tecnológicas cuyo objetivo continúa siendo colonizar Marte. Perviven, también, la tutiplén las diabólicas teorías transhumanistas apoyadas por Google, que anhelan trascender las demarcaciones de la “divina” biología humana a través de las despóticas y reduccionistas e infernales ciencia y la tecnología.

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Apretada recapitulación de lo anterior: de humano demasiado humano a mitológico titán para habitar Titán, saturnal satélite. Largarse fuera de este planeta, nuevo objetivo de los tiranos del mundo. La Tierra, una anfitriona cada vez menos viable para sus propias formas de vida. Permanecer en el espacio, indefinidamente, dizque, la condición futura de hogar.

Y mientras algunos pudientes se largan, temporal o definitivamente, en sus cohetes, es obligado dejar aquí a la  prescindible chusma sobrante. Por ejemplo, los que jamás nos vamos a timovacunar. ¿Recuerdas el Tecno-Raticida de 2021, inicio del transhumanismo, gozne de la posthumanidad? Algo ha llovido…

¿A qué no mola nada este mundo?

…Pues en tus manos está revertirlo siquiera levemente. Popperiano anti-historicismo, pues: nada hay escrito, la humana, humanísima libertad siempre prevalece.

Utilizando la estrategia del pequinés. Mostrarse fiero y aprovechar cualquier despiste del adversario para atacar y huir. Ladrar y, en un despiste, arrancarle los huevos de un mordisco a uno de la parejita de pitbulls que tienes enfrente. Aunque luego te destrocen

…Y, la verdad, no sé por qué te lamentas en vez de enseñar los dientes ni por qué llamas mi tierra a aquello que no defiendes. Y feliz año 2022. En fin.

 

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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