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Nació el día 14 de febrero de 1806 en Oviedo, era hijo de Don Nicolás Cañedo y de Doña Ramona Miranda. 

1825

Ingresó en la Guardia Real de Infantería en la clase de Alférez el día 29 de noviembre, permaneciendo el resto del año en Alcalá de Henares con su Regimiento.

1826 a 1828

Pasó con su Regimiento a Madrid, donde prestó servicio en el Real Palacio y el de jornada en los Reales Sitios de Aranjuez y la Granja de San Ildefonso, hasta el mes de abril de 1828, fecha en la que fue destinado a la guarnición de Barcelona.

1829

Permaneció todo este año de guarnición en el castillo de Montjuich y la Ciudadela; por orden del Capitán General marchó después  a la Seo de Urgel, cuyos fuertes intentaban sorprender los conspiradores. Obtuvo el grado de Capitán de Infantería con motivo del regio enlace y por rigurosa antigüedad el 23 de noviembre de este año.

1830 a 1831

Permaneció hasta el mes de junio de 1830 formando parte de las columnas volantes, para cuyo servicio fue destinado por elección del Capitán General; en dicho mes salió con su Regimiento para la Corte, prestando a su llegada el servicio de Palacio; estuvo de jornada en Aranjuez y más tarde destacado a la carretera de la Granja de San Ildefonso durante la permanencia de SS. MM. En este Real Sitio; de regreso a Madrid fue comisionado para la instrucción de reclutas de su Cuerpo, desempeñando este cometido a satisfacción de sus Jefes.

El día 18 de septiembre de 1831 obtuvo también por rigurosa antigüedad el ascenso a Teniente del 4º Regimiento de la Guardia Real.

1832 a 1833

Continuó estos años con su Regimiento en Madrid, prestando primero el servicio en el Real palacio y más tarde el de Plaza. En el primer año tuvo a su cargo la instrucción de los Oficiales supernumerarios de la Guardia Real de Infantería y fue también comisionado para verificar la saca de quintos en Galicia.

Pero llegado ya el tiempo de cambiar la vida sedentaria de las guarniciones por la más activa del campamento y de la guerra, rodeada de peligros y ocasiones de distinguirse; fue entonces cuando una vez fallecido el Rey Fernando VII y la bandera carlista ondeaba en las provincias del Norte, su Regimiento fue destinado para este punto saliendo de Madrid en el mes de octubre de 1833.

1834

Tomó parte en los diferentes en los diferentes ataques sostenidos en Guernica contra los carlistas desde el 7 al 21 de febrero de este año; en la evacuación de esta villa; en la sorpresa de Mundaca y en el ataque de Bermeo en la noche del día 22 de febrero; el día 22 de abril tomó parte en la acción de Alsasua contra fuerzas carlistas tres veces más numerosas y por su comportamiento fue recomendado al Gobierno y posteriormente recompensado con el grado de Teniente Coronel de Infantería; el día 25 de mayo tomó parte en la sorpresa intentada por el general carlista Zumalacárregui en el pueblo de MUez, de donde fue completamente rechazado; el día 25 de julio tomó parte también en la acción de Olazagoitia, comportándose en ella de manera que mereció ser recomendado a S. M.; y el día 30 del mismo mes tomó asimismo parte en la acción de Artaza.

El día 14 de septiembre fue nombrado Ayudante de su Batallón de la Guardia Real, tomando parte el día 28 del mismo mes en la acción de Muculuberri, en la cual mandando una Compañía arrolló a os carlistas, desalojándolos de diversas posiciones; por lo que por este hecho de armas fue de nuevo recomandado.

 Tomó parte también el día 25 de noviembre en las acciones de Zúñiga y Urbizu; el día 12 de diciembre en la de Mendaza, donde fue herido, y el día 15 en la del puente de Arquijas, como ayudante del barón de Meer, mereciendo también recomendación en las dos últimas.

1835

En el mes de enro de este año fue nombrado Ayudante de la Brigada que mandaba el Coronel Alaix, con la que permaneció hasta la muerte de este Jefe. Posteriormente fue Ayudante de la P. M: de la Brigada al mando de Don Froilán Méndez de Vigo, hasta que se dio nueva organización al Ejército al tomar el mando el General Don Gerónimo Valdés.

Desempeñó también las funciones de Secretario del Brigadier  marqués de Villacampo, y en la revista extraordinaria de inspección asistió con el mismo carácter a la División de vanguardia, mereciendo por todo las más expresivas gracias del Inspector extraordinario Zarco del Valle.

Posteriormente fue nombrado fiscal de la causa de la conspiración fraguada por la guarnición de Vitoria logrando con su desempeño dejar satisfecho al General en jefe Don Luis Fernández de Córdova, que le había elegido para esta comisión.

Tomó parte también en las acciones de Urbizu el día 17 de enero, perdiendo en ella su caballo de un balazo y siendo recompensado con la Cruz de San Fernando de primer clase; Además tomó parte en la del puente de Arquijas el día 5 de febrero; en la del puerto de Urdax el día 20 de mayo y en la de Elzaburu el día 29 del mismo mes. El día 1 de julio tomó parte en la entrada del Ejército en Bilbao, levantando el que se llamó el primer sitio; en la salida de Arriorriaga, el día 5 del mismo mes cubrió la retaguardia con las compañías de cazadores, bajo el mando del Coronel O´Donell, quien le eligió expresamente para este arriesgado servicio. Por el mérito que contrajo en la batalla de Mendigorría el día 16 del citado mes y por los servicios prestados en Alsasu, fue premiado con el grado de Teniente Coronel, como anteriormente se citó.

El día 2 de septiembre, con motivo de la batalla de los Arcos, fue recomendado y propuesto a S. M. para la Cruz de San Fernando de segunda clase, la cual le fue concedida previo juicio contradictorio. Tomó parte asimismo en las acciones en las cercanías del castillo de Guevara, los días 27 y 28 de octubre, así como en la marcha y regreso del Ejército a Salvatierra, ejerciendo en ambas las funciones de Ayudante de E. M.

El día 16 de diciembre marchó con su Regimiento a Madrid.

1836

Tomó parte el día 8 de febrero de este año en la acción que tuvo lugar en el puente de Trillo contra las tropas carlistas de Batanero; desempeñó las funciones de Jefe de E. M.  y por el mérito que contrajo en ella fue propuesto para el grado de Coronel y premiado con la Cruz de Caballero de la Orden Americana de Isabel la Católica. El día 11 de febrero participó en la sorpresa que en aquella noche intentó por engaño o equivocación el Brigadier López en el pueblo de Tierzo.

El día 29 de marzo fue ascendido a Capitán del tercer Regimiento de a Guardia Real de Infantería y elegido para mandar la Compañía de cazadores del segundo Batallón.

Posteriormente marchó al Ejército del Centro, en el cual desde el mes de mayo mandó sucesivamente las columnas de vanguardia de los Generales Soria, Warleta y Villacampa, distinguiéndose en este cuerpo de operaciones nomenos que en el del Norte.

El día 20 de mayo tomó parte en la acción de Ademuz, donde se hizo mención honorífica de él; el día 28 de junio estuvo también en la acción de la Pobleta, mandando la columna de cazadores de la División del General Don Felipe Montes, desalojando y persiguiendo largo rato al caudillo carlista Cabrera.

Regresó a la Corte con su Batallón el día 15 de julio, donde permaneció hasta final de año, pero haciendo frecuentes salidas contra las facciones carlistas.

1837

Destinado nuevamente a campaña, tomó parte el día 2 de febrero de este año en la acción de Sopuerta y el día 13 de marzo en la de Santa Marina, habiendo mantenido escaramuzas casi diarias en las cercanías de Bilbao desde el 8 de febrero, en cuya fecha fue nombrado por el General en Jefe para desempañar el cargo de jefe de la P. M. de la División de la Guardia Real, por habérsele confiado la comisión de desalojar muchos días los puestos enemigos que avanzaban por la noche.

En la retirada de Zornoza, que tuvo lugar el día 21 de marzo, fue premiado con el grado de Coronel de Infantería. Estuvo el dái 14 de mayo en las tomas de Oriamendi y Hernani; el día 17 en la de Urnieta; el 29 en la de Andoain y el 31 en la Garriti.

Por el mérito que contrajo en la acción de Lecumberri el día 1 de julio, tomando el pueblo a la cabeza de las Compañías de cazadores y desalojando a los carlistas de varias posiciones, le fue concedido el empleo de primer Comandante de Infantería; tomando parte también el día 2 del mismo mes en la acción de Musquiz.

Tomó parte en todas las marchas y operaciones que realizó aquel Ejército en persecución de la expedición carlista , que a las órdenes de Don Carlos se dirigió al interior del Reino; viniendo a su alcance se aproximó a Madrid y volvió a marchar siempre con su Regimiento hacia Aragón, con cuyo motivo se encontró el día 14 de septiembre en la acción Orihuela y en el encuentro de Pozuelo y batalla de Azuqueque el día 19 del mismo mes.

En el mes de octubre fue comisionado para conducir desde Guadalajara a Miranda de Ebro  un convoy que contenía entre otras cosas un millón de reales. Al llegar a la Cabrera, la escolta compuesta de novecientos hombres incluidos los Oficiales, todos de diferentes Cuerpos, se sublevó; pero la energía y el valor que desplegó Cañedo, a pesar de que los sublevados atentaron contra su vida, logró contener a la tropa llevando a cabo dicha comisión. Este notable servicio fue recompensado con el empleo de Teniente Coronel de Infantería.

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1838

El día 28 de febrero de este año pasó al Cuerpo de E. M. en su empleo de Teniente Coronel por elección, y estuvo en diferentes operaciones ejecutadas sobre el valle de Mena; en el levantamiento del sitio puesto por los carlistas a Villanueva; en el de Viana y en los encuentros de Arrubal y Agoncillo; en la acción que tuvo lugar el día 19 de junio al frente de Peñacerrada; el día 20 en la toma del fuerte avanzado de Ulizarra; el 22 en la batalla de Baroja, en la que cargando a la cabeza de la caballería, recibió diferentes contusiones de lanza y sable, por lo cual y por la toma de la plaza realizada el mismo día fue ascendido a Coronel de Infantería sobre el campo de batalla. El día 14 de julio participó en la toma del fuerte de Labraza.

Tomó parte en todas las operaciones llevadas a cabo en el mes de septiembre para el proyectado sitio de Estella, así como en cuantos movimientos realizó hasta final de año la División de la Guardia Real de Infantería.

1839

Tomó parte también los días 29 y 30 de abril en las operaciones llevadas a cabo contra Ramales y Guardamino y sobre la Peña del Morro; el día 8 de mayo participó en el ataque y ocupación de las casas fuertes de Ramales; el día 9 en el establecimiento de las baterías contra el fuerte de Guardamino; el día 11 en la toma de sus formidables posiciones, y en las demás acciones hasta su capitulación el día 13 de mayo.

El día 14 de agosto tomó parte en la acción sobre las alturas de Villareal y montes de Arlaban; en la toma del fuerte de Urquiola el día 20, entrando en Durango y asistiendo al convenio de Vergara, rendiciones del fuerte de Irurzun y plaza de Estella, así como las demás operaciones llevadas a cabo por la División de la Guardia Real de Infantería, hasta que el día 25 de septiembre fue nombrado Jefe del E. M. G. de las tropas del Ejército del Norte que quedaron el las Provincias Vascongada y en el Reino de Navarra.

1840

En dichas provincias permaneció con el mismo cargo y comisionado para la disolución del ejército carlista vasco-navarro, donde fue ascendido al empleo de Coronel del Cuerpo de E. M.

El día 18 de junio se le dio por elección el honorífico mando de la División destinada a operar contra el Jefe carlista Balmaseda en los pinares de Soria y Buegos, provincias de la Rioja, Álava y Navarra, hasta su expulsión a Francia, habiendo tomado parte durante esta persecución extraordinaria en la acción de Barbadillo de Pez el día 19 de junio; en la de Zalduendo el día 23; en la de Salinas de Oro y Munarriz el día 25; por cuyos servicios fue ascendido a Brigadier de Infantería el día 29 de junio.

1841

Con el mismo destino y con residencia en Pamplona, realizó diversas salidas para sostener la paz en el país, desempeñando además diferentes comisiones reservadas en Francia, por encargo del General en Jefe.

Por Real diploma de 23 de octubre, obtuvo la Cruz de distinción concedida por el asalto y toma del fuerte de Irún.

Por Real orden de 6 de septiembre fue destinado como Jefe de E. M. al distrito de Extremadura.

Por diploma de 12 de diciembre obtuvo la Cruz concedida por los acontecimientos de la noche del día 7 de octubre en Madrid.

1842

Permaneció en Badajoz en su destino, realizando diversas salidas con el Capitán General y desempeñando también distintas comisiones en Portugal.

1843

A principios de este año fue destinado como Jefe de E. M. a la provincia de Burgos, donde permaneció hasta que llevado a cabo el alzamiento nacional en aquella capital el día 13 de junio, al que se adhirió el día 26 del mismo mes y fue confirmado en su anterior destino, siendo nombrado además Comandante General de la primera Brigada de la División Expedicionaria que mandaba el nuevo Capitán general Don Joaquín Bayona, con el cual marchó a Madrid el día 18 de julio.

El día 25 de junio fue nombrado Comandante General de la División Expedicionaria de Extremadura, con la cual marchó a Trujillo; una vez pacificado aquel territorio quedó desempeñando el cargo de Segundo Cabo de la Capitanía General en virtud de la Real orden de 16 de agosto.

Con el mismo cargo fue trasladado a Aragón el día 7 de septiembre, donde por Real decreto de 12 del mismo mes fue ascendido al empleo de Mariscal de Campo.

Habiendo estallado el día 17 de septiembre la insurrección centralista en Zaragoza, y habiendo evacuado el Ejército aquella ciudad, fue nombrado Capitán general interino; por Real orden del día 20 tomó el mando y estableció inmediatamente el bloqueo, del cual fue nombrado General en Jefe por otra Real orden del día 23 del mismo mes, desempeñando este cargo hasta la llegada del Capitán General en propiedad Don Manuel de la Concha, en los primeros días del mes de octubre; manifestándole el Gobierno por una Real orden del día 3 de este mismo mes, que se hallaba muy satisfecho del celo, tino y firmeza con que había desempeñado aquel mando.

El día 12 de octubre fue nombrado segundo General en jefe del Ejército sitiador, mandando desde este día las tropas situadas a la derecha del Ebro; comisionado en un momento crítico pasó a la otra orilla el día 23. El objeto de este movimiento era adelantar el alal izquierda , lo que consiguió, desalojando a las tropas contrarias en medio de un fuego sostenido y obligándolas a encerrarse en el arrabal.

El día 24, una vez situado en la parte derecha, y ausente el General en jefe, observó que la artillería de los sitiados molestaba sin descanso a las tropas sitiadoras; para evitar que aquella situación continuase, dispuso que inmediatamente rompiesen fuego de cañón y obús las tres baterías de sitio emplazadas, con cuyos certeros disparos impuso silencio a las de la plaza.

El día 18 de dicho mes, firmada la capitulación, entró en Zaragoza mandando la División de vanguardia y ocupó militarmente la ciudad.

El día 4 de noviembre, para desarmar un batallón de la milicia nacional, fue preciso poner sobre las armas al Ejército, temiendo que la población se levantara. Puesto entonces a la cabeza de la segunda División, a la cual situó convenientemente, hizo que se ejecutase lo que se había prevenido en la mitad de la ciudad que le estaba encomendada.

Por estos servicios fue premiado con la Gran Cruz de Isabel la Católica.

Por Real orden del día 13 de noviembre se le nombró Segundo cabo de la Capitanía de Buros; mandó  en aquella ciudad las tropas durante el desarme de la milicia nacional, marchando después, por orden del Capitán General, al frente de una columna para realizar la misma operación en la Rioja.

1844 a 1845

Continuó desempeñando en Burgos el cometido de Segundo Cabo, hasta el día 14 de mayo en que fue nombrado Gobernador y Comandante General de la plaza y provincia de Cádiz, donde supo conservar el orden público a pesar de que se trabajó bastante para trastornarle, especialmente cuando estalló el levantamiento de Zurbano en la Rioja y el de los valles de Hecho y Ansó en Aragón. Logró también descubrir la conspiración que existía, entragando a un consejo de guerra a un General que estaba al frente de la misma, así como a los demás comprendidos en ella.

Desempeñó este cometido hasta el 29 de diciembre de 1845, fecha en que fue nombrado Capitán General de Aragón; al despedirse de Cádiz sus habitantes le dieron testimonios honrosos e inequívocos de aprecio, siendo nombrado miembro de la Sociedad de Amigos del País de Cádiz  y de la de Fomento Caballar de Sanlúcar.

1846

Cuando sobrevinieron los sucesos de abril en Aragón, su influencia se hizo sentir de un modo alarmante para el Gobierno, pero las medidas que tomó inutilizaron todo el plan de trastorno, pues descubrió por sí mismo una conspiración, cuyos autores fueron condenados a presidio por los tribunales competentes. Tranquilizado así por entonces aquel importante reino, debió a S. M. la honrosa distinción de que le diera las gracias en dos ocasiones de un modo personal y confidencial por el entonces ministro de la Guerra Don Laureano Sanz.

El descontento siguió, aunque oculto, y al anochecer del día 25 de octubre una conjuración armada estalló en las calles de Zaragoza; pero cañedo avisado por sus confidentes, se puso en persona a la cabeza  de las tropas, batiendo y dispersando en el acto a los conjurados, a los que causó algunos heridos y cogió 30 prisioneros y 70 armas de fuego; por estos servicios le fueron dadas las gracias  por S. M., según la Real orden de 27  de octubre, concediéndole también la Gran Cruz de la Orden Militar de San Fernando.

1847

Comenzó este año desempeñando el mismo mando, y observó que los montemolinistas intentaban extender a Aragón la guerra ya comenzada en Cataluña. Organizó inmediatamente diversas columnas que cruzasen el país, ocupó los puntos estratégicos del bajo Aragón y los puertos de Beceite y Peñarroya; y recorriendo él mismo el territorio que le estaba confiado, logró que no apareciesen en él las partidas, que tan dfíci fue después eliminar en el Principado.

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Día célebre para Zaragoza el día 5 de marzo, como fiesta cívica y aniversario de un hecho que recuerda la gloria, quisieron en este año las pasiones políticas hacer de esta memoria una poderosa palanca para conmover al pueblo, cuyas demostraciones llegaron a hacerse alarmantes al anochecer, dominando una increíble efervescencia en las grandes masas que por momentos inundaban el Coso. Cañedo, que oportunamente había puesto la guarnición sobre las armas, y esperaba en actitud de obrar, se constituyó en el Coso, pero como no tuvieron resultado sus repetidos avisos al Jefe político notificándole la actitud del pueblo, resolvió aceptar por sí mismo la responsabilidad de obrar. Destacó entonces fuertes patrullas de caballería, bastando la presencia de la fuerza armada para restablecer el orden sin que hubiera quelamentar ninguna desgracia.

Fue nombrado por Real orden de 16 de julio Capitán General de Galicia, pero se le ordenó que conservara el mando de Aragón hasta que llegase su sucesor, continuó en Zaragoza. Allí supo que una columna montemolinista fuerte de 400 hombres procedente de Cataluña, había invadido la ciudad de Fraga; marchó entonces sobre ellos con algunas fuerzas y los hizo huir rápidamente del territorio aragonés.

Posteriormente se notaron en la capital de aquel antiguo reino síntomas de trastorno, con motivo de la amnistía concedida por S. M. al General Espartero, pero habiendo puesto as tropas sobre las armas y tomado otras medidas, no consiguieron turbar el orden.

El día 10 de septiembre entregó el mando militar de Aragón al General Norzagaray, a cuyos naturales debió señaladas pruebas de aprecio, entre otras, los di`plomas de Maestrante de la Real Zaragoza y miembro de la Sociedad de Bellas Artes de San Luis de la misma ciudad.

Emprendió entonces su viaje a Galicia, de cuya Capitanía tomó posesión el día 6 de octubre, usando en el resto del año dos meses de Real licendia a consecuencia de un doloroso suceso doméstico.

1848

Mantuvo este año en Galicia el orden público y la disciplina de las tropas, a pesar de la gran influencia que debieron tener sobre el uno y sobre la otra la revolución de febrero en Francia.

También le facilitó su constante vigilancia descubrir el día 17 de septiembre una conspiración militar, que estaba próxima a estallar en la Coruña y que cuyo objeto era trastornar el orden de las cosas entonces existentes; dando principio por el asesinato de las autoridades superiores. Entregó entonces a sus autores a los tribunales competentes, cuyos servicios merecieron la gracia muy señalada de que el Ejército de Galicia fuese considerado como el de Madrid para las recompensas que aquel obtuvo a consecuencia de los sucesos del 26 de marzo, según consta en una Real orden de 26 de septiembre.

Descubrió también otra conspiración en sentido centralista que se tramaba en Redondela, y cuyo principal autor era el diputado a Cortes Don Juan Manuel Pereira, el cual fue entregado al tribunal militar.

1849

Continuó este año con el mando militar en Galicia y el 19 de febrero descubrió en el momento de estallar una conspiración republicana, aprehendiendo 76 armas de fuego, municiones y diferentes efectos de guerra, así como también a los conjurados que fueron entregados a la justicia militar en un número bastante elevado.

El día 21 de abril fue invadida la provincia de Orense por una partida montemolinista procedente de Portugal, la cual en aquella noche sorprendió a los destacamentos fronterizos; Cañedo obtuvo la destrucción de esta partida del modo más completo con la muerte de siete de sus individuos, tres heridos y la presentación de 232, salvándose únicamente cuatro que pudieron refugiarse en Portugal.

El día 2 de junio de este año, . M. le concedió el empleo de Teniente General.

1850 a 1851

Continuó desempeñando el mando de la Capitanía General de Galicia con el mayor celo y asiduidad, hasta que en el mes de marzo de 1851 se le nombró Capitán General del 4º distrito militar (Valencia), a donde se desplazó inmediatament para tomar posesión de su mando.

1852

Habiendo solicitado y aceptada su dimisión el General Don Juan de la Pezuela de la Capitanía General de Castilla la Nueva, el Gobierno por Real decreto de 4 de enero le nombró para el Cargo de Capitán General de Castilla la Nueva. Pasó entonces de Valencia a Madrid a tomar posesión de su nuevo cargo, donde a los pocos días se encontró con el grave suceso del 2 de febrero, cuando Merino atentó contra la vida de S. M. Cañedo legó oportunamente a Palcio y tomó inmediatamente las precauciones necesarias para prevenir todo lo que hubiera podido suceder si aquel atentado hubiera estado combinado con algún plan de trastorno, como al principio se creía.

El vecindario de Madrid admiró la colocación estratégica que dio a las tropas en el campo de las Guardia, el día que tuvo lugar el intento de asesinar a S. M.

Continuó desempeñando el mismo destino, cuando a principios del mes de marzo queriendo el Gobierno de S. M: , por razones únicamente políticas, relevar al General Don José de la Concha del Gobierno y Capitanía General de la Isla de Cuba, nombró a Cañedo para reemplazarle por Real decreto de 10 de citado mes de marzo. Entregó entonces el mando de la Capitanía General de Castilla la Nueva al General Lersundi y embarcó para su nuevo destino.  

1853

A su llegada a la Isla de Cuba, consiguió mantener el orden y la tranquilidad de sus habitantes, protegió la agricultura, la industria y el comercio ypromovió multitud de obras públicas de utilidad y de ornato; a pesar de que fue muy corto el período de su mando, ya que por Real orden de 23 de septiembre fue relevado, manifestó S. M. “quedar muy satisfecha del celo, inteligencia y lealtad con que le había desempeñado.”

Cañedo que había desplegado gran entereza para hacer frente a las intrigas de todo género encaminadas a echarle de un puesto donde con su inflexible integridad era un obstáculo para muchas ambiciones bastardas, se despidió sin embargo de aquellos naturales con estas generosas palabras: “Paso a la vida privada para no dejarla nunca: nadie tiene que temer mi influencia ulterior.”

Las simpatías que inspiró a aquellos habitantes pueden verse por la siguiente exposición que insertaron mucho tiempo después los periódicos de la Corte:

“Excmo. Sr. teniente general D. Valentín Cañedo.- Los que suscriben faltarían á la mas noble de las virtudes, á la gratitud, si al abandonar V. E. las playas cubanas no alzaran la voz para dar prueba del profundo afecto que les inspira V. E. y de las gratas simpatías que ha sabido despertar en este país clásico de la lealtad y patriotismo.

Desde que V. E. tomó las riendas de este gobierno, período bien aflictivo por cierto por estar muy recientes los memorables acontecimiento de agosto, hasta la fecha que dimitió el mando en su digno sucesor, le hemos visto infatigable desvivirse por el cumplimiento de sus sagradas obligaciones, sin que le arredrasen consideraciones de ningún linage para lograr objeto de tanta importancia y trascendencia, como lo logró de la manera mas satisfactoria, y sin que se alterase jamás la tranquilidad pública. Hechos tan notorios como palpitantes están á la vista, y se consignarán mañana á la historia para dar al nombre ilustre de V. E. la gloria que de justicia se merece.

El rápido y asombroso incremento que han tomado bajo el mando de V. E. la industria y el comercio, la actividad que ha desplegado también la agricultura y esa multitud de obras públicas de utilidad y ornato que se han centuplicado en el país durante su gobierno, serán monumentos eternos de su don de mando, y de ese tino y prudencia que harán de su gobierno uno de los mas importantes que recuerdan nuestros anales. A V. E., pues debemos como fruto de esas mejoras notables, la inalterable paz que disfrutamos, paz que ni un instante hemos visto alterada, y que, asegurando nuestras riquezas, afianza para el porvenir el bien estar de la isla de Cuba.

Sírvase V. E. admitir este sincero voto de gracias por su anhelo incesante en conservarnos tranquilos, y quiera el cielo prolongando su vida una larga serie de años, premiar sus virtudes como se merecen, viviendo siempre persuadido que los importantes servicios prestados durante su corta pero fecunda administración en el pueblo cubano, serán la mejor corona de laurel que la gratitud de un pueblo fiel y reconocido puede ofrecer á un magistrado íntegro y celoso, y que premiado por la mano munífica de la mas augusta de las reinas, serán para la isla de Cuba la mas honorífica distinción. Habana 15 de diciembre de 1853.- El conde de Romero.- El marqués de Casa Núñez de Villavicencio.- El conde de Cañongo.- El marqués de la Real Proclamación.- Siguen infinitas firmas de la Hana y diversos pueblos de la isla.”

1854

Se encontraba de cuartel en Madrid cuando sobreviniendo los sucesos de julio de este año, fue nombrado por el ministro Córdova Capitán general de Castilla la Nueva. Cañedo tenía demasiado buen criterio para comprender la situación resbaladiza  y anómala que se atravesaba, y conociendo que con aceptar no podía hacer ningún servicio a S. M. ni al país, dimitió de su cargo.

Falleció en Madrid el día 1 de agosto de 1856.

Autor

REDACCIÓN