21/11/2024 20:10
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No hay dinero para pagar el Ingreso Mínimo Vital, pero la campaña de autobombo ya la hicieron en los medios libres y en los amarillentos.

Nadie duda que, a día de hoy, el Ingreso Mínimo Vital (IMV) sigue siendo una ‘castaña’; o sea, algo mal planificado y peor gestionado. No es de recibo que miles de trabajadores sigan sin cobrar la prestación. Muchas familias vulnerables esperan o, tal vez, desesperan porque no ven el momento de agarrarse al ‘flotador’ que tanto necesitan. El SEPE sigue colapsado por lo que entre ese servicio, el propio Gobierno y la ineficacia de Trabajo y Seguridad Social han destrozado el mal llamado “escudo social”.

Miles de solicitantes van a tener que esperar hasta octubre. No hay citas previas hasta otoño. Tan solo hay respuestas automáticas, de ahí que nadie entienda eso de que “el problema de España está en la oposición”, como dice la ministra de Trabajo. De momento, con el escrache de hace unos días y los que están programados contra su gestión, tal vez entienda que son los trabajadores más necesitados quienes “la tienen ganas” y no la diestra extrema, como torpemente ha querido dar a entender.

El Gobierno solo aspira a hacer propaganda en los telediarios de los medios “amarillentos”, esos que reciben la ‘mamandurria’ habitual; demuestra que nada le importan las necesidades ajenas. Lo que sí es cierto es que los políticos no han dejado de cobrar. Siguen recordándome a la “gallina de Stalin”. Por eso me duele más que aireen que “nadie se va a quedar atrás”; parece que no se les ha ocurrido preguntar al millón de parados que crearon en tres meses, ni a quienes aún esperan el cobro del ERTE ni a los casi 900.000 familias solicitantes del IMV a quienes una orden ha retrasado la conformidad del expediente y el cobro. Ni siquiera se ha gestionado el 1% de las solicitudes.

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No hay dinero y por eso se engaña al contribuyente. Muchas familias vulnerables aún esperan el ingreso. Ese tipo de prestación nunca estuvo bien diseñada; máxime cuando se pretendió que fuera compatible con otras ayudas autonómicas. El caos ya es total y los pocos beneficiarios que lo cobran, resulta que cobran menos que con las ayudas anteriores. ¡Otro fraude del Gobierno de Sánchez! Ya no pueden negar que el pueblo recibe las migajas como compra de voto. Ahí tienen de nuevo a la “gallina de Stalin” en acción. ¿Acabaremos sabiendo que el montante del IMV se está desviando hacia donde no se debe? Empieza a hartarnos eso de las cajas B y las de la falsa “Solidaridad”. Deberían llamarse cajas de “latrocinio descontrolado” o de “fraude discrecional”

Tanto a Iglesias como a Escrivá se les llenó la boca aquel 29 de mayo, cuando dijeron que el IMV era “el mayor avance en derechos sociales” y que era  “un día histórico”. ¡Valientes miserables que atentan contra la necesidad ajena! Transcurridos tres meses, un diario de tirada nacional cuenta con pelos y señales el fraude de la empresa contratada, siguiendo consignas gubernamentales. Se impide la aprobación del expediente aunque toda la documentación esté completa y perfectamente cumplimentada la solicitud. Si esta es la “nueva normalidad”, créanme que no la quiero.

Según me cuentan dos afectados, solicitar el Ingreso Mínimo Vital (IMV) es una aventura, una especie de ‘pista americana’ entorpecida por la burocracia. Se ha lucido TRAGSATEC y ha destrozado su imagen. Ha tenido que ser un trabajador de esta empresa — filial de la empresa pública TRAGSA a la que el Ministerio de Seguridad Social ha encargado la gestión de las solicitudes del IMV– quien denunciara el vulgar cachondeo y la orden interna para retrasar la aprobación de las solicitudes, incluidas las correctas.

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Estamos ante un nuevo escándalo con dinero público por medio. La ciudadanía debe pedir explicaciones al Gobierno sobre la nefasta y negligente gestión del Ingreso Mínimo Vital. Espero que los partidos del arco parlamentario exijan responsabilidades al respecto porque es el Gobierno más antisocial que hemos padecido desde que se aprobó la Constitución del 1978 y así lo demuestra. Las desfasadas políticas de la conjunción de socialistas y podemitas son malos remedos del comunismo que creaba votantes dependientes y, en muchos casos, partía las piernas al disidente, le regalaba dos muletas y decía que gracias a él se había salvado.

En fin, parece que no hay dinero para pagos, pero la campaña de autobombo ya la hicieron en los telediarios de todos los medios. Ahora dejan tirada a esa minoría necesitada, con lo que incurren en el mayor retroceso en derechos sociales. Pero ellos, una vez montados en la  “casta”, ni han dejado de cobrar ni les importa que sufran los más necesitados. Así son el comunismo y el socialismo, primos carnales, siempre dispuestos a vender burras cojas y solteras a quien quiera comprarlas.

Autor

Jesús Salamanca Alonso