Ramón Pérez Maura, periodista conocido, prestigioso y experto en temas internacionales, comenta habitualmente en sus artículos que al actual ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, sus más íntimos colaboradores y gran cantidad de sus funcionarios le apodan “Napoleonchu”. No sé si será por sus grandes dotes de estratega en asuntos internacionales, por su talla física, similar a la de Napoleón o acaso, por las notables aptitudes amatorias de nuestro ministro equiparables a las del gran corso.
Personalmente, Napoleonchu me parece un tipo arrogante y engolado en sus comparecencias. Me recuerda al compañero del colegio que todos hemos conocido: repipi, repelente, sabiondo, vamos lo que los chavales hoy llaman el puntillo de la clase y los adultos podríamos considerar el puntillo del Gobierno. Ese puntillo del gobierno, servil como nadie con su jefe, además, causa hilaridad cuando se enfunda el uniforme del Cuerpo Diplomático al que por oposición pertenece.
Recientemente, nuestro Napoleonchu ha planteado batalla y no para vencer sino para hacer el más estrepitoso de los ridículos y no sólo en territorio nacional, también fuera de nuestras fronteras. Un bochorno enorme al que le ha enviado su jefe de filas y al que él, diplomático de carrera, se ha prestado ofreciendo una imagen vergonzosa dejando a España a la altura de una nación tercermundista. Obviamente, me refiero a la retirada sine die – sin plazo fijo, sin fecha -según él definitivamente, de la embajadora española en Argentina por las difamaciones del presidente argentino Javier Milei a la mujer de Pedro Sánchez.
Javier Milei, no es un político muy ortodoxo en sus intervenciones, eso nadie lo duda, pero desde que tomó posesión como presidente de Argentina no ha parado de sufrir, desprecios, ofensas e insultos de diferentes miembros de este gobierno que sufrimos los españoles. Tras su elección, el felón de Sánchez no fue capaz de felicitarle; para su proclamación, humilló, una vez más al rey Felipe enviándole con un tercer o cuarto espada del Ministerio de Asuntos Exteriores siendo Argentina el país que más residentes españoles tiene, 480.00, y uno de los que más ha estado unido con España históricamente.
Pero la gota que ha colmado el vaso han sido las declaraciones del ministro Óscar Puente llamándole a Milei drogadicto. Los que hemos conocido a Óscar Puente – y sufrido – como regidor vallisoletano sabemos la catadura moral de este bocalán que el alcalde de Madrid definió a la perfección: macarra. Es un asiduo a las redes sociales donde se refugia y desde donde insulta también a árbitros, aficiones y cargos deportivos. Su enemistad, – otra más – con Ronaldo Nazario es conocida y este último, presidente del Real Valladolid, llegó a expulsarle del palco del José Zorrilla.
El actual Ministro de Transportes después de sus graves insultos, no fue cesado ni reprendido por Sánchez ni tan siquiera Napoleonchu salió al quite y pidió disculpas al presidente Milei o a su embajador en España. En absoluto: el fascista de Milei se merece todos los insultos que existen en español. Esa parece ser la consigna que Sánchez ha dado a sus ministros. Javier Milei tras los graves insultos contra él reaccionó con prudencia pero con dureza diciendo que Sánchez debería, antes de permitir los insultos de uno de sus ministros a un mandatario extranjero, vigilar el comportamiento digamos poco ejemplar y sospechoso de los negocios de su mujer.
Javier Milei, no se amilanó en su estancia hace unos día en España y ratificó su postura….y entonces, apareció el empuje, la gallardía y la bravura de Napoleonchu cuando en una comparecencia pública – en la que no permitió preguntas – dijo : ” he ordenado a la embajadora española en Argentina su retirada sine die”. Los motivos argumentados han sido que las palabras de Milei son una ofensa a las Instituciones españolas , europeas y democráticas. Estos falsos términos han salido de, ¡todo un diplomático de carrera!
Milei, cuando fue llamado drogadicto por el patán de Óscar Puente, fue bastante más sensato y no actuó de esta desproporcionada e injustificada manera porque la ofensa, no fue ni mucho menos contra toda la nación argentina por lo que no retiró sine die a su ministro.
Napoleonchu, no salió a batallar como debe hacerlo un ministro de Asuntos Exteriores que se precie cuando el presidente de México Andrés Manuel López Obrador habló mal de España y de los conquistadores españoles y mucho menos cuando el presidente colombiano Gustavo Petro dijo en repetidas ocasiones que los españoles y España como país habían sido un autentico yugo para los colombianos. A este farsante colombiano, tras esas declaraciones, le condecoramos. ¿Dónde estabas entonces Napoleonchu? ¿Qué acciones tomaste? ¿Qué te ordenó entonces el felón de Pedro Sánchez? ¿ Dónde estaba tu amor propio de diplomático de carrera? ¿Qué pensaste ese día al verte de uniforme y escuchar los desprecios a la nación que representas internacionalmente?
No sé si lo sabrás Napoleonchu pero hace ya unos cuantos años el que fuera presidente de México de 1970 a 1976 y falleciera hace tan solo dos años, Luis Echeverría Álvarez, insultó al jefe de estado español Francisco Franco. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Gregorio López Bravo en audiencia con el Generalísimo le informó del caso. Franco le preguntó: ¿ los insultos han sido a España o a los españoles? López Bravo le contestó, han sido hacia usted, Excelencia. Entonces, ministro no hay problema. Los conflictos internacionales se abren cuando insultan a tu patria, no a una persona.
Esta es la diferencia entre un estadista, Francisco Franco y un presidente felón, Pedro Sánchez. Igualmente entre un señor ministro, Gregorio López Bravo y un títere, José Manuel Albares conocido en sus ambientes como Napoleonchu.
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Este Albares es un marichcho, de poca monta, es el hazmerreír internacional
Este Sánchez nada más que tiene mariquillas de ministros, el marlaska, el albares, el bolaños, el Iceta, y las cuatro, y las cuatro lesbianas de ministras eso es lo que tenemos, vaya porquería de gobierno que tenemos