
No es nuevo, ni es de ahora. Lo que ha ocurrido con el Valle de los Caídos viene de lejos, de los años sesenta del siglo pasado cuando la Iglesia, la gran beneficiada por Francisco Franco hasta límites nunca vistos antes, comenzó a socavar su régimen, su trabajo, hundiéndose hasta hoy en un profundo pozo negro del que o va a tardar siglos en salir o no va a salir nunca quedando reducida a un resto, como insinúa el Evangelio, que sobrevivirá numantinamente hasta la Parusía, la segunda y última venida de nuestro Señor, que sólo Él sabe cuándo será y si cuando vuelva habrá alguien con Fe en la Tierra para recibirle.
La Iglesia, no sólo su jerarquía, sino también una mayoría de clérigos y religiosos, por supuesto no todos, que conste, habiendo incluso grandes excepciones, que por escasas son aún más meritorias, lleva pactando con el Diablo desde hace décadas –en realidad sometiéndose a él, pues tal personaje sólo entiende de ser quien mande–, haciéndolo de varias formas, bien que todas con un denominador común: la pérdida de la Fe; de la Fe de verdad, de esa Fe católica que la hizo universal, motor de la civilización, conciencia y referencia del mundo al que venció al cristianizarlo. La Fe de la que España fue su mejor baldón, evangelizadora de la mitad del orbe, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, hija predilecta que, por todo ello, una vez que la Iglesia se somete al Diablo tiene, como él, a nuestra Patria como principal objetivo a batir, a destruir, a eliminar, porque por mandato de Satanás, la Iglesia odia a España, y la odia por haber sido España quien más y mayores derrotas ha causado a tan vil señor a lo largo de la historia; la última con la Cruzada de Liberación Nacional de 1936-39 y las décadas posteriores de paz, justicia y prosperidad de Francisco Franco.
El actual contubernio con el Mal, con la antiEspaña, con los antiCristo, del Vaticano y de la Iglesia española, toda ella, no sólo Cobo, pues los demás obispos otorgan con su cobarde silencio, así como curas y religiosos con el suyo, no tiene parangón ni hay palabras para describirlo en la historia de la Humanidad. La próxima profanación, pues eso va a ser, no ya del Valle de los Caídos en sí, que también, sino de su basílica, lugar sagrado por excelencia, convirtiéndola en un infierno de mentiras es la guinda de un pastel sacrílego, blasfemo y satánico como nunca antes se vio, pues se va a realizar no por una revolución que todo lo arrastra en su locura, sino de mutuo acuerdo entre dos instituciones, de las cuales, para más inri, la mayor de las culpas, y con diferencia, la tiene, sin duda, la Iglesia, porque de los otros sólo eso y mucho más se podía y puede esperar, pues al fin y al cabo están en su papel, pero de los clérigos y religiosos no, sino todo lo contrario.
Más aún. Porque una vez que saltó la noticia, por demás esperada desde la profanación de la sepultura de Francisco Franco, tanto la Conferencia Episcopal como el cardenal Cobo se han puesto en la peor de las evidencias al echarse cínicamente la culpa y la responsabilidad el uno al otro, así como al expresar su malestar porque la otra parte del pacto, el Gobierno, filtrara el hecho que ellos, Argüello y Cobo, junto con el Vaticano, querían, en el colmo de su depravación, que quedara en secreto, para así no ser acusados o al menos que no hubiera pruebas. Y peor aún. Porque para evitarlo in extremis, no han tardado en mover sus hilos, a esa pléyade de meapilas y chupacirios que tienen a su servicio en los medios, congregaciones y parroquias, para que con dimes y diretes siembren la confusión entre los fieles, de forma que incluso ahora que todo el pastel ha quedado al descubierto, pues no hay secreto que no se termine por conocer, la masa que se dice católica y cree serlo, les defienda. Así, además de traidores son viles hasta la extenuación.
Por último, en el paroxismo de la hipocresía, del cinismo y del fariseísmo, nos quieren convencer de que la cruz, la mayor del mundo, según está certificado, no se va a derribar. Idiotas, quien pacta con el diablo, como han hecho ellos, que es someterse a él, puede tener la seguridad de que su voracidad nunca se sacia, de que no se conforma con algo por mucho que sea, sino que sólo le vale el todo y en este caso más, porque el objetivo ha sido siempre la gran cruz; Franco sólo la excusa. Esta tremenda mancha no la borrará la Iglesia nunca ya. Su pecado es tan grande que se diría contra el Espíritu Santo que es el único que el Cielo nunca perdona.
Aún con todo, no debemos olvidar que es nuestra obligación evangélica, y también interés, no desesperar, sino todo lo contrario y en estos tiempos de gran desolación, no hacer mudanza; en estos tiempos de persecución, acrecentar nuestra Fe; en estos tiempos de traición, volvernos más intransigentes; en estos tiempos de intenso dolor, apegarnos más a nuestra doctrina secular; en estos tiempos de combate, pecar menos o mejor no pecar; en estos tiempos de martirio, ser más fieles que nunca a Nuestro Señor; en estos tiempos que son de prueba, sentirnos orgullosos de ser sometidos a ellas; en estos tiempos, sí, en estos precisamente, confiar en Nuestro Señor a ciegas y, además, cumplir con Su mandato de estar alegres y contentos y para ello nada mejor que acudir constantemente a Nuestra Santísima Madre seguros de que nos ayudará a dar testimonio y a vencer, pues está escrito que los poderes del Infierno, como los de sus cipayos, incluso cuando están dentro de la propia Iglesia, no prevalecerán.
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La Iglesia está tomada, los verdaderos defensores fueron arrojados fuera, marginados, calumniados y difamados, y otros asesinados. El resto calla unos por ignorancia culpable y otros por miedo. Un Papa de verdad lo primero que tiene que hacer es exponer la gusanera de masones, progres, apóstatas herejes y degenerados que cohabitan en su seno con intención de destruirla, y echarlos a todos. Y volver a la senda de la tradición y el magisterio de dos mil años. Romper con el mundo y con las filosofías modernas y llamar a la conversión de verdad, vía confesionario.
Pero es cierto que lo que sucede estaba profetizado, no una ni dos, sino muchas veces, bien por inspiración divina o bien porque se veía venir.
Pase lo que pase, al final Cristo vence.
Otra cosa, lo que tendríamos que hacer todos desde ya es nada de X en la declaración de la renta y nada de dinero en el cepillo ante el más mínimo indicio de modernismo, apostasía o colaboracionismo con el enemigo.
No. La Iglesia es de los fieles a Cristo, no a Pedro Sánchez. Si un obispo es fiel a un político, tendrá que responder ante Dios mismo de ello. Pero no incluir a toda la Iglesia Católica, que hay muchos que son santos y que sufren lo no escrito por lo que ocurre hoy en España, particularmente con la humillación del Valle de los Caídos y de la Santa Cruz.
Además. No acuséis a TODOS los fieles y a aquellos prelados que no tienen poder para cambiar las cosas. Si se «resignifica» el Valle de los Caídos, que se resignifique el Vaticano entero, que existe gracias a Benito Mussolini. A ver si así espabilamos.
Ya me gustaría a mí, y a muchos españoles la defensa de la Cruz. Aquí no hay órdenes ministeriales que valgan. ANTES SE OBEDECE A DIOS QUE A LOS HOMBRES. Si no defienden a Dios, que los responsables desaparezcan, así de claro, por traidores sin tasa.
FRANCISCO NO ES LA IGLESIA LACAYA, LA IGLESIA SOMOS TODOS, ES LA JERARQUIA DE LA IGLESIA, COBARDE LA CULPABLE DE TODO
Mi querido amigo y compañero articulista Don Francisco:
Me alegra mucho poder leer el presente artículo, en que expresas tu valentía y claridad ajustada a la realidad que vivimos. Yo, siempre fui y soy valiente, pero no puedo expresarme, pues estoy irremediablemente cercenado, soy un proscrito en este periódico, al que he empleado miles de horas escribiendo artículos, durante muchos años.
No sabes, como te agradezco, tu voz, que la hago mía.
Esa iglesia maldecida por Jerarcas de todo pelaje, ante todo, frecuentan una apología al republicanismo hereje y criminal. Sin duda son los diablos, puestos en la tierra por su jefe Satanás.
Durante años, he enviado 7 escritos a esa diabólica “Conferencia Episcopal”, en la que les he puesto de “chupa de dómine”.
He sido libre en enviarlas, porque no dependía de terceros. Ninguno de mis fuertes escritos han sido contestados.
Nada voy a decir sobre tu artículo, tú lo has dicho todo. Tan solo agradecerte que lo hayas hecho con rigor, soltura, valentía y tu pensamiento libre, haya sido aceptado.
Recibe un fuerte abrazo, de tu compañero articulista, sumido en el ostracismo unilateral.
Miguel Sánchez
Caballero Legionario
NOTA: Desgraciadamente, me temo que este comentario no te va a llegar, pero si es así, te lo enviaré por otro conducto. Gracias.