11/05/2024 08:58
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1- Nadie puede imaginar hasta que punto han sembrado en nuestra mente la idea nefasta y vergonzosa de que quienes crean, quienes inventan y quienes hacen aportes importantes a la ciencia y a la tecnología son los otros, no los españoles, tanto es así que hasta nos lo hemos llegado a creer. Pues quién lo iba a decir, parece ser que uno de los inventos más importantes de la historia de la humanidad, el CINE, tiene una importante contribución española, por no decir que es ESPAÑOL.
2- Resulta ser que los hermanos Lumiere no conseguían de ninguna manera que las imágenes de una película dejaran de verse borrosas. A la sazón unos de los representantes de su negocio de fotografía en España asiste, casi por casualidad, a una rara conferencia que daba nada menos que un cura peculiar, un padre paúl. En dicho coloquio el ingenioso clérigo burgalés explicaba cómo él había conseguido resolver el farragoso problema de las imágenes  borrosas con un rústico aparato que había inventado para la proyección de películas. Al finalizar la charla Flamereau, el representante de los Lumiere, pidió una entrevista al párroco y para su sorpresa, en dicho encuentro aquel genio sencillo y desinteresado le entrega toda la documentación técnica acerca de su GENIAL descubrimiento, pues sus superiores religiosos le habían prohibido terminantemente patentar y comercializar su maravillosa creación.
3- ¿Cómo alguien que tiene en las manos algo que sabe que le puede hacer inmensamente rico lo da desinteresadamente sin pedir nada a cambio? El singular párroco de nuestra historia actuó con la nobleza y la generosidad propia de los hijos de esta tierra que ponen siempre por delante del suyo el interés de los demás. Para este hombre laborioso y sencillo lo importante no era hacerse rico, sino que la humanidad pudiera disfrutar del espectáculo bello, artístico y fascinante de las imágenes en movimiento: el cine. Y se dio cuenta de que esto sólo lo podrían hacer realidad los empresarios franceses para los que trabajaba aquel tal Flamereau.
4- Una vez que los Lumiere tienen en sus manos los estudios y diseños del padre paúl, consiguen en menos de 2 años construir una copia eficiente de aquella linterna mágica que había sido inventada en España; este fue el famoso proyector que los hermanos franceses presentan por primera vez al mundo en 1895, el de la escena del tren llegando a la estación o la escena de los trabajadores saliendo de la fábrica homónima. El resto de la historia ya la conocemos.
5- Pero sin embargo, de quien nunca habíamos oído hablar, al menos yo, es de el genio inmenso, del inventor prolífico y polifacético que, además del cinematógrafo, invento un reloj que se le daba cuerda con la voz, una máquina que escribía al dictado (120 años antes que aparecieran los teléfonos inteligentes) y muchísimos más artefactos asombrosos, no sólo para su época sino también para la modernidad de hoy.
Conclusión: amigos, si nos vamos a Francia o a los USA doquiera hay monumentos gigantescos que alaban y homenajean las figuras de los Lumiere y de Edison. Hay calles con sus nombres por doquier y en las escuelas se enseña a los niños su vida y obra para que se sientan orgullosos del país al que pertenecen.
Preguntaos,  por favor:¿por qué la inmensa mayoría de los españoles no tenemos ni la más remota idea de quién fue MARIANO DÍEZ TOBAR? ¿Por qué no hay siquiera un mínimo monumento que rinda tributo agradecido a este genio de la invención? ¿Por qué no se enseña a los niños en las escuelas que uno de los inventos más importantes de la historia de la humanidad, el CINE, lo hizo un ESPAÑOL?
¿Por qué me ha parecido pertinente y necesario contaros esta historia? Para que a partir de hoy, cada vez que vayáis al cine o veáis una película en casa, os sintáis muy, muy orgullosos de quiénes sois y del país al que pertenecéis, porque quien hizo realizable y posible esta maravilla de la ciencia, del arte y de la tecnología fue MARIANO DÍEZ TOBAR, un español como vosotros.

Autor

Hernan Perez Ramos
Hernan Perez Ramos
Hernán Pérez Ramos es un acertado analista sociopolítico caracterizado por su laconismo sustancial que brinda una comprensión diáfana de las situaciones que revisa en su apartado de ÑTV ESPAÑA: Análisis a vuelapluma.

Es un experto en Raíces Biológicas de los comportamientos humanos y autor de un libro con una nueva teoría de la evolución humana.

 
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Geppetto

Los españoles son unos singulares inventores
Tan adelantados son que han inventado como destruir España desde dentro

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Lo que el artículo plantea es muy importante pero se debe elevar al nivel de abstracción que le corresponde:

1) El valor práctico y económico que, con frecuencia, tiene la baja tecnología frente a la cacareada y monopolizable alta tecnología. La fregona y el Chupa Chups pero también el botijo o el efecto que el barro cocido ofrece para la refrigeración. El poder de observación e invención de los que no tienen la ciencia formal por profesión es vital para la sociedad.

2) La verdadera historia de la ciencia y de la tecnología como el producto del esfuerzo de muchos pensadores e investigadores anónimos e independientes desligados de instituciones y centros de poder, y cuyos nombres no sabremos en muchos casos.

3) Las condiciones sociales que permiten la construcción del saber pero, sobre todo, su transmisión. En una China donde la ciencia estaba asociada al poder político, las revoluciones y los cambios de régimen acarreaban la destrucción de todo lo anterior indiscriminadamente. En una sociedad donde la ciencia es un activo particular y nunca un bien público, donde no existe el concepto de una comunidad académica o e de una hermandad del saber independiente con sus propios fines y su propia raison d’être en el saber mismo, la ciencia acaba muriendo.

4) La falsedad inherente a las historias piadosas docentes o a las historias nacionalistas sobre quién inventó qué. Todavía me encuentro por el mundo mucha gente de diversos países que se han tragado la trola inglesa de que ellos inventaron la máquina de vapor o que fueron los primeros en dar la vuelta al mundo.

Los ingleses son tan retorcidamente malvados que han tratado una vez y otra de hacerse pasar por pioneros de invenciones sin serlo. Desde el «tango inglés» -por absurdo que parezca- a defender idioteces tales como que ellos fueron los primeros en dar la vuelta al mundo porque fueron los primeros en hacerlo vestidos de azul o lo que se les ocurra. Los judíos en eso son hasta peores porque, mientras para el anglosangrón es una cuestión de orgullo y propaganda robar los archivos parroquiales en México donde nació Thomas Alva Edison, para el judío es una cuestión de comercio. Puede ser un tal Chomsky apropiándose descaradamente de las ideas de Sylvain Timsit, un tal Einstein robándole descaradamente ideas que ni él mismo entendia bien a Poincaré o a Olinto de Pretto, puede ser un tal Freud diciendo que había él descubierto el inconsciente, a pesar de todo lo desarrollado al respecto por William James.

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