30/06/2024 07:14

Las mentiras de «pedro sánchez» se han convertido en indicio de criminalidad tal y como la Audiencia Provincial de Madrid ha observado en el caso «Sánchez-Begoña Gómez» avalando las actuaciones del juez Juan Carlos Peinado. Poco antes sabíamos que el delincuente de La Moncloa-digo bien,  sólo me adelanto en el tiempo para calificarlo de tal- sabía de la imputación de su mujer antes de que montara el paripé de la dimisión, tomándose cinco días con dejación de funciones para luego excusar su mezquindad y estafa con la toma de medidas contra la prensa libre y la Justicia «ultraderechista». Lo cierto es que hay un  criminal al frente del desgobierno socialcomunista que en cinco años ha desatado todos los males abriendo la caja de Pandora de las codicias de cuantos se han prostituido en lo personal y lo profesional vendiendo, además y de eso darán cuenta con el último suspiro los muy hipócritas, el alma al Diablo, literalmente.

La Fiscalía al servicio de su amo pierde así el torticero pulso contra la Justicia verdadera, y queda en evidencia como tentáculo podrido al servicio del corrupto de La Moncloa después de que no se considerara el archivo de las investigaciones. El cadáver de Sánchez huele a sí mismo con artificiosa apariencia de vida.

España ha perdido su dignidad estos años pasando por el aro de un corrupto mayúsculo, un mentiroso que ni ha ganado elecciones engañando a su chusma electoral insuficiente; ha transigido en su honor histórico por las marrullerías de un criminal que estrenó su dimensionada carrera aprovechando una pandemia que provocó decenas de miles de muertos, asesinando con eutanasia encubierta y protocolaria a nuestros Seres Queridos en tanto aprovechaban la tragedia para lucrarse como avariciosos demonios sin entrañas. Su siembra de cizaña es la más hipócrita estrategia satánica para dividir y pescar a río revuelto; es un parásito sin entrañas ni conciencia. Las corruptelas familiares son sólo la punta del iceberg de un totalitarista que siempre se creyó por encima de la Ley, un demente sin moral, un oportunista sin límite y un demonio con bono eterno para el averno que lo engullirá después de muerto. Los indicios son pruebas en su caso aunque haya hecho de la mentira su filosofía indecentemente universal para pisotear la noción de la honra. Nos encontramos ante un desequilibrado con aires de grandeza; un Nerón con destino de cobarde; un mafioso metido a política que ha destrozado la vida de millones de personas y retorcido la convivencia de la que ha parasitado con hipócrita disimulo hasta que las circunstancias-un estrecho embudo de carrera delictiva desde la presidencia- le ha obligado a despojarse de la máscara, haciendo un llamamiento a sus huestes podridas de inmoralidad y absoluta carencia de conciencia.

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La pregunta que debe hacerse una España burlada que ha bajado sus defensas ante el engaño masivo de un delincuente metido a política, es cómo puede dar marcha atrás en su cobardía para abordar la definitiva supervivencia que ha dejado en las garras de una organización criminal que se sienta -con todos sus abusivos y ufanados capos afanados en la impunidad-en el Consejo de Ministros otrora dignificado en defensa de un Estado de Derecho, hoy carcomido por las termitas con nido en el palacio monclovita.

La calle toma el pulso a la realidad sociopolítica que ha emponzoñado Pedro Sánchez y la camarilla de estafadores que ha saqueado España y atentado contra el Estado de derecho. Una realidad que quizá sea la única que late en la conciencia de los ciudadanos hartos de que un estafador de tres al cuarto junto a su familia corrupta, sea quien presida con fraude electoral y mentiras continuadas el futuro de un país que buscará con ansias el modo de deshacerse de esta garrapata criminal que comanda la mafia social comunista. En uno de eso restaurantes con asueto de fin de semana se escuchó con voz altisonante: » A este estafador que okupa La Moncloa se le echa con una operación policial, es un decir, o militar cuando se tenga la certeza de que hay un delincuente en el Gobierno de España».

-¿Una operación policial o militar?-espetó uno de los comensales.

-Ante un criminal que se aferra al poder sólo cabe la intervención en defensa del Estado de derecho, medidas excepcionales tal y como se extirpa un cáncer mediante cirugía. El cáncer sanchista.

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El comedor enmudeció: la tajante exposición quedó en el aire a modo de reflexión colectiva. Y esto fue antes de que se supiera que Sánchez sabía que la imputación de Begoña Gómez era en firme y no un bulo de la «fachosfera». Antes de que la Audiencia Provincial de Madrid observe indicios criminales. Como si no hubiesen suficientes indicios criminales del desgobierno de España con el psicópata de La Moncloa comandando los males.

La calle que tanto sabe conoce a Pedro Sánchez mejor que los responsables que han dejado a España abandonada desde sus más altos puestos de compromiso histórico. La calle y el mundo entero que sabe bien con qué clase de alimañas trata esta España nuestra tomada al asalto por estafadores y criminales de toda condición.

No estoy de acuerdo con lo que se escuchó el el restaurante, pero fui uno de los que quedó en reflexivo silencio consciente de las anomalías sanchistas y de la condición criminal de quien hará de todo para que no se le descubran los muertos debajo de las alfombras… esos muertos que le asoman por la boca en cuanto la abre. Apesta a crimen el vil caníbal.

La Audiencia Nacional de Madrid considera indicios de criminalidad en el caso Begoña Gómez

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