22/11/2024 11:37
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Resumí ayer la primera parte de la charla, pronunciada hacer veintiún años sobre “Periodismo y prensa canallesca”, elogiando la gran dignidad de una vocación  necesaria y excelsa como es el periodismo y me faltó espacio y tiempo para glosar la segunda: la “prensa canallesca”. Esa denominación  se la debemos al “mártir” español de la masonería, al Almirante Cerrero Blanco. No veo ninguna otra mejor.  Según la Real Academia es “canalla”,  la “gente ruin”, la “persona despreciable y de  malos procederes”; y, “ruin”,  el “ser vil, bajo, despreciable”: el “infame, que corresponde mal a la confianza depositada en él.

No cabe duda,  resulta el retrato exacto de los primeros espadas,  de los periodistas millonarios del oligopolio y del noventa por ciento de los “media”, incluidos  los “genios de la cinematografía” y los intelectuales de relumbrón.

Por eso, la realidad cotidiana y palpable está lejos del ideal sublime del periodismo “sacerdocio de la Verdad”,  al haber traicionado a su sagrada misión, prostituyendo al llamado “cuarto poder”,  lo que me obliga a consagrar la segunda parte de esta charla a destacar la  traición del periodismo a su misión sagrada,y a  resaltar la degeneración de la profesión. 

Me resultó muy fácil resumir lo dicho sobre el Periodismo, pero no me siento capaz de hacer lo mismo  en lo relacionado con la “prensa canallesca”. Los  interesados en el tema deberían leer la charla completa en el libro “ARDE EN LAS MANOS”.

Me limitaré, pues, a glosar algunas ideas.

En primer lugar,  la respuesta a la pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre “Periodismo” y “Prensa canallesca”?

Es sencilla y esencial: ¡El cambio de culto!

El primero, es un “sacerdocio al servicio de la Verdad” –a Dios– ,  y la “prensa canallesca”, un “sacerdocio al servicio de la Mentira”   y de todo lo repelente y monstruoso, especialmente el odio, — sirve a Satanás–.

Hoy, en España, el noventa por ciento de los media son “prensa canallesca”.

La degeneración de la nación, la destrucción de la fe y la moral cristiana en nuestra Patria,  no  es fruto casual. Se ha sembrado, regado, cultivado y mimado con esmero durante décadas de “información-estiércol”; y la canallesca,  ha triturado el alma nacional y realizado la promesa de Alfonso Guerra. Ciertamente, a nuestra Patria,   no la reconoce ya “ni la madre que la parió”.  ¡Los hijos de Satanás han alcanzado su objetivo predilecto!

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Segunda pregunta: “¿Quién lo ha hecho posible? ¿Qué ser todopoderoso ha creado los instrumentos para realizar  ese “trabajo hercúleo”,  gracias al cual están en vías de extinción la Sociedad Cristiana de Occidente, España, yas naciones hispanas y se tambalea el propio Catolicismo?

La respuesta es, igualmente, sencilla y simple: ¡El “Poder Supremo sin rostro”!

 

La parte más seria, más desconocida (o más olvidada) del meollo de esa guerra a muerte de Satanás contra Cristo y su Iglesia, en primer lugar  y, en segundo, contra todo cuanto  haya estado o esté al servicio de Jesucristo y su Obra (como es el caso de España y la Hispanidad) se halla en la respuesta a dicha pregunta.

 

Para que se convenzan repasemos Los Protocolos de los sabios de Sión —¡su “biblia”!–  que  no son obra de Hitler –tenía seis años–,  ni de los nazis.

No se precisan comentarios, basta  leer despacio lo que sigue:

Los gobiernos modernos tienen en sus manos una fuerza inmensa creadora de las corrientes de ideas del pueblo; esta fuerza es la Prensa. Su misión es la de conocer las reclamaciones necesarias, trasmitir las quejas del pueblo, es decir, fomentar y expresar el descontento. Encarna la libertad del cacareo pero nadie como nosotros, sabe organizar esta fuerza de la Prensa y obtener provecho de ella.  Gracias a la fuerza de la Prensa hemos logrado nuestra influencia. Gracias a la fuerza de la Prensa hemos adquirido el oro,  bien es verdad que a veces han sido necesarias torrentes de sangre y de lágrimas para conseguirlo pero el fin justifica los medios; también nos costó el sacrificio de muchos de los nuestros y cada una de estas víctimas nuestras vale ante Dios tanto como millares de vidas de los “goyim”. El fin esencial de nuestro gobierno  secreto es debilitar el espíritu público por la crítica, hacerle perder la costumbre de la reflexión, la cual determina siempre una oposición a superar, orientando sus acciones por medio de  vana elocuencia.

Se observa ya en nuestros días una solidaridad masónica que obedece una consigna. Todos los órganos dentro del Periodismo están ligados entre sí por el secreto profesional y semejante a los antiguos augures, ningún miembro de esta corporación revelará el secreto de lo que sabe  si no le ordenamos nosotros que lo haga en público. Ningún periodista puede llegar jamás a figurar como una de las celebridades literarias si su pasado no garantiza su sumisión   a nuestras directrices y a nuestras consignas. La miseria, la vanidad, el orgullo  y otros defectos son las garantías  de la obediencia de un periodista que corre tras el éxito y constituyen la causa de su sumisión  a esta solidaridad masónica ya mencionada. Estas son las llaves que abren las puertas del Olimpo literario; este Olimpo permanecerá siempre cerrado para cierto número de grandes espíritus que, insumisos a nuestras órdenes, no podrán jamás pensar en él.  Ninguna información podrá aparecer y penetrar en las masas sin pasar por nuestro control, incluso en la hora actual ya es así (en 1896, ¡hace 126 años!), puesto que todas las noticias son recibidas desde todas las partes del mundo por un pequeño número de agencias que las centralizan; estas agencias creadas por nosotros, no harán público más que lo que nosotros determinemos.

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Podría seguir citando a los “Sabios de Sión” pero creo que es suficiente para dejar patentes, verdades perfectamente tapadas a la masa borreguil que malgasta ese don que Dios concede al hombre, llamado “el tiempo”,  ante la “caja tonta”   escuchando a esos manipuladores y embaucadores que lo idiotizan desde las “tertulias” y la mayor parte de los programas, especialmente los que baten récores de audiencia.

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.