Señora Irene Montero, póngale faldas a Pablo Manuel, debajo de la tableada una tanga rosa, colóquele una mochila en la chepa y llámele Irene. Por Pablo Gasco de la Rocha

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Señora Montero, ¿se hizo, o lo suyo viene de fabrica? Señora Montero, está tan pasada de rosca, que sus propuestas son auténticos delirios; delirios que denotan una grave alteración de su capacidad mental, consecuencia de su confusa forma de pensar. Debería hacérselo mirar, seguro que todavía hay tiempo.

Señora Montero, una cosa es que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades, y otra es llegar al ridículo. Sea sincera, cree realmente que a un chico le gusta ponerse faldas. Más aún, cree que a una chica le gusta un chico con faldas. Cree que una madre en su sano juicio le pone a su hijo faldas. ¿Cuál será la próxima ocurrencia, señora Montero? Que se pinten los chicos los labios, que se pongan pecho, que se hagan una operación en las cuerdas vocales para imitar el tono de voz femenino… ¿Qué a todos los chicos que nazcan en España se les ponga de nombre IRENE? No sea ridícula, que para ridículo ya está su pareja, Pablo Manuel.

Ahora bien, si de lo que trata es de impactar con sus propuestas, le doy una, añada cierta textura al estilo de Pablo Manuel, póngale faldas, debajo de la tableada una tanga rosa, colóquele una mochila en la chepa, llámele Irene y, si se atreve, sáquele a la calle.

Por cierto, ¿piensa el Gobierno del que forma arte y parte penalizar a los niños que piden armas y a las niñas que piden cocinitas a los Reyes?

Señora de Iglesias, aparte de completa de ira, está usted pasada de rosca… ¿Qué fue lo que hicieron de usted de pequeña?