21/11/2024 17:57
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Aplastante lógica, sentido común aplicado: no pueden existir «variantes» originadas por un virus (SARS-CoV-2) que no existe. Cuya existencia continúa sin estar científicamente demostrada, otra manera de expresarlo. NADIE, repito, NADIE ha demostrado su existencia. NADIE ha seguido el correcto proceso de aislar, purificar y secuenciar tan fantasmal bichito. Ni con el bichito-19 ni con ningún otro de los denominados virus patógenos. TODO, fraude. De principio a fin. Además de lo tantas veces comentado: la falsísima teoría microbiana de la enfermedad, toda la fraudulenta virología basada en mayúsculos errores interpretativos, presuponiendo falazmente que existen virus patógenos infecciosos. De hecho, los denominados «virus» no existen siquiera como entidades biológicas. Tan solo son – casi nada, por desgracia – construcciones digitales, como el denominado SARS-CoV-2, realizadas mediante sofisticados programas informáticos.

Te mienten y se descojonan de ti: “variantes” del miedo

Prosigamos con la patraña Ómicron, como las anteriores letras del alfabeto grieto que bautizaron a las inexistente «cepas»(Alfa, Beta, Gamma, Delta, Delta Plus). Y como surgen tantas «variantes», las timovacunas covid dejan de funcionar: embustera narrativa oficial. Pero necesario recordatorio: no existe una definición universalmente aceptada para los vidriosos términos «cepa», «variante» o «aislado» dentro de la comunidad virológica.

Todo es brutal y despiadado pitorreo (¿cómo encontraron más de 30 mutaciones?: juas), siniestro engañabobos para perpetuar el miedo, el atroz pánico, la horrenda psicosis de masas. Buscando terceras dosis…hasta el infinito y más allá. Ansiando chutar el mierdero experimento genético también a los críos más pequeños. Pronto, a los menores de cinco tacos. Apuntalando el perfecto chivo expiatorio: los no timovacunados. Antes fueron los ancianos. Luego la chavalería botellonera. Hogaño, los «insolidarios» e «irresponsable» no timovacunados. Los lacayos intentando cumplir el satánico objetivo de las genocidas élites: timovacunar a todos, toda la puta vida. En el ínterin, sacándose de la manga, cual nigérrimos magos, futuras “variantes” para intentar lograr las diabólicas metas de los maltusianos mandarines. Lo dicho en tantas ocasiones: pues va a ser que NO.

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Y no paran ni pararán con su terrorismo masivo. Inventarse «variantes» de virus que no existen, otra desvergüenza más. Una de tantísimas. Utilizando pruebas virales de forma engañadora: tales pruebas, verbigracia PCR, ya de por sí fraudulentas, no están diseñadas para “hacerle decir” al test qué supuesta «cepa» está originando la presunta «infección». No existen test de ningún tipo que permitan identificar las distintas variantes del fantasmático SARS-CoV-2. Y quienes aseveran lo contrario mienten como bellacos: no aportan NINGUNA prueba que atestigüe su delirante y anticientífica afirmación.

Todo son putrefactas e inconsistentes contradicciones, pues. El relato oficialnoico, indudablemente, por mucho que inútilmente se esfuerce, no explica EXACTAMENTE qué son las «variantes». Y mucho menos, por supuesto, si pudiera hacerse, cómo detectarlas con cierta fiabilidad. Mienten como respiran.

Por qué lo llaman “variante” cuando quieren decir timovacunación

E ignoran, deliberadamente, lo esencial: desde hace un año, en todo el orbe, preferentemente el occidental, timovacunación masiva. He ahí la clave de la atroz pamema de las «variantes». Por qué dicen «cepa» cuando quieren decir, en el mejor de los casos, ineficacia de las timovacunas. En el peor, letalidad de las timovacunas. Si el supuesto SARS-CoV-2 ha “mutado” tantas veces, como afirma el ridículo relato oficial, tiene que deberse en exclusiva a que lo hace para «escaquearse” de las timovacunas. Es lo único razonable y coherente dentro del absurdo y patético relato oficial.

Y, sobre todo, omisión sobre lo más inquietante: el arma bioterrorista Spike, Espícula o Espiga. Proteína, dizque. Porque una cosa se halla razonablemente clara ateniéndonos a la narrativa oficialnoica: cuando alguien se «infecta», su cuerpo desarrolla anticuerpos contra TODAS las proteínas del “virus”, mientras que las timovacunas covid solo los generan contra una: Spike. Lo dicho, genocida arma bioterrorista.

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…¿Entonces? Acertaron. Por qué llaman «variantes» a lo que no son más que los buscados y criminales efectos adversos originados por las timovacunas. ¿Hasta cuándo vas a creerles? En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.