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España en campaña electoral permanente, igual de permanente es la disociación con la realidad de la clase política.

Los partidos están de gira con shows y espectáculos que recuerdan a los de las viejas estrellas del rock. Su público, sus furibundos fans, los siguen y aplauden a rabiar de igual manera, canten la canción de siempre o estrenen una con un estilo nunca antes escuchado. Da igual. Un fan no comerá, pero jamás dejará de comprar el último lanzamiento de su banda. Lo mismo sucede con los partidos políticos y sus votantes cautivos.

Esta semana pasada, la exitosa catalana en común, Ada Colau presentó sobre el escenario a una rutilante estrella y líder mundial: Yolanda Díaz, toda una sorpresa y un privilegio para el mundo del espectáculo local, y que ya está en la banda del país de las otras políticas.

En otro escenario repleto, Pedro Sánchez lanzó el hit llamado “España no merece una derecha furibunda”, que fue recibido calurosamente por su público fiel. Su banda dedicó también una canción a Pablo Casado titulada “Irresponsabilidad absoluta”, cuya letra habla de su desafortunado encuentro con el alma del dictador en el altar de una iglesia. El comodín de Franco no falla jamás, éxito asegurado, como diría otra gran artista.

El líder de la banda popular, el cripto franquista Casado, recordó a su público bajos las luces del estadio, que el PP no es un Talent Show y que en su grupo no hay solistas ni personalismos. Eso sí, nace una estrella y se llama Isabel Díaz Ayuso. En un unplugged cantó una bella canción titulada “Tener criterio propio no significa ser desleal” que llegó a lo más profundo del corazón de su público, cada día más numeroso.

Macarena Olona, del supergrupo VOX, cosechó esta semana el número uno en el ranking español con su single “El próximo gobierno será con Vox o no será” y “Ha llegado el momento de gobernar”.

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Bildu y Esquerra, convertidos en bandas tributo, interpretaron a dúo el cover “Televisión, Netflix y lenguas cooficiales” que superó el éxito alcanzado recientemente por Otegui con su “Presos por presupuestos”.

Pero el gran éxito de la semana no tiene rival. Odón Elorza con su medley o popurrí “Dejen de utilizar a las víctimas para atacar al gobierno de izquierdas / No sean tan miserables / ETA desapareció /ETA no está aquí, aquí no hay terroristas / Aquí hay franquistas y derecha de vocación golpista”, arrancó los aplausos más estruendosos últimamente oídos en el Estadio de la calle de San Jerónimo, entrando en la Historia y con todo mérito.

El Heavy Metal arrasó en Cádiz durante 10 días con un espectáculo de fuego, humo y pirotecnia casi a la altura de los enmascarados KISS, pero de bajo presupuesto. Sobre el escenario vimos la tanqueta policial, los coches en llamas y los contenedores ardiendo de fondo con el Kichi como estrella invitada. El público, al oír su nueva canción llamada “La calle del proletariado del metal” entró en estado de éxtasis colectivo con el sonido de fondo de las balas de goma de los uniformados.

El aumento de los precios, la crisis energética, la tercera dosis, el pasaporte COVID, las colas del hambre, las pensiones de los boomers, las nuevas restricciones y los confinamientos a la vuelta de la esquina, no entran en el repertorio de las bandas más cañeras. Es que tienen el calendario de conciertos a tope con las canciones que parece que, de momento, aún siguen teniendo éxito. La reciente llegada de la variante Ómicron a la escena local promete convertirse en el éxito de estas fiestas. Pero ojo, que como dice el tango, la fama es puro cuento.

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José Papparelli