19/09/2024 23:19
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Ricardo Herreras Santamarta (León, 1972) es Licenciado en Historia (2001) y Máster en Literatura Española y Comparada (2014) por la Universidad de León. Su trayectoria abarca una larga experiencia laboral en los más diversos sectores además de numerosos cursos, becas, trabajos de investigación (Sic semper tyrannis: La influencia del pensamiento de Juan de Mariana en el teatro de Lope de Vega-Trabajo Final de Master), artículos para revistas especializadas (ProMonumenta, Ateneo Leonés) conferencias, menciones especiales y colaboraciones (La Razón de la Proa, Tradición Viva). Es autor del libro El escapulario de la Virgen del Carmen. Entre la devoción religiosa y la creencia popular (Madrid: PuntoDidot, 2016).

¿Por qué un libro sobre Franco y la mano incorrupta de Santa Teresa?

Este libro es en buena medida fruto del azar. En un momento determinado se me propone -aquí en mi León natal- participar en un libro colectivo sobre la figura de santa Teresa, lo cual era algo que al principio no me seducía demasiado. Hasta que decidí hacerlo tratando el asunto de la reliquia teresiana que estuvo en poder de Franco durante tanto tiempo. Circunstancias que ahora no vienen al caso van a hacer que, finalmente, no participé en dicho proyecto…pero hete aquí que sigo indagando sobre el tema y, bueno, después Álvaro Romero de SND se interesó por él y acordamos su publicación.

¿Por qué se dijo que tanto que más la mano era el brazo de Santa Teresa?

Si he de ser sincero, lo desconozco. Lo cierto es que popularmente a la reliquia de la mano izquierda de santa Teresa se la ha venido confundiendo con la también reliquia suya del brazo izquierdo (actualmente conservado en Alba de Tormes). Téngase en cuenta que, al poco de su fallecimiento, la conocida como «andariega de Dios» fue (como le ocurrió a otros santos antes) casi «despiezada» en aras a la obtención de reliquias. Menos explicable, si se quiere, es el hecho de que tantos historiadores se sigan aún refiriendo a este vestigio sacro (el que estuvo en poder de Franco) como un «brazo» cuando es una «mano»…

En cualquier caso no hay duda de la autenticidad de la reliquia…

Ninguna en absoluto. Es cierto que no pocas reliquias de la Cristiandad son dudosas y bastantes falsas. Pero no es el caso. De hecho, el accidentado periplo de la mano incorrupta de Teresa de Cepeda y Ahumada está perfectamente documentado desde que el padre Jerónimo Gracián se la cercena en 1583 hasta su regreso definitivo a Ronda en 1976.

¿Por qué hace una introducción explicando que es una reliquia, la importancia de su veneración y el poder que tiene?

Me parecía necesario. Más que necesario, imprescindible. Aunque el descreído hombre postmoderno considera todo esto poco menos que mera superchería, lo cierto es que a lo largo de la Historia las reliquias han tenido una gran importancia, religiosa y económica, social y cultural, y por ende, política.

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¿Por qué fue tan importante esta reliquia en concreto?

Todas las reliquias relacionadas con santa Teresa lo son. Ocurre que ésta en concreto -a la que desde el principio se atribuyeron cualidades excepcionales- ha tenido una peripecia muy ajetreada, de acá para allá, salvándose poco menos que de milagro de su destrucción en varias ocasiones…ello creo que la hace especial. Además, la mano izquierda de cualquier santo tiene una connotación muy especial.

¿Qué supuso su incautación en plena contienda de la Guerra Civil?

Desde luego, para las monjas carmelitas de Ronda, que eran quienes la custodiaban entonces, una auténtica tragedia, después de lo que habían luchado para que se les cediera de cara a la fundación de su comunidad. Por otro lado, para el bando nacional, su recuperación -dentro de las operaciones militares desarrolladas en aras a tomar Málaga capital- se convirtió en algo prioritario una vez que dichas monjas den cuenta a las autoridades militares sublevadas de su sustracción por los milicianos.

¿Por qué se convirtió en un símbolo de la España Nacional?

Santa Teresa ya era en sí misma un símbolo de la España tradicional antes de la Guerra Civil, a la que se invocaba (junto con San Ignacio) como icono de las esencias de la Patria. De ahí a que pasase a ser un símbolo del llamado bando nacional sólo hubo un paso. Máxime en un contexto propicio como fue el de la Guerra Civil entendida como Cruzada, enaltecedor en grado sumo con cuanto acontecimiento se relacionaba con la fe tradicional del pueblo español, la cual no olvidemos se perseguía con saña por el bando frentepopulista.

¿Hasta que punto era consciente Franco del valor simbólico y del poder de esta reliquia?

Ésta es una pregunta que entra en el apartado de las creencias personales de quien fuera el Jefe del Estado español tantos años, por lo que no resulta fácil responder a ciencia cierta. Pero vamos, que el sólo hecho de que permaneciera a su lado desde 1937 hasta el último día de su vida, que nunca quisiera cederla a sus legítimas propietarias o que le acompañara cada vez que pasaba unas jornadas fuera de su residencia oficial en El Pardo…resulta indicativo de la importancia que atribuía a este vestigio sagrado. Importancia nacida de la resonancia que adquirió su recuperación en febrero de 1937 (considerada «milagrosa») y acrecentada con la toma de Madrid coincidente en su fecha con la onomástica de santa Teresa (el 28 de marzo de 1939). Por otro lado, Franco no dejaba de ser un hombre que se movía en algunos parámetros premodernos, ésos que siempre atribuyeron a estas reliquias la categoría de «objetos de poder», con los que presentarse como el continuador en el tiempo de los gloriosos monarcas y caudillos del pasado más glorioso de España. Y de ahí su querencia por ellas.

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¿Por qué a la muerte de Franco la reliquia regresó a Ronda? ¿Dónde se puede venerar en la actualidad?

Desde prácticamente el mismo instante que la mano incorrupta de santa Teresa llega a Franco, la madre priora de la iglesia-convento de la Merced de Ronda (donde se encuentra en la actualidad) inicia una suerte de «batalla epistolar» con Franco a fin de recuperar tan valioso vestigio que se prolongará durante décadas. Y eso que ya en 1939 el obispo de la Diócesis de Málaga (hablamos del leonés Balbino Santos) accedió al deseo del Caudillo de custodiar de manera vitalicia la reliquia teresiana y que únicamente a su muerte regresaría a Ronda.

¿Qué es lo que aporta el libro a todo lo que se había escrito sobre el tema?

En primer lugar, recomponer el escaso a la par que fragmentado relato existente acerca de este singular episodio acontecido en pleno siglo XX, intentando delimitar lo que hay en él de mítico, legendario, propagandístico, metapolítico, etc. Y en segundo, imbricarlo necesariamente en la muy importante «cuestión religiosa» que en gran medida marcó el devenir de nuestra Historia en el período 1931-1979.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Geppetto

El brazo, que es una mano, de Santa Teresa estaba en 1937 en poder del coronel Jose Eduardo Villalba Rubio, que habia ido a Rona a saber como los rojos habian asesinado a su hermano Alvaro cuando se retiro de Malaga dejandola en manos de unos militares afectos al alzamiento y que segun Madrid Villalba debia fusilar, cosa que no hizo la dejo para que Franco la tuviera con un escrito que decia,» Paco, aqui te dejo la reliquia de Santa Teresa que esto bestias se la comen»

Hakenkreuz

Se recuperó el brazo de Santa Teresa de Jesús durante la campaña de Málaga entre finales de enero y comienzos de febrero de 1937, cuando toda la provincia fue reconquistada por el bando nacional con ayuda del CTV. Y desde entonces no salió del Terminus. Franco bien sabía donde estaba la Ayuda suprema de España.

De un convento de carmelitas descalzas que fundase Santa Teresa de Jesús en Ciudad Real se afirma que los rojos no se atrevieron ni a entrar en la guerra porque decían oír en los pisos superiores los pasos de la santa, aún estando el convento vacío. El caso es que no pocos conventos se salvaron de la quema y del saqueo por sucesos sobrenaturales que los rojos no tuvieron inconveniente en contar posteriormente.

Hakenkreuz

En este diario digital ñtvespana.com, una colaboradora de ustedes ha escrito sobre nuestra amada y reverenciada doctora de la Iglesia Católica santa Teresa de Jesús de Ávila en unos términos que no difieren mucho de los que los más encarnizados enemigos de Dios habrían utilizado con ella, hirientes para todos los que somos devotos de esta gran santa y benefactora de España. Todos sabemos que santa Teresa tuvo ya muchos enemigos en vida, incluso el santo oficio se excedió en su celo recibiendo una buena reprimenda de la santa, que hablaba con la autoridad propia de los elegidos de Dios, también muchos amigos, como san Francisco de Borja, san Juan de Ávila, san Juan de la Cruz y san Pedro Alcántara, entre otros muchos, y el corazón de muchísimos españoles de su época.

Santa Teresa es atacada y odiada por todos los vástagos de satanás porque hizo mucho daño a éste y salvó y continúa salvando con sus revelaciones, reliquias, libros y poesía, plasmadas en sus libros que escribió por mandato de confesores y obispos, que no por vanidad, a muchas almas en todo el mundo que se han acercado incluso solo con curiosidad a su obra, de la que nadie puede salir decepcionado, como de toda otra obra de santos y santas.

Santa Teresa de Jesús de Ávila (1515-1582) tuvo ya en su niñez y juventud un afán muy grande por los libros de caballería, nada que ver con judíos y mahometanos. Incluso todos saben que huyó con su hermano en dirección a tierra de moros con la finalidad de liberar cristianos, evangelizar y, si fuera preciso, morir por Cristo, aventura frustrada por un tío suyo. Su amor a Cristo fue grande, pero su vocación religiosa no fue pronta, pues inicialmente ingresada en las agustinas, no fue muy devota hasta que después de sufrir de epilepsia algunos años, durante los cuales casi se la da por muerta, fue ingresada en el convento del Carmen de Ávila. Es entonces cuando comienza su vida de fervor ardiente por Cristo y de misticismo por la gracia del mismo Cristo, que la llevó a una relación muy profunda y de amor apasionado con Dios, del que nos dejó como revelaciones varios libros, entre los que destaca Las moradas del castillo interior, un libro que ya empezó y terminó en 1577, cuando afirmaba que ya le faltaban fuerzas para completarlo dada su avanzada edad y apelaba a Dios para que le fuera dictando su contenido. Éste libro lo escribió en virtud de su voto de obediencia y por mandato del obispo y el confesor, como guía espiritual para otras monjas, aunque se difundió luego por toda los fieles de la Iglesia. Desde luego que no es, ni por asomo, un libro inspirado por cábalas hebreas o por rabinos o imanes y seguidores de Mahoma, como una colaboradora de este medio ha afirmado con toda maldad propia de los que tratan de desacreditar a la santa doctora española de ancestros judíos conversos, como todo el mundo sabía en su tiempo y a partir de entonces, como todo el mundo sabía que san Pablo y san José eran judíos y no eran proscritos sus nombres de iglesia católica alguna.
El castillo interior no es más que el nombre que la santa utiliza para designar al alma con la que Dios dotó a toda criatura humana, el alma que resulta preciosa para Dios y que contiene muchas estancias o moradas, algo que el mismo Señor nos revela en el evangelio según San Juan, cuando afirma que el Padre y Él vendrían a habitar en aquel que guardase su Palabra. Por otra parte, no sé que castillos tenían los judíos en la España de entonces y después, así como los musulmanes. Los castillos fueron inicial y esencialmente centros de vida y defensa militar cristiana contra el invasor musulmán. De hecho, Castilla lleva ese nombre por su abundancia de castillos, luego el castillo nada tiene que ver ni con hebraísmos, ni con islamismos de entonces ni de ahora. Es decir, tanto en ésto, como en muchas otras afirmaciones de vuestra colaboradora, no hay nada que no venga de Cristo en sus libros, así que queda descartada la influencia hebrea o musulmana de sus obras, pues la santa hablaba personalmente con Cristo, como todo el mundo sabe, y Cristo no habla con rabinos ni con imanes. Asunto zanjado.

Por otra parte, esa malintencionada y anticristiana colaboradora vuestra afirma, sin ningún pudor por su parte, que santa Teresa de Jesús de Ávila, nuestra amada doctora, estaba «muy preocupada» por la «pureza de sangre» suya. Pues bien. Veamos qué escribía la propia santa Teresa de Jesús para ver si tenía tal preocupación o es que el grado de idiocia de los que odian a Cristo y sus santos y santas no tiene fondo:

Vamos muy mortificadas,
humildes y despreciadas,
dejando la honra en el suelo,
monjas del Carmelo.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable
todo se pasa.

Id, pues, bienes del mundo;
Id, dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
solo Dios basta.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí.
Cuando el corazón le dí
pues en él este letrero:
que muero porque no muero.

….

Sea mi gozo en el llanto,
sobresalto mi reposo,
mi sosiego doloroso
y mi bonanza el quebranto.

Entre borrascas mi amor,
y mi regalo en la herida,
esté en la muere mi vida
y en desprecios mi favor.

Mis tesoros en pobreza,
y mi triunfo en pelear,
mi descanso en trabajar
y mi contento en tristeza.

Mi honra sea el abatimiento,
y mi palma padecer,
en las menguas mi crecer
y en menoscabos mi aumento.

En olvido mi memoria,
mi alteza en humillación,
en bajeza mi opinión,
en afrenta mi victoria.

Mi lauro esté en el desprecio,
en las penas mi afición,
mi dignidad sea el rincón
y la soledad mi aprecio.

En Cristo mi confianza,
y de Él solo mi asimiento,
en sus cansancios mi aliento
y en su imitación mi holganza.

Bendita sea en el Cielo y en la tierra santa Teresa de Jesús de Ávila, que un día el burro que la llevaba en uno de sus múltiples viajes por el Reino de Castilla, en el que ella misma afirmaba que reinaba Dios mismo, de su lomo la tiró al suelo. Muy enfadada y dolorida la santa fue a cobrarse revancha en el terco animal con la fusta en la mano, cuando oyó decir al Señor desde el Cielo: «Teresa, así trato yo a mis amigos». No pudiendo contener la ira y como si hablase con cualquiera de sus hermanas, la santa le soltó en tono de reproche: «Con razón, Señor, tenéis tan pocos». Ni que decir tiene que la carcajada del Cielo entero no la oyó la santa, que, a buen seguro fue toda angustiada a su destino y buscó de inmediato confesor para arrepentirse de semejante contestación al que tantísimo amaba, más que la mejor y más enamorada esposa a su esposo. Y ya en los últimos días de su vida, en Alba de Tormes (Salamanca), ve sorprendida a un niño en las escaleras de su convento de clausura, que le pregunta con dulzura: «¿Y tú quién eres?», a lo que ella contesta: «Pues yo soy Teresa de Jesús, ¿y tú?». El niño sonriendo feliz le contesta: «Pues yo Jesús de Teresa», quién sabe si el mismo niño con el que la santa fue cogida de la mano al Cielo desde aquel mismo convento. Así hablaba la santa y mística entrañable e inolvidable y regalo de España y de los católicos verdaderos con el gran amor de su vida y de la nuestra, con el Señor a quien amó como deberíamos amarle todos sin excepción, justificación y excusa de ningún tipo. Y no andar desacreditando con mentiras abyectas a tan insigne doctora de la Iglesia y ejemplo para todo el que ama a Dios de verdad por encima de todos y todo. Tengan cuidado con vilipendiar a los santos y santas de Dios, no vaya a ser que Dios mismo se lo tenga en cuenta y lo tengan que lamentar profundamente en ustedes mismos o en sus seres queridos si los tienen.
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