Apareció en pantalla, dijo cosas de Perogrullo, se fue a cenar y se quedó tan pancho. Por Pablo Gasco de la Rocha

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Con una sabiduría ajena al común de los mortales, sólo reservada a un Soberano, Su Majestad Felipe VI nos ha descubierto la gravedad de la situación nacional, que, de no reconducirse, nos puede llevar en pocos años al Estado fallido. De ahí, su llamada a la reflexión. ¡Gracias, Majestad! Gracias por este impagable servicio que una vez más pone en valor a la Corona, que parece que no está, pero que siempre vuelve por Navidad. Lo que no hace sino sobrepasar el límite de mi valoración sobre la Monarquía que encarna y representa Felipe VI, como en su día encarnó y representó Juan Carlos I, y que, si Dios no lo remedia, la encarnará y representará la niña Leonor.

Reflexionemos pues, como nos dice nuestro Rey, sobre el desgaste y desprestigio de las instituciones del Estado, el deterioro de la convivencia y la situación económica de millones de españoles. Cuestiones que vienen de largo. Y luego, después de reflexionar, para despejar el panorama, emprender otro rumbo y no beber en la misma fuente, ejercer la autoridad, respetar la ley, imponer el orden y hacer justicia. Puede que de esta forma consideremos que ha llegado la hora de… Liquidar la Corona. Cesar a Pedro Sánchez. Procesar a Pedro Aragonés. E investigar al PNV y a todo el nacionalismo vasco en grado de cooperación en los asesinatos de ETA.

Por la AUTORIDAD real, la LEY, el ORDEN y la JUSTICIA…

Feliz y Próspero 2023