En los últimos días, ha sido muy comentada la desviación de fondos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) para la adquisición de “obras de arte”. Un asunto espinoso por cuanto no parece lógico que un centro presuntamente dedicado a la investigación científica, gaste el dinero de todos –cerca de un millón de euros del contribuyente– en cosas que nada tienen que ver con su cometido o función, como se muestra en la propia página web de la institución: “Somos un Centro Público cuya Misión Principal es la Investigación del Cáncer y trasladar la tecnología innovadora al Sistema Nacional de Salud”.
Ahora bien, como todas las instituciones colonizadas por el PSOE, el CNIO es un cortijo socialista más dedicado a la colocación de amigos y a la propaganda política. En este caso, dirigido desde 2011 por la militante socialista María Blasco Marhuenda1, dependiente a su vez del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, presidido por Diana Morant Ripoll. Circunstancia interesante, esta última, pues Morant, incorporada también al PSOE en 2011 –es decir, en los estertores del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero–, no sólo es la actual secretaria general del Partido en Valencia, sino compañera de filas del también diputado por Valencia José Luis Ábalos. Lo cual, sin duda, ayuda a entender mejor la desviación de funciones y la malversación de fondos públicos de un organismo público destinado presuntamente a luchar contra el cáncer. Y es que María Blasco ha firmado convenios de colaboración con varias entidades ajenas por completo a la investigación científica, exclusivamente por razones de hermandad ideológica y activismo político, como la Fundación animalista Franz Weber –que propugna abiertamente la desaparición de la tauromaquia2–, o la Asociación Intra-Venus de creadoras para la visibilidad y el apoyo a las mujeres en procesos de cáncer3. Una vinculación ideológica evidente, por ejemplo, en la adquisición con dinero público de la escultura “Intra-Venus” –que representa a una mujer con cáncer y el puño en alto–; subrayada en la fotografía que muestra a la artista Marina Vargas4 y a la propia María Blasco posando con el puño en alto junto a la mencionada pieza… pero ostensible también en los contenidos y conferenciantes del V Simposio “Arte y Ciencia” organizado por CNIO-Arte5 y dedicado este año al “cambio climático”6; véase: Carlos Jiménez, con la ponencia titulada “El Arte, el cambio climático y la conciencia planetaria”; David Nogués-Bravo, con “Sobrepasando los límites planetarios7: La crisis de la biodiversidad en un mundo cambiante”; Jaime Vindel, con la conferencia titulada “Energía y poder: imaginarios eléctricos entre el New Deal y la transición energética”; o Ana Traveset, con “Causas y consecuencias del actual Holocausto biológico”. Un lamentable aquelarre celebrado el pasado 21 de febrero en el Museo Thyssen Bornemizsa de Madrid con la colaboración inestimable de la Fundación Santander.
Por otra parte, y una vez expuesto lo anterior, debe ponerse el foco en dos cuestiones relevantes a las que hasta el momento no se ha prestado la atención debida. En primer lugar, que la responsable del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas no tenga la cabeza donde la tiene que tener y dedique su tiempo y energías a caprichos completamente ajenos a la investigación médica. Lo que no sólo pone en entredicho su cualificación profesional y ética, sino que deja muy mal a quienes la nombraron y la han mantenido en el puesto hasta ahora. Recordemos que lleva en el puesto desde 2011. ¿O alguien piensa que un buen profesional en cualquier campo, ya sea médico o ebanista, a cargo de un equipo o al frente de una empresa, conservaría algún prestigio si abandonase sus funciones en favor de sus hobbies? ¿Se imaginan al ilustre bioquímico Mariano Barbacid8 dispersando sus energías en el ámbito de la decoración o del vuelo sin motor?
Asimismo, la repercusión de este caso en los medios de comunicación nos lleva a otra reflexión. Algo muy llamativo pero que suele pasarse por alto porque los periodistas nunca hablan de ello: la inhibición de tertulianos y periodistas en general a la hora de evaluar las “obras de arte”. Cosa curiosa, habida cuenta de que los “todólogos” no dudan en pronunciarse sobre cualquier asunto aunque no tengan ni puñetera idea. Sin embargo, cuando se trata de arte moderno, la mayoría de los periodistas tienen terror a la hora de juzgar lo que ven. Como mucho, se atreven a hablar de “un gusto dudoso” o se escudan en frases hechas como “nos hemos vuelto locos ¿o qué?”; que es la coartada habitual para no mojarse mucho, diluyendo, a su vez, la responsabilidad de cualquier aberración “plástica” en una especie de culpa colectiva. Y con frecuencia, directamente, los opinadores profesionales se declaran incompetentes en la materia artística. ¿A cuántos periodistas habremos oído decir, antes de emitir sus objeciones a las adquisiciones artísticas del CNIO, eso de que vaya por delante que no soy ningún experto en arte?
Lo cual, sin duda, suscita algunas preguntas: ¿Por qué el arte moderno genera pánico en la profesión periodística? ¿Por qué es rarísimo hallar en prensa un artículo crítico con las infinitas mamarrachadas que se exhiben en museos, galerías y ferias de arte? ¿Por qué cuesta tanto oír una palabra incisiva acerca de los bodrios tridimensionales que invaden nuestras calles, rotondas y parques, afeando el espacio público? La respuesta es obvia: porque los medios de comunicación son el aparato de propaganda del sistema y su función es perpetuar y extender el miedo entre la población. El miedo reverencial a lo “moderno”, convertido en sinónimo de progreso y, por lo tanto, “bueno”; el miedo a que el cielo caiga sobre nuestras cabezas, venga a agitar el espantajo asustaviejas del cambio climático; el miedo a pensar por nosotros mismos; el miedo a decir la verdad; o a distinguir el bien del mal… Cuestiones, todas ellas, que vienen a constatar el éxito de todo un largo proceso de ingeniería social que nos ha conducido hasta donde estamos. Y es que resulta sumamente revelador observar en la profesión periodística el mismo mal que aqueja al resto de la población: la asunción generalizada de una suerte de minoría de edad mental que impide, por ejemplo, juzgar un manchurrón, unos garabatos, un costrón o unos rayajos que dirían lo mismo si estuvieran del revés por miedo a ser etiquetados de incultos o retrógrados… certificando la idiotización masiva de buena parte de la ciudadanía, el imperio de la autocensura y el triunfo de la mentira.
Filípides
1 Miembro del Patronato de la fundación socialista “Alternativas” y socia de la también socialista AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas). María no es la única en su familia al servicio del PSOE con cargo a los presupuestos del Estado. Su hermana, Amapola Blasco Marhuenda, es actualmente número tres del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, presidido por Elma Saiz.
2 Véase el enlace a la web de la Fundación: https://www.ffw.ch/es/
Sobre la colaboración con el CNIO, véase la noticia en culturavegana.com: https://www.culturavegana.com/la-experimentacion-con-animales-es-obsoleta-para-la-ciencia/
3 Sobre el carácter acientífico de esta asociación, véase el enlace: https://amecopress.net/Nace-INTRA-VENUS-Asociacion-de-creadoras-para-la-visibilidad-y-el-apoyo-a-las-mujeres-en-procesos-de-cancer
4 Así mismo, directora de la citada Asociación Intra-Venus.
5 CNIO-Arte cuenta desde 2020 con un stand en ARCO y participa en otros aquelarres como JustMad. Entre sus empleados destaca la “artivista” socialista Amparo Garrido, curadora de CNIO-Arte desde 2019 hasta 2022. Sobre su función como comisaria, véase: https://www.cnio.es/noticias/la-escultora-susana-solano-crea-para-cnio-arte-una-obra-inspirada-en-la-lucha-contra-la-malaria-creada-con-el-apoyo-del-epidemiologo-pedro-alonso/
Entre los “artistas” contratados para los simposios anuales de CNIO-Arte brillan con luz propia los farsantes profesionales Eva Lootz (2018), Chema Madoz (2019), Carmen Calvo (2020), Daniel Canogar (2021), Susana Solana (2022) o la propia Amparo Garrido (2023).
6 Enlace: https://www.cnio.es/cnio-y-sociedad/simposios-de-arte-y-ciencia/v-simposio-de-arte-y-ciencia/
7 La idea intimidatoria del “colapso inminente”, junto a la tesis de que existen unos “límites” planetarios que estamos a punto de sobrepasar, son claves en la campaña globalista del “decrecimiento”. Que no es otra cosa que el empobrecimiento intencionado para el control social por la vía de la dependencia. Recuérdese la frase de la socialista danesa Ida Auken, convertida en referente en el Foro Económico Mundial de 2016: “No tendrás nada y serás feliz”. Sobre el carácter ideológico y oficial de esta matraca, véase el reciente programa “Objetivo Planeta” de RTVE del 21-12-2024: https://www.rtve.es/play/videos/objetivo-planeta/decrecimiento-vivir-mejor-menos/7042178/
8 Director del Departamento de Oncología en el Instituto Nacional del Cáncer de Maryland y primer director del CNIO de 1998 a 2011.
Las activistas María Blasco y Marina Vargas en la presentación de la obra “Intra-Venus” (2022)
La comisaria de CNIO-Arte, Amparo Garrido, y María Blasco posando junto a la pieza “Contra la Malaria” (2022), realizada por la “artista” Susana Solano, y otras “obras” en la pared
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