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En cierta ocasión visité las oficinas de un cliente y, en una de las paredes de la entrada, pude leer la frase que da título a este artículo. Hace ya muchos años de aquello y tengo que reconocer que no han sido pocas las ocasiones en que he podido comprobar cuánta verdad contienen sus palabras porque las personas que deben ayudar con los problemas, si no son parte de la solución, aunque no sea ésa su intención, forman parte del problema.
La semana pasada, como supongo que muchos de ustedes, seguí, no en directo pero sí muy de cerca, la Moción de Censura promovida por VOX contra el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En un momento determinado, escuché la intervención de la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, a la que oí decir: “La pregunta es si queremos a Abascal de presidente del Gobierno, y la respuesta es no». Pensé que no la había escuchado bien y pregunté a la persona que estaba a mi lado si me había equivocado. Lamentablemente, debo decir que no había escuchado mal.
¿Cómo era posible que esta señora dijera que la pregunta era si querían a Abascal de Presidente? ¿Es que no se había enterado que era una moción de censura? ¡Se trataba de censurar al Presidente actual! Y sin embargo, tanto su intervención como la de Pablo Casado, se centró más en la persona que promovía la moción, que en los hechos que se pretendían censurar. No me lo podía creer. ¡Y encima votaron “no”!
Cuando en 2018 (qué lejos se ve aquella fecha) Pedro Sánchez promovió la moción de censura contra Mariano Rajoy basándose en la presunta corrupción del PP, precisamente de eso trató la moción. Quienes la apoyaron, no expresaron en ningún momento que lo hacían porque quien la impulsó fuera su candidato ideal, sino porque, al menos eso dijeron, el en ese momento Presidente merecía, por los motivos que se trataron, dejar de serlo.
¿Es que no iba de eso la moción de censura? ¿No se trataba de poner en evidencia al actual Gobierno y quien lo preside? Escuchando a los políticos de la oposición deba la impresión que la cuestión fuera si elegir o no a Abascal. ¿Por qué? ¿Es que cuando se trata de una moción presentada por la izquierda hay que fijarse en el censurado y el motivo por el que se pretende removerlo, y cuando alguien de derechas ejercita la misma opción hay que fijarse en la figura del presentador de la iniciativa?
Cuando finalizó la votación y el resultado fue de 298 votos en contra de la iniciativa, debo reconocer que la desilusión se apoderó de mí, porque en lugar de disgustarme los hipócritas aplausos que le brindaron al Presidente, me vino a la cabeza la imagen la inscripción que Dante dijo que estaba cincelada en la puerta de los infiernos: “Abandonad toda esperanza”.
No quisiera caer en el desánimo y el desaliento, pero al menos de momento no puedo sino lamentar cómo está la situación política en estos momentos en España. Si cuando los políticos que están en la oposición no encuentran motivos más que justificados para criticar la gestión de las circunstancias actuales, sanitarias, económicas y sociales, que está llevando a cabo el Ejecutivo, no cabe sino llegar a la conclusión que esos mismos políticos no son parte de nuestra solución. Y lo peor, con serlo, no es sólo eso. Sería mucho peor que, además, formaran parte del problema.
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