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El pasado viernes fue investido presidente de la Generalidad de Cataluña Pere Aragonés -nieto de alcalde franquista y perteneciente a una familia de viejo abolengo de derechas-. A veces los hijos se tuercen. Historias familiares a parte, la prensa ha publicado que es el primer presidente de la Generalitat de ERC de la transición y el 132 de la historia de esta institución.

Como ocurre con la Generalitat de Cataluña, desde que Artur Mas decidió convertirse en aquello que no era, se han publicado dos errores. El primero, Aragonés es el primer presidente de la Generalidad de ERC. Aunque oficialmente no se presentó por ningún partido, para calmar los ánimos del momento, Josep Tarradellas siempre fue de ERC. El problema es que, desde 1956, era un verso libre y esto les molesta a estos talibanes de la independencia.

El segundo es que Pere Aragonés no es el 132 presidente de la Generalitat. A pesar de los intentos de ciertos intelectuales subvencionados, la realidad es cruel. Y a lo mejor a Aragonés no le gusta lo que será.

Lo que hoy se conoce como Generalitat de Cataluña nada tiene que ver con la Diputación del General que se creó en el 1359. A pesar de que se haya querido ligar ambas instituciones. La actual Generalitat de Cataluña se institucionalizó el 17 de abril de 1931 sólo su nombre y como símbolo. No fue hasta el 15 de septiembre de 1931 cuando se estableció como órgano de autogobierno de Cataluña. Quedó promulgada por el Estatuto de Autonomía de 1932. Fue suspendida desde octubre de 1934 a febrero de 1936. A partir de 1939 se mantuvo en el exilio.

Durante la Transición el presidente del gobierno Adolfo Suárez y el presidente de la Generalitat en el exilio Josep Tarradellas, decidieron reestablecer aquel órgano de autogobierno que había sido suspendido durante la dictadura de Francisco Franco. Esto ocurría en 1977 y Tarradellas dejó de ser presidente en el exilio.

La Diputación del General era un órgano que dependía de las Cortes Generales y se encargaba de recaudar donativos, administrar impuestos, interpretar las constituciones -normas promulgadas por el conde de Barcelona y aprobadas por las Cortes catalanas- y defender las leyes en vigor.

La Diputación del General se creó en el 1289 durante las Cortes que hubo en Monzón. La de Cataluña no fue la única, sino que se estableció una en el Reino de Aragón y otra en el Reino de Valencia. Es decir, cada territorio de la Corona de Aragón tenía su propia Diputación del General.

Se conoce como generalidad porque este era el nombre del impuesto que el Rey aplicaba a los súbditos de la Corona de Aragón. Eran unos aranceles o impuestos indirectos sobre el tráfico de mercancías y el consumo. Así pues, el nombre Generalitat de Catalunya, en su origen era un impuesto.

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Artur Mas, en el 2014, dijo: “Tengo el honor de ser el 129º presidente de la Generalitat de Cataluña, institución creada en 1359 y que desde la primera presidencia de Berenguer de Cruïlles ha reflejado durante casi siete siglos la voluntad de autogobierno de los catalanes”. Siempre hay un historiador o historiadores en nómina que se encargan de reescribir la historia y poner negro sobre blanco a ese punto cardinal de la mentalidad catalana.

En esta ocasión la tergiversación de la realidad, juntando las dos instituciones en una, se debe al libro Història de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents (2003), obra firmada por Josep Maria Solé i Sabaté. Este historiador en nómina de la antigua Convergència i Unió siguió los postulados que le habían pedido para que, años después, Artur Mas pudiera afirmar lo que hemos leído. Solé i Sabaté pidió la colaboración de otros historiadores para la redacción de la obra. Curiosamente uno de los firmantes se llama Oriol Junqueras i Vies. A parte encontramos otros ilustres historiadores en nómina que ha reescrito la historia ad majorem gloria del independentismo.

Estos personajes en nómina se olvidaron de que el diputado andaluz Fernando de los Ríos tuvo la idea, a principios de la II república, de resucitar una institución olvidada desde el 1716. Nunca Berenguer de Cruïlles o los otros diputados eclesiásticos de la Diputación del General del Principado de Cataluña tuvieron las mismas atribuciones que Artur Mas.

Y no sólo se olvidó de este hecho. Como ya hemos contado, durante la III Guerra Carlista se instauró en Cataluña la Diputación Carlista de Cataluña. El primer presidente de esa restaurada Diputación -los anteriores los designaban como diputados eclesiásticos- fue Rafael Tristany Parera y el segundo Francesc Savalls Massot. El primero lo fue desde el 1 de octubre de 1874 a diciembre de 1874. El segundo de diciembre de 1874 a marzo de 1875. Al perderse la guerra esta institución quedó olvidada.

Así pues, teniendo en cuenta la versión extraoficial, vinculada a la oba de Solé i Sabaté, ciertamente Aragonés es el 132 presidente de la Generalitat. Ahora bien, se olvidan de Tristany y Savalls, con lo cual es el 134. Esto significa que a los dirigentes de la Generalitat y a ciertos historiadores no les interesó explicar que el Carlismo recuperó una institución catalana. Un hecho que tergiversa una realidad.

Si nos ceñimos a la realidad histórica. Es decir, desde el momento que lLa Generalitat pasa a ser una institución de gobierno y su máximo representante es llamado president, la cifra cambia. Asumiendo que la Generalitat de Cataluña, como órgano de autogobierno, fue creada en el 1931, los presidentes han sido: Francesc Macià, Lluís Companys, Josep Irla, Josep Tarradellas, Jordi Pujol, Pasqual Maragall, José Montilla, Artur Mas, Carles Puigdemont y Joaquím Torra.

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Respecto a los presidentes debemos incluir un nombre que ellos excluyen. Este nunca aparece porque se ponen nerviosos recordando la realidad histórica que ha vivido Cataluña. Cuando Lluís Companys proclamó el Estat Català, el 6 de octubre de 1934, fue depuesto como presidente. La Generalitat de Cataluña estuvo en funcionamiento hasta que quedó suspendida por decreto de 2 de enero de 1935. Durante este periodo de tres meses hubo un presidente accidental de la Generalitat de Cataluña. Se llamaba coronel Francisco Jiménez Arenas. No se lo perdonaron nunca -al ultrajar un militar esa icónica institución- y el 2 de septiembre de 1936 un grupo de milicianos anarcosindicalistas lo sacaron del barco Uruguay, donde estaba encarcelado, y lo asesinaron.

También tendíamos que añadir otro nombre a esta lista de presidentes de la Generalitat. El 27 de octubre de 2017 el presidente del gobierno Mariano Rajoy intervino la autonomía de Cataluña con la aplicación del artículo 155. Este estuvo en vigor hasta el 2 de junio de 2018. Como en el caso de 1934, se puede decir que, durante este periodo, Mariano Rajoy fue presidente accidental de la Generalitat de Cataluña.

Recopilando lo dicho, Pere Aragonés es, según la invención de los independentistas, no el 132 presidente de la Generalitat de Cataluña, sino el 136, pues deben colocarse los nombres de Rafael Tristany, Francesc Savalls, Francisco Jiménez y Mariano Rajoy. Si nos centramos en la realidad histórica, debemos considerar tres periodos en los cuales la Generalitat tuvo presidente. La primera de 1874 a 1875. La segunda de 1931 a 1939. Y la tercera desde 1977 a la actualidad. Si sumamos es el presiente número 14 de la Generalitat.

Una pena que estos post-convergentes y miembros de la masonería catalana, no tengan en consideración a dos patriotas como Tristany y Savalls. De no haberse perdido una guerra, la situación hoy en Cataluña sería muy diferente. Esto les duele. Por eso Aragonés es la más alta representación ordinaria del Estado en Cataluña y no el presidente de un país independiente de España.

Autor

César Alcalá