16/05/2024 17:03

1965. El Generalísimo Franco en su despacho del Pazo de Meirás.

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En la noche del 23 de julio de 1965, el Generalísimo Franco, acompañado de su esposa Carmen Polo, llegaba a su residencia veraniega del Pazo de Meirás procedente de León, donde había presidido la inauguración del Hostal de San Marcos. Iniciaba así su periodo estival en La Coruña, que se prolongaría hasta el 24 de agosto, en que, tras ofrecer el día anterior un almuerzo a las primeras autoridades coruñesas en el Pazo de Meirás, emprendería viaje, embarcado en el Yate “Azor”, desde el puerto de Fontán (Sada) con destino a  Avilés y posteriormente a San Sebastián.

 

Aquel periodo fue de gran actividad para el Caudillo de España, compaginando su descanso con innumerables actos oficiales, que se iniciaron el día 25 de julio con su visita a Santiago de Compostela, para presentar la ofrenda Nacional de España ante el Santo Patrón Santiago, con motivo del año Santo Jacobeo, y con visita al Burgo de las Naciones. Dos días después, acudiría de nuevo a Santiago, a recibir su nombramiento como Doctor Honoris Causa por la facultad de Ciencias de la Universidad Compostelana.

 

A primeros de agosto presidiría en la plaza de toros de La Coruña un festejo donde actuaron los diestros Curro Romero, Manuel Benítez “El Cordobés” y Manuel Amador. Presidiría también las pruebas del Gran premio de Motonáutica, disputadas en la bahía de La Coruña.

 

El viernes día 13 de agosto presidiría  un consejo de ministros, celebrado en el Pazo de Meiras y que sería crucial para la historia del F.C. Barcelona.

 

Al día siguiente, tras inaugurar, desde el propio Pazo, el cable telefónico submarino San Fernando (Cádiz) -Santa Cruz de Tenerife, que pondría en comunicación telefónica la Península y las Islas Canarias, realizaría una visita al Campamento Nacional, que llevaba su nombre, de la Organización Juvenil Española, situado en la playa de Gandarío.  A la tarde el Jefe del Estado, en un solemne acto celebrado en el templo de Santo Domingo de la ciudad Vieja coruñesa, recibía la medalla de Hermano Mayor Honorario de la Cofradía de la Virgen del Rosario, Patrona de La Coruña.

 

El  domingo día 15 de agosto,  a la tarde, en la villa de Sada, era galardonado por parte de las cofradías de Pescadores, con el “Patexo de Oro”.   En la mañana del lunes 16, el Caudillo de España jugaría una partida de golf en el campo de la Zapateira. A la noche presidiría en el palacio Municipal de La Coruña, la cena de gala en su honor que le ofreció la corporación municipal.

 

La jornada matinal del martes día 17 la dedicaría el Caudillo de nuevo a jugar al golf, llegando a las once y media de la mañana al campo de la Zapateira, disputando una partida con el socio del club Joaquín Guimaraens Caruncho, el recordado “Quiquín”, que finalizaría  a la una y media de la tarde, tras recorrer doce calles del campo.

 

De regreso al Pazo de Meiras almorzaría con su esposa Carmen y con sus invitados, en este caso los matrimonios Nieto Antúnez y Alonso Vega y su compañero de pesca, Max Borrel, así como con los ayudantes de servicio. Tras el almuerzo,  junto a los dos ministros y su amigo Max, seguirían por televisión los primeros encuentros de la eliminatoria de la semifinal de la copa Davis, entre España y Estados Unidos, diputados en el Real club de tenis de Barcelona y que finalizarían con el triunfo, en los dos enfrentamientos individuales, de los tenistas españoles Manolo Santana y Juan Gisbert, ante  Frank Froehling y Dennis Ralston.

 

Al día siguiente, 18 de agosto, el Caudillo, como era habitual, se levantó temprano y tras desayunar y leer la prensa, se dirigió a su despacho de la primera planta del Pazo de Meirás, donde habitualmente trabajaba en sus jornadas veraniegas.

 

Esa mañana decidió contestar una carta, que unas semanas antes le había enviado a través de su embajador en España, Biddiey Duke,  el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Lindon B. Johnson, que decía lo siguiente:    “Excelencia: He rogado a mi embajador le transmita mi sincero enjuiciamiento de la situación en Vietnam del Sur.

 

En los últimos meses se ha incrementado la agresión abierta contra el pueblo y el Gobierno del Vietnam y les han sido impuestas muy graves cargas a las fuerzas armadas y al pueblo vietnamita.

 

Durante dicho período, como V.E., conoce, y a causa de la firme y rígida oposición de Hanoi y Pekín, no han podido tener éxito los reiterados y constructivos esfuerzos realizados por muchos gobiernos para llevar este problema a la mesa de conferencias.

 

A lo largo de estos últimos días he estado revisando la situación a la luz de recientísimos informes, procedentes de mis colaboradores de mayor confianza. Aunque aún no se han adoptado decisiones definitivas, puedo decirle que parece seguro será necesario incrementar las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en un número que podría igualar, o ser superior, al de los 80.000 hombres que se encuentran ya allí.

 

Deseo sepa V.E., que al propio tiempo que realizamos este importante esfuerzo adicional, continuaremos haciendo todo posible esfuerzo político y diplomático para abrir paso a un arreglo pacífico.

 

Continuaremos también usando toda clase de prudencia y moderación para evitar que la guerra pueda extenderse en el continente asiático. Nuestro objetivo sigue siendo el de que finalice en Vietnam toda injerencia exterior de forma que el pueblo de dicho país pueda decidir su propio futuro.

 

En esta situación debo expresarle mi profunda convicción personal de que las perspectivas de paz en Vietnam aumentarán grandemente en la medida en que los necesarios esfuerzos de los Estados Unidos sean apoyados y compartidos por otras naciones que comparten nuestros propósitos y nuestras preocupaciones. Sé que su Gobierno ha mostrado ya su interés y preocupación concediendo asistencia. Le pido ahora que considere seriamente la posibilidad de incrementar dicha asistencia mediante métodos que indiquen claramente al mundo y quizás especialmente a Hanoi— la solidaridad del apoyo internacional a la resistencia contra la agresión en Vietnam y al establecimiento de la paz en dicho país.

 

He pedido al embajador Duke se ponga a su disposición para cualquier consulta que desee hacerle sobre este asunto. 

 

Sinceramente,

 Lyndon B. Johnson 

 

Presidente de los Estados Unidos de América” 

 

El giro que la guerra tomaba en ese año de 1965, sin duda preocupaba seriamente al presidente de los Estados Unidos. En junio comenzaron las operaciones bélicas,  a gran escala, de tropas Norteamericanas, como no se habían visto antes en el conflicto. Bombardeos masivos contra Vietnam del Norte; empleo de Helicópteros  Bell UH-1 Huey, movidos por turbo-eje, como nuevo medio de transporte y también de guerra; Bloqueo por parte de la Armada yanqui de las rutas marítimas y lo más importante, atacar al enemigo comunista en su propio terreno, con el empleo de unidades de Boinas Verdes, Cuerpo de Marines y Navy SEALS, que comenzaron a  operar en la ruta de Ho-Chi- Minh o zona central de Vietnam y en el delta del rio Mekong, con buenos resultados, algo que les llevó a  pensar en una rápida vitoria.

 

Ante ello, el presidente Johnson envió cartas a varios Jefes de Estado de occidente- entre ellos Franco- con la intención de ayuda, que podría incluso ser de carácter militar.  Sin embargo no podemos olvidar que el propio presidente Johnson  fue que introdujo de lleno al ejército norteamericano en aquella infausta guerra de Vietnam, revocando la decisión que tenía ya tomada el asesinado presidente John F. Kennedy, si hubiese reeditado un segundo mandato en las elecciones de 1964, de retirar las tropas estadounidenses  de  Vietnam a finales de  1965.

 

El Generalísimo contestó al presidente norteamericano en los siguientes  términos:   “Mi querido Presidente Johnson: Mucho le agradezco el sincero enjuiciamiento que me envía de la situación en el Vietnam del Sur y los esfuerzos políticos y diplomáticos que, paralelamente a los militares, los Estados Unidos vienen desarrollando para abrir paso a un arreglo pacífico. Comprendo vuestras responsabilidades como nación rectora en esta hora del mundo y comparto vuestro interés y preocupación, de los que los españoles nos sentimos solidarios en todos los momentos. Comprendo igualmente que un abandono militar de Vietnam por parte de los Estados Unidos afectaría a todo el sistema de seguridad del mundo libre.

 

Mi experiencia militar y política me permite apreciar las grandes dificultades de la empresa en que os veis empeñados: la guerra de guerrillas en la selva ofrece ventajas a los elementos indígenas subversivos que con muy pocos efectivos pueden mantener en jaque a contingentes de tropas muy superiores; las más potentes armas pierden su eficacia ante la atomización de los objetivos; no existen puntos vitales que destruir para que la guerra termine; las comunicaciones se poseen en precario y su custodia exige cuantiosas fuerzas. Con las armas convencionales se hace muy difícil acabar con la subversión. La guerra en la jungla constituye una aventura sin límites.

 

Por otra parte, aun reconociendo la insoslayable cuestión de prestigio que el empeño pueda presentar para vuestro país, no se puede prescindir de pensar las consecuencias inmediatas al conflicto. Cuanto más se prolongue la guerra, más empuja al Vietnam a ser fácil presa del imperialismo chino, y aun suponiendo que pueda llegar a quebrantarse la fortaleza del Vietcong, subsistirá por mucho tiempo la acción larvada de las guerrillas, que impondrá la ocupación prolongada del país en que siempre seréis extranjeros. Los resultados, como veis, no parecen estar en relación con los sacrificios.

 

La subversión en el Vietnam, aunque a primera vista se presente como un problema militar, constituye, a mi juicio, un hondo problema político; está incluido en el destino de los pueblos nuevos. No es muy fácil al Occidente comprender la entraña y la raíz de sus cuestiones. Su lucha por la independencia ha estimulado sus sentimientos nacionalistas; la falta de intereses que conservar y su estado de pobreza les empuja hacia el social-comunismo, que les ofrece mayores posibilidades y esperanzas que el sistema liberal patrocinado por el Occidente, que les recuerda la gran humillación del colonialismo.  

 

Los países se inclinan en general al comunismo, porque, aparte de su poder de captación, es el único camino eficaz que se les deja. El juego de las ayudas comunistas rusa y china viene siendo para ellos una cuestión de oportunidad y de provecho.

 

Es preciso no perder de vista estos hechos. Las cosas son como son y no como nosotros quisiéramos que fueran. Se necesita trabajar con las realidades del mundo nuevo y no con quimeras. ¿No es Rusia una realidad con la que ha habido que contar? ¿No estaremos en esta hora sacrificando el futuro a aparentes imperativos del presente? A mi juicio, hay que ayudar a estos pueblos a encontrar su camino político, lo mismo que nosotros hemos encontrado el nuestro.

 

Ante los hechos nuevos, no es posible sostener la rigidez de las viejas posiciones. Una cosa es lo que puedan acordar las grandes naciones en Ginebra y otra es el que tales decisiones agraden a los pueblos. Es difícil de defender en el futuro y ante los ojos del mundo esa división artificial de los países, que si fue conveniencia de momento dejará siempre abierta una aspiración a la unidad.

 

Comprendo que el problema es muy complejo y que está presidido por el interés americano de defender a las naciones del sudeste asiático de la amenaza comunista; pero siendo ésta de carácter eminentemente político, no es sólo por la fuerza de las armas como esta amenaza puede desaparecer.  

 

Al observar, como hacemos, los sucesos desde esta área europea, cabe que nos equivoquemos. Guardamos, sin embargo, la esperanza de que todo pueda solucionarse, ya que en el fondo, los principales actores aspiran a lo mismo: los Estados Unidos, a que el comunismo chino no invada los territorios del sudeste asiático; los Estados del sudeste asiático, a mantener a China lo más alejada de sus fronteras; Rusia, a su vez, a que su futura rival, China, no se extienda y crezca, y Ho Chi Minh, por su parte, a unir al Vietnam en un Estado fuerte y a que China no lo absorba.

 

No conozco a Ho Chi Minh, pero por su historia y sus empeños en expulsar a los japoneses, primero, a los chinos después y a los franceses más tarde, hemos de conferirle un crédito de patriota, al que no puede dejar indiferente el aniquilamiento de su país. Y dejando a un lado su reconocido carácter de duro adversario, podría sin duda ser el hombre de esta hora, el que el Vietnam necesita.

 

En este interés superior de salvar al pueblo vietnamita y a los pueblos del sudeste asiático, creo que vale la pena de que todos sacrifiquen algo.

 

He deseado, mi querido Presidente, haceros estas reflexiones confidenciales en el lenguaje directo de la amistad. Aunque sé que muchas están en vuestro ánimo, le expongo lealmente mi juicio con el propósito de ayudar al mejor servicio de la paz y del futuro de los pueblos asiáticos.  

 

Su buen amigo.

 

Francisco Franco  

Jefe del Estado Español”

  1. El Caudillo de España Francisco Franco lee la prensa en su residencia veraniega del Pazo de Meirás.

 

El análisis, tanto militar como político, que en su carta le hizo el Generalísimo al presidente de la Nación más poderosa del mundo, sobre la guerra del Vietnam,  fue impecable  e irrebatible. Demostraba  a las claras la gran formación militar, cultural, política y de estadista que poseía. Sus consideraciones, sin pasión, del líder vietnamita Ho-Chin-Minh, perfectas; su certera visión sobre el grave problema del comunismo, algo que ya había pronosticado antes de finalizar la II Guerra mundial, en este caso, referente a la caída de Alemania, cuando alertó de que los soviéticos, una vez llegadas sus tropas a  Berlín, se quedarían, bajo su bota de hierro, con media Europa, como así sucedió, sin que nadie lo tuviese en cuenta, intachable.

 

Sus reflexiones sobre la guerra de guerrillas se cumplirían inexorablemente y los Estados Unidos sufrirían en Vietnam una de las más humillantes derrotas de su reciente historia, con la caída de Saigón, la  capital del Vietnam del Sur, a manos de las milicias comunistas, el 30 de abril de 1975, con la consiguiente  desaparición del Vietnam del Sur-Ho-Chi-Minh, uniría al Vietnam, librándole de China, como predijo Franco-, y el triunfo del comunismo en esa zona del sudeste asiático  y la pérdida de 58159 soldados norteamericanos  y más de 1700 desaparecidos, unidos a 500000 civiles y 200000 soldados vietnamitas. Si el presidente Johnson hubiese tomado en consideración aquel análisis riguroso y juicioso de Francisco Franco, el único militar en la historia que venció al comunismo en el campo de batalla,  y viendo como Estados Unidos comenzaba a fracasar en aquella ya larga y sangrienta contienda, probablemente no hubiese declinado el presentarse a la reelección en 1968, como así hizo, dejando su lugar al vicepresidente Hubert Humphrey, que sería derrotado por el candidato republicano Richard Nixon. Aquella misiva le llegaría al presidente Johnson por medio del embajador de España en Washington, Conde del Val, tres semanas después. 

 

Tras redactar aquella importante carta, el Generalísimo Franco se entretendría jugando con  su pequeña nieta Aránzazu. De seguido emprendería viaje hacia el puerto de Fontán (Sada), donde embarcaría en el Yate “Azor”, en compañía de su esposa, almorzando y pasando en él una jornada de pesca. Allí tendría ocasión de ver por televisión el encuentro de tenis de dobles, valedero para la semifinal de la copa Davis entre las selecciones de España y Estados Unidos.

La pareja española formada por Manuel Santana y José Luis Arilla, derrotaban al potente equipo norteamericano formado por Dennis Ralston y Clarck Graebner, obteniendo el tercer punto y con ello el triunfo en la eliminatoria, alcanzando así por primera vez en su historia, la  final Interzonas de la Copa Davis, que le enfrentaría a India en Barcelona los días 5,6 y 7 de noviembre. España doblegaría a los hindués por 3-2 con vitorias de Manolo Santana, en sus dos encuentros individuales, y de la pareja Santana y Arilla en dobles, ganándose así, por derecho propio, el pase a la gran final de la Copa Davis, la Challenge Round, enfrentándose a  Australia, en Sídney, en diciembre de ese mismo año. España caería por 4-1, pero iniciaba un camino sin retorno que le llevaría   a ganar la Davis en seis ocasiones (2000, 2004, 2008, 2009, 2011 y 2019), convirtiéndose en sub campeón en tres ocasiones más (1967, 2003 y 2012).

  1. Equipo Español finalista de la Copa Davis de Tenis. De izquierda a derecha: Jaime Bartrolí (capitán) Juan Manuel Couder, Juan Gisbert, Manolo Santana y Jose Luis Arilla.

Aquella espectacular, vibrante e histórica victoria, ante Estados Unidos, seguida apasionadamente por los españoles, pegados a sus aparatos de televisión-sus retrasmisiones serian fundamentales-  y radio, escuchando  las voces inconfundibles de los recordados Juan José Castillo y su entrañable «entró, entró”, Matías Prats. José María Ducamp  y Juan Antonio Fernández Abajo, serviría, y de qué manera, para popularizar en nuestra querida España el deporte del Tenis, gracias a aquel grupo de deportistas con Manolo Santana a la cabeza,  con sus actuaciones históricas en la Copa Davis y sus victorias en Wimbledon y Roland Garros, siendo además el gran  promotor  de la construcción de miles de pistas de tenis e impulsor de decenas de miles de practicantes en nuestra Nación. La Federación Española de Tenis, pasaría de tener 800 licencias a principios de 1960 a miles de jugadores federados al final de esa misma década. Junto a Santana, Juan Gisbert, José Luis Arilla, Juan Manuel Couder, bajo la capitanía del inolvidable Jaime Bartrolí. Todos ellos saldrían a hombros de una multitud enfervorizada, tras escribir aquella gloriosa página, de la pista Real club de Tenis Barcelona. España, en este caso la deportiva, continuaba con su particular milagro en todos los órdenes.

El Generalísimo Franco, exultante de emoción enviaba a través del Ministerio de Marina el siguiente telegrama: “Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, José  Antonio Elola Olaso: Desde la mar, a bordo del «Azor», donde hemos asistido a lo grandiosa victoria del equipo español de tenis te envío entusiástica felicitación para todos los  jugadores por tan extraordinaria hazaña deportiva. Firmado: Francisco Franco.»

Al recibir el telegrama del Jefe del Estado, el delegado Nacional de Deportes se trasladó inmediatamente al hotel donde se alojaban los jugadores del equipo español, quienes recibieron la noticia con muestras de emoción y gratitud. El delegado Nacional de Deportes,  José Antonio Elola Olaso, de seguido envió otro telegrama,  a través del Ministerio de Marina,  al Caudillo de España que decía: “Recibido telegrama Su Excelencia con enorme alegría que he comunicado seguidamente a jugadores brillantes vencedores U. S. A., que me ruegan comunique a Su Excelencia su más ferviente adhesión y orgullo haber conseguido tan gran triunfo deporte español para poder ofrecérselo respetuosamente. José Antonio Elola.” (1)

Mientras ese día, muchos lugares de Galicia ardían en fiestas,  entre ellos Sada, donde se celebraba una sardiñada popular. En Betanzos de los Caballeros, el ministro de Información y Turismo Manuel Fraga,  presidia la romería de los Caneiros, dentro de las fiestas de San Roque del histórico pueblo coruñés. Acompañado por el jefe de la Casa Militar del Generalísimo  Teniente General Valderrábano Samitier; Capitán General de la VIII Región Militar, Teniente General Ramírez de Cartagena;  alcalde de Betanzos Tomas Dapena y otras autoridades, el ministro pudo gozar de la tradicional romería a la que asistieron miles de personas.

En La Coruña, en plenas fiestas, llena de colorido, sol, banderas  Nacionales, y repleta de forasteros, la corporación municipal reunida en pleno, hacía constar en acta,  su satisfacción por la presencia del Jefe del Estado en La Coruña, presidiendo la anual cena de gala, que en su honor le ofreció el consistorio. El Gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento, Evaristo Martin Freire, recibía en su despacho al Director General de la Vivienda Enrique Salgado Torres; al Consejero Nacional del Movimiento Rafael Salgado Torres  y al alcalde de la Coruña Eduardo Sanjurjo de Carricarte.

Triunfaba en el Teatro Rosalía Castro la compañía de Arturo Fernández y Julita Martínez con la obra teatral  de Alejandro Casona “La Tercera Palabra”. Por su parte en el Teatro Colón, María Fernanda D`Ócon, junto a  Rafael Arcos y Ricardo Merino, presentaban con gran éxito “La Sirena Varada”. Esa tarde en el parque del Leirón del Casino de La Coruña, tenía lugar una fiesta para jóvenes. Dos orquestas situadas en el Kiosco Alfonso, animarían esa tarde veraniega en el Relleno. El hotel Finisterre anunciaba, para el día siguiente, con motivo de su XVIII aniversario una gran verbena con la actuación de las orquestas Los Trovadores y Atlántida. Se iniciaba el I festival de música con la actuación de la pianista Eulalia Soler. La zona de las cafeterías de la Avenida de la Marina, era un ir y venir nocturno de miles de personas deseosas de divertirse. El magnífico extremo del Real Madrid, el coruñés Amancio Amaro, se recuperaba en La Coruña de su operación de tobillo. Y la ciudad se preparaba para ser sede de los campeonatos de España de Salvamento y Socorrismo, que se iniciarían al final de esa semana. La alegría inundaba a la ciudad de Cristal,

Mientras en Los Ángeles estallaba un gravísimo  motín racial que dejaba treinta y dos muertos, ochocientos doce heridos, dos mil ochocientos detenidos, barrios arrasados  y pérdidas por valor de doscientos millones debido a los daños causados por los incendios y saqueos. Un problema más que añadir al difícil y complicado mandato del presidente Lindon B.Johnson, tras asumir el cargo el 22 de noviembre de 1963, en el avión que trasladaba los restos del asesinado presidente John F. Kennedy de Dallas a Washington.

Notas: 1).  Los componentes del equipo Nacional, junto al Delegado Nacional de Deportes y miembros de la Real Federación Española de Tenis, serían recibidos por el Generalísimo Franco en el Palacio de El  Pardo. En el mes de julio de 1966, Manuel Santana, junto a su compañero José Luis Arilla, disputarían un encuentro amistoso en los jardines del Palacio de El Pardo. Tras finalizar la exhibición, el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, impondría a Manolo Santana la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica.

P/D: Escribo este artículo, al amparo de la infecta, criminal, malvada, canallesca, mentirosa, llena de odio, de división entre unos españoles y otros; profanadora de cadáveres de héroes de nuestra historia, manchada con la sangre de las víctimas del terrorismo, a quienes desprecia, un auténtico fraude de ley, que ataca la unidad de España, la verdad, la libertad, la historia de nuestra Patria; que pretende por ley obligar a los españoles a pensar lo que quiere este gobierno corrupto, traidor y estulto y que incluso  ataca de forma ignominiosa al patrimonio cultural, histórico y artístico de España, siendo su único y malévolo fin deslegitimar un régimen, el del Generalísimo Francisco Franco, que llevó a España a convertirse en la octava potencia industrial del mundo y de él que emanó la actual Jefatura del Estado, -no lo olvide Majestad-,  llamada, de forma burda y grosera, ley de “memoria democrática”, de la cual me declaro beligerante y desafiante, recientemente aprobada, que en un párrafo textual de su sectario preámbulo dice: “El conocimiento de nuestro pasado reciente contribuye a asentar nuestra convivencia sobre bases más firmes, protegiéndonos de repetir los errores del pasado. La consolidación de nuestro ordenamiento constitucional nos permite hoy afrontar la verdad y la justicia sobre nuestro pasado. El olvido no es opción para la democracia”.

ESTA ES MI MEMORIA Y A ESO ME ACOJO. EN DEFENSA DE LA VERDAD. SIN MIEDO A NADA NI A NADIE. LA MEMORIA NO PUEDE ESTAR SUJETA A NINGUN TIPO DE LEY. ES ALGO CONSUSTANCIAL CON LA PROPIA PERSONA. NO ME VOY A CALLAR Y ME REBELO ANTE ESTE ATROPELLO DE UNA LEY ANTICONSTITUCIONAL, ABERRANTE, SOVIETICA, QUE ATACA LA LIBERTAD PERSONAL, ÚNICAMENTE PROMULGADA PARA MANTENER LA FALSA VERSION DE LA IZQUIERDA -POR ELLO NECESITAN UNA LEY QUE AMENACE CON MULTAS Y ATOSIGUE CON EL TEMOR- PARA DISTORSIONAR, PUES NO PUEDEN REBATIR, EN ABSOLUTO, LA VERDADERA REALIDAD HISTORICA DE ESPAÑA.    

 

 

Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.

 
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Eduardo

Da gusto leer un artículo tan minuciosamente documentado que tenga, además, por protagonista al Caudillo.

Ramiro

Así es.
Mis felicitaciones al autor, camarada de la OJE, por escribirlo, y a Ntvespana, por publicarlo.
Yo tampoco me callaré ante «leyes» aberrantes.
¡Que gran verdad es que el papel lo aguanta todo!

Proby

Magnífico artículo. Sólo una salvedad: es Lyndon, no Lindón. Gracias.

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