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Carlistas de ultraderecha adoctrinan a menores en un campamento de verano | Público (publico.es)

Tras la denuncia del diario Público a los Campamentos de la Cruz de Borgoña nos hemos puesto en contacto con Javier María Pérez Roldán, secretario general de CTC, que valora los ataques.

¿Cómo valora que el Diario Público esté pendiente de los Campamentos de la Cruz de Borgoña y de las actividades de la CTC atacándolos?

El Diario Público lleva meses investigando nuestras actividades, y publicitándolas en su digital para denunciarlas. Para nosotros es una tremenda satisfacción, pues nos reafirma en la línea que hemos emprendido hace un tiempo de realizar actos cuanto más públicos mejor, y cuanto más «políticamente incorrectos» mejor.

No sé si de alguna manera pretenden causarnos temor, o que nos arruguemos ante las descalificaciones que nos hacen de ultraderechistas y cosas por el estilo. Si esto fuera así demuestran el desconocimiento más absoluto del carlismo, pues el Carlismo, cuando más duro ha sido atacado más ha crecido.

Es una bienaventuranza sufrir la persecución…

Desde luego que lo es. Nuestro Señor ya nos enseñó que los católicos seríamos perseguidos como El lo fue. A nosotros, los carlistas, se nos persigue precisamente porque pretendemos ser católicos consecuentes tanto en nuestra vida privada como en nuestra vida pública. Social y políticamente luchamos por el Orden Social Católico, y eso ni los liberales ni la progresía están dispuestos a admitirlo.

Les acusan de adoctrinar formando en virtudes…una contradicción in terminis.

En efecto, hoy en día el término adoctrinar tiene un sentido peyorativo, algo así como engañar a la gente con mentiras que se intentan imponer por todo tipo de medios.

Sin embargo, enseñar la verdad tal cual es, no puede ser nunca negativa. Recordemos que antiguamente al catecismo se le llamaba «Catecismo de la Doctrina Cristiana». Y en efecto, los jóvenes responsables de Cruz de Borgoña pretenden enseñar a los niños y jóvenes que acuden a sus campamentos, la doctrina perenne de la Iglesia.

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La Asociación Juvenil Cruz de Borgoña lleva 36 años formando a niños y jóvenes en la verdad, y no lo va a dejar de hacer porque desde un medio de izquierdas se critiquen sus actividades.

Y de ser de ultraderecha, otra aberración.

En efecto, es una aberración producto de la ignorancia más absoluta. Los Carlistas somos tradicionalistas, y por tanto nos adherimos a la Cristiandad, una cosmovisión anterior a la modernidad, que fue la que inventó lo de derechas e izquierdas. Para nosotros son completamente ajenos los términos derechas e izquierdas, pues ambos, son hijos de la revolución. Rechazamos ambos, pues rechazamos al liberalismo en todas sus formas y a sus hijos naturales: el socialismo, el comunismo, el anarquismo, etc. Somos tradicionalistas, nada más y nada menos.

Eso sí cuando dicen que se oponen a la revolución en general y al marxismo en particular aciertan.

Efectivamente. Llevamos a gala ser contrarrevolucionarios, y por tanto nos oponemos a cualquier corriente revolucionaria, incluido, lógicamente, el marxismo. La Revolución es un proceso de paulatino alejamiento del Orden querido por Dios en las cosas, y de un incremento constante en el hombre de una disposición contraria al orden natural y a Dios, como Creador del mismo.

Nosotros, en cambio, lo que pretendemos al dedicar todos nuestros esfuerzos, en el ámbito personal y sobre todo en el ámbito social y político, para, en un primer momento circunscribir y limitar la Revolución, y en un segundo momento, restaurar el orden perdido.

Los que tenemos enfrente defienden el falso «progreso». Nosotros, en cambio, defendemos el sano «regreso» a aquello que la revolución lleva siglos arrebatando al hombre.

En el fondo intuyen que son la única oposición al sistema fuera del juego partidista liberal.

Por desgracia, hay muchos católicos de buena fe que se dejan engañar por falsas soluciones que pretenden ser «contrasistema», y que sin embargo no son más que parte del sistema. Son liberales que ofrecen «tiritas» y soluciones temporales para evitar las consecuencias más aparatosas y radicales del sistema, pero no atacan al mismo. Es decir, levantan tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias.

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Nosotros, en cambio, creemos que no son posibles medias tintas, y que se necesita atacar al sistema no solo en sus consecuencias, sino en sus fuentes. El liberalismo, al igual que el socialismo, el comunismo y el anarquismo son naturalistas, no les importa nada la parte trascendente del hombre, y no buscan la verdad de las cosas, ni el orden querido por Dios. Simplemente pretenden imponer su voluntad, sea como sea. Así se explican que justifiquen aberraciones como el aborto, o la eutanasia.

 

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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