22/11/2024 07:35
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Empezaré recordando una conocida anécdota de Agustín de Foxá, en una charla  donde ponderó la heroicidad de los combatientes de nuestra Cruzada y,  alguien,  le interrumpió: — “¡También hay héroes que mueren por la Democracia!…”,  Sin inmutarse el genial escritor le respondió: — ¡Sí!, como se muere por el “Sistema Métrico Decimal”…

Mi amigo Jorge Robreño, –compañero de frontón durante años– fue uno de esos “héroes” que se jugaron la vida por la “democracia”.  Joven  e iluso, –estudiaba en La Salle del Vedado (Habana)–  siendo un “teenager” –disculpen que haga una excepción y use el vocablo inglés contra mi norma,  en atención al uso frecuente de palabras inglesas en Cubita la bella— estaba tan metido en el “anti-batistanismo,  que sus padres lo enviaron a España a  terminar  el bachillerato en La Salle de Sarriá  (Barcelona) para alejarle del peligro de un final no deseado. Pero, tan pronto estalló de verdad la revolución contra Batista,  ya tenemos a Jorge en Sierra Maestra convertido en un jovencísimo “Comandante” del DIRECTORIO.
La poca información  de los españoles sobre la Cuba de aquellos años   ha permitido creer que Fidel fue el “único” responsable de la caída de Batista. Pues no.  La muerte de un miembro del “Directorio” –Echevarría–  hizo  saltar  la chispa que inició la lucha armada.  Con esta primera sangre se inició la verdadera batalla.

 

El “Directorio”, a diferencia del movimiento “26 de julio” de Fidel, –que se entregaría finalmente al comunismo– fue todo un movimiento liberal y católico, y en los inicios de la lucha,  tan importante como la organización “fidelista” Uno de sus líderes — Echevarría– era también líder católico.

La Revolución cubana no fue pues, “de entrada”,  obra de los marxistas que como partido “no contaba para nada en le política cubana”;  eran cuatro gatos. Fue obra del 90% del pueblo antimarxista. Eran todos fanáticos adoradores de la Democracia. No había en el mundo un país más convencido de “su Democracia”…, tanto, que se consideraban administradores y jueces de la misma a nivel mundial, decidiendo  qué pueblos eran demócratas, y cuáles no…

Jorge,  se dio cuenta tarde pero “pronto” – y perdonen la paradoja— empezó la batalla contra Fidel. A este cínico engañabobos, jamás le perdonó la traición al pueblo cubano.  El criminal “Comandante” supremo se deshizo  rápido de sus  posibles competidores. En primer lugar de Camilo Cienfuegos, el verdadero ídolo del pueblo sano, el “número dos” de la revolución  — a cien codos sobre el “Che”—  y un verdadero amante de la LibertadLo eliminó al precio de un avión estrellado cuando volaba hacia la Habana.  Al mismo tiempo fue encarcelando a todos los líderes del Directorio — ¡veintimuchos años en las cárceles castristas!—

Jorge Robreño, huyó de Cuba antes de que lo cazara. Y mi amigo le declaró a Fidel al guerra a muerte a Fidel y su obsesión mientras vivió, fue solo una: “liquidarlo a tiros” y a eso dedicó, dinero, viajes, y proyectos.  En uno de sus intentos, se fue a Panamá para matarlo,  pero el general Torrijos lo detuvo y le metió en la temida cárcel Panameña. De allí lo sacó la CIA  –cuando él por su cuenta ya tenía preparada la fuga–. . Allí conoció a la flor y nata de los narcos colombianos a quienes regaló su plan  de fuga que ya no necesitaba. Eso le permitiría luego ser tratado en los hoteles y casinos de Colombia a cuerpo de rey, por cuenta de los narcos agradecidos. Pero me consta que nunca consiguieron de él ninguna nueva colaboración. Se limitaba a disfrutar de la “ganada gratitud”.

En cierta ocasión me propuso que le facilitara relaciones, Fidel iba a visitar España y había elegido el momento  para asesinarlo. Lógicamente le respondí que no era posible mezclar a nuestra gente en su proyecto.

Era un viajero impenitente y en un viaje a Londres, comió carne –a lo que era muy aficionado–  y allí  contrajo la enfermedad de las “vacas locas”,  de lo que murió cuando estaba en la plenitud de la vida. Han pasado tres o cuatro décadas y en el otoño celebraremos un aniversario más.

He querido hablar de Jorge pensando en los jóvenes que me puedan leer. Como una lección práctica sobre cómo emplear la vida. Hay muchas formas de gastar los años que Dios nos de prueba para merecer — “a nuestro modo”–  lo que Él  luego  desea regalarnos: ¡una eternidad feliz! Pero las únicas inteligentes son las que “no olvidan” ese designio del Creador, sino que lo tienen siempre en el punto de mira.

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No caigamos en el error sugerido por Foxá de quemar la existencia “¡en pro  del Sistema Métrico Decimal!

Por mi edad, evidentemente  no falta mucho para que mi Padre y mi Juez me llame a dar cuenta de mi administración por lo cual es el momento de recordar lo que aprendí cuando ensañaron los ritos de la Santa Misa. Como niño—monaguillo,  llené muchas veces una pequeña cucharita con dos gotas de agua que el sacerdote –en este caso mi tío Isaac —  derramaba en el cáliz sobre el vino. Esa es la parte que el Creador pide a la criatura para hacer eficaz la sangre de Cristo. ¡Sí!.  Su sangre divina nos redime pero, para que sea eficaz no puede faltar nuestra  ínfima parte de colaboración. Quisiera pedir al Señor que mi obsesión por convencer a todo el mundo de la necesidad de hacer Ejercicios Espirituales — con ese fin escribí el libro “ESTO VIR”—me lo tenga por la “gotita de agua” que ha esperado de mí. (Créanme: si no han leído ese libro, les garantizo que si lo hacer no se verán defraudados. Es lo que me dice la experiencia y el informe de los lectores). El título original del libro era “El Simulador de vuelo insuperable”, pues los Ejercicios ignacianos preparan el título de piloto para aterrizar en la Eternidad.

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