21/11/2024 14:41
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Miren ustedes, esto está llegando ya al límite del ser o no ser. Lo que viene lanzando el camarada Iglesias sobre la libertad de prensa y de opinión, sobre la Justicia, sobre la Monarquía o  sobre la propiedad privada es el anuncio del Régimen comunista que quiere para España, o sea, exactamente lo mismo que el camarada Largo Caballero en cuanto vio el Poder a su alcance en 1936. Pues bien, está claro que los que no estamos dispuestos a vivir el resto de nuestras vidas (ni a que vivan los nuestros) en los «gulavs» soviéticos, cubanos o venezolanos, tenemos que dar ya un paso al frente… y no con palabras, ni discursos, ni críticas de papel o de barra o de oficina o de sala de estar. Todo eso son «fandangos de Cádiz» para los que tienen como razón de existir que el fin justifica los medios. Porque es imposible luchar contra ellos desde posiciones nobles y de libertad.

Miren ustedes, columnistas de postín y artistas de la palabra, al camarada Iglesias ya no se le frena con «fandangos de Cádiz» ni con diálogos platónicos, al comunista Iglesias sólo se le puede vencer  siguiendo la pauta de aquel Spengler que vio llegar «La decadencia de Occidente»: «La civilización occidental está entrando en un estado de degeneración que, inevitable y directamente le lleva a una decadencia integral… cuyos signos son: el materialismo, el marxismo y el feminismo… y eso sólo podrá salvarlo al final un pelotón de soldados».

¿Un pelotón de soldados en plena democracia (¿en plena democracia?) y en pleno siglo XXI?… pues, eso al menos es lo que está reclamando a voces el camarada Iglesias, ya que si él pretende arrojar por el Taigeto a media España no querrá que esos españolitos se dejen arrastrar sin defenderse.

¿Y no está pidiendo, en unión de esos independentistas que le acompañan, con su deseo de romper España, que venga ese pelotón de soldados que apuntaba el alemán? ¿o es que se cree que el Ejército español se va a saltar a la torera la Constitución y va a permitir que España se rompa?

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 No, compañero camarada… y recuerde la respuesta que le dieron a su compañero camarada, el «Lénin» español, aquel pelotón de soldados partidarios o seguidores de Spengler… y lo cantan los refranes españoles, judíos y árabes: «Quien a hierro mata a hierro muere», «Ojo por ojo y diente por diente» o «Si alguien te muerde te hace recordar que tú también tienes dientes».

 Y no hay más diálogo posible. O dialogar como los camaradas del camarada dialogan, con mentiras, con deslealtades, con engaños, con traiciones y si el fin justifica los medios con la hoz y el martillo.

 Así que yo hago mío ya aquel grito del alcalde de Móstoles: «Españoles, la Patria está en peligro. Acudid a salvarla»… y ahora llamadme fascista. También a mi creador Don Benito se lo llamáis y la carcajada llega a Canarias. ¿De qué sirve ganar el mundo si pierdes el alma?.

    ¿O acaso, plumas ilustres de hoy, queréis veros como se vieron un día en Paris, aquellas plumas ilustrísimas que eran Ortega, Marañón, Baroja, Azorín, llorando por la España perdida?… Y ESO VIENE DE CAMINO… si antes no perdéis el miedo a que os llamen fachas o fascistas.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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