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1- Cada momento de la historia de la humanidad ha tenido sus hitos ampliamente celebrados en todo el planeta; la conquista del polo Norte, el lanzamiento del Sputnik o la huella de Armstrong en la luna y los hombres que los hicieron posible inscribieron sus nombres en el libro de oro de la historia universal. Hoy toca hablar de uno de ellos que, por el contrario, su nombre y su gesta han tratado de ser borradas de los libros de historia.
1- En 1541 corría de oreja a oreja la fascinante leyenda de que al este de Quito existía el país de la canela puesto que alguna, cierto que sin mucho valor, se había encontrado en el Perú. Y en su búsqueda se lanza Gonzalo de Pizarro (el hermano de Francisco), para lo que recurre a la ayuda de su primo, también natural de Trujillo, Extremadura
3- El reto. Para encontrar la tierra de la canela había que adentrarse cientos de kilómetros en la selva amazónica, donde avanzar solo 10 metros podía costar más de media hora de esfuerzo sobrehumano; donde no hay comida pues la tierra apenas tiene nutrientes; donde no das tres pasos sin que te pique o muerda algo, en muchos casos venenoso; donde el calor te derrite y aplasta y la humedad es tal que te ahogas porque parece que respiras agua. Un amazonas plagado de miles de tribus hostiles con ejércitos bien entrenados (con flechas envenenadas con curare) pues no paraban de hacerse la guerra las unas a las otras, algunas de las cuales eran hasta caníbales.
4- La separación. Aunque de inicio partieron bien pertrechados al llegar al río Coca una inundación repentina los dejó casi sin la comida que llevaban, y los 200 y algo de españoles se vieron en una situación realmente desesperada puesto que seguir hacia lo desconocido sin alimentos era casi un suicidio y retroceder, sabiendo que para llegar a Quito tendrían que escalar los Andes, se vislumbraba poco menos que un reto imposible. Aquí es cuando Gonzalo Pizarro decide construir un pequeño bergantín (San Pedro) y le dice a su primo que navegue río abajo durante 9 días en busca de pertrechos y que regrese en cuanto los hubiere encontrado. Pero según cuenta el fraile Gaspar de Carvajal, cronista de la epopeya, al río Coca pronto se le unió el Napo, incrementándose tanto la velocidad de la corriente que se hizo imposible avanzar remando en su contra para regresar con los de Pizarro, por lo que los 57 tripulantes del San Pedro decidieron unánimemente seguir adelante a la buena de Dios, nombrando al primo de Pizarro como comandante de la expedición.
5- La gesta. Tenían la esperanza de que yendo hacia el este terminarían saliendo al océano, pero no tenían ni la más remota idea de cuán lejos estaba esa salida al mar. Además, tenían que navegar por el centro del río para estar a salvo de las flechas nativas, pero si no desembarcaban no había que comer. Así, a la desesperada, viviendo cada día un infierno de suplicios y vicisitudes inimaginables, marcados por la necesidad de abastecerse de provisiones en el medio más hostil que os podéis imaginar, aquellos hombres famélicos, cansados hasta la extenuación, la mayoría de ellos heridos o incapacitados por los ataques de los nativos, navegaron más de 7.000 kilómetros en año y algo, hasta que por fin salieron de aquel infierno verde. Habían recorrido, cartografiado y hecho un registro minucioso de los diferentes pueblos que encontraron a su paso por el gran río AMAZONAS, la corriente de agua dulce más inmensa y portentosa del planeta.
6- El héroe. Y el líder, el hombre que limó asperezas y unió voluntades, el hombre que organizó la defensa ante cada ataque nativo, el hombre que haciéndose amigo de los caciques locales consiguió los alimentos que les permitieron sobrevivir, el hombre que decidió la ruta salvadora y el héroe indiscutible de esta hazaña monumental se llamó Francisco de Orellana. El ESPAÑOL que descubrió, en toda su integridad, del río AMAZONAS una de las epopeya más grandes y magníficas de la historia científica de la humanidad.
Conclusión: amigos, en los momentos difíciles, en los instantes en los que todo viene de cruz sale a relucir lo mejor de los hombres, lo grandioso y magnífico del ser humano. Y Francisco Orellana es eso, es la viva imagen de ese espíritu indomable, de esa alma inmune a las dificultades y a las tragedias que cada español lleva dentro. Así que no os preocupen los desafíos del destino, que no os amedrenten los retos de la adversidad. Porque aunque parezca que todo está perdido, porque aunque la apariencia nos diga que este pudiera ser el final, España, si ya lo hizo antes, no lo dudéis, «volverá a salir al mar».
Autor
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Hernán Pérez Ramos es un acertado analista sociopolítico caracterizado por su laconismo sustancial que brinda una comprensión diáfana de las situaciones que revisa en su apartado de ÑTV ESPAÑA: Análisis a vuelapluma.
Es un experto en Raíces Biológicas de los comportamientos humanos y autor de un libro con una nueva teoría de la evolución humana.
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