13/09/2024 10:44

Por desgracia, es probable que nadie acabe respondiendo, ni civil ni penalmente, por el hecho de que la Transición, con su régimen del 78 y su Constitución tramposa, haya supuesto una traición a España y a los españoles. La traición de unas instituciones que, del Rey abajo, han sido cómplices o aliadas del terrorismo, del separatismo, de la falta de garantías electorales -incluso de la compra de votos como forma de comercio-, del latrocinio generalizado, de la desnaturalización individual y nacional…, es decir, de la depredación y de la degradación sistematizadas, del crimen en su gama completa de atrocidades.

Pocas veces la Historia ha reflejado en sus crónicas una aventura de resentimiento y deslealtad semejante a la escrita por las supremas jerarquías advenidas tras la muerte de Franco. Su afán de destrucción contra una idea y sus símbolos, su extrema codicia, su insuperable odio y su cobardía, quedarán para siempre reflejadas en los anales históricos para estupor y análisis de todo espíritu libre y ecuánime. Pocas veces, insisto, los desagües de un Estado han acumulado más excrementos, más potestad para dedicarse impunemente a ejercer el mal, más delitos al margen de cualquier responsabilidad legal, más falacias, turbiedades e intrigas de final sangriento, tiznadas todas ellas por la tinta roja del sello socialcomunista y por el de sus cómplices interiores y exteriores.

Cinco ominosas décadas de terror, de abuso y de devastación, protagonizadas por pistoleros, renegados, delatores, hipócritas, intrigantes y embaucadores, puestos todos ellos de acuerdo para el crimen y reunidos en las fosas sépticas más hediondas preparadas al efecto, han dejado una España irreconocible, como así lo afirmaron desde el comienzo de sus atropellos. Una red de alcantarillado, que esa es la estructura de la España de hoy, donde todo lo atroz es posible y donde sólo pueden respirar las misteriosas criaturas que requieren ámbitos cenagosos para sobrevivir y medrar, y en donde el diálogo y la comunicación más abyectas es siempre posible.

España, hoy, sin luz, entenebrecida por sus adversarios y por sus odiadores es un subsuelo maloliente, un pozo negro en cuyo fondo se abren galerías sin fin por donde deambulan, acechantes y ominosos, hombres y mujeres X, una generación de monstruos que se ha ido multiplicando a partir del gran progenitor y en proporción al incremento de sus impunidades; una raza subhumana y codiciosa cuyas cabezas son protegidas por el Sistema y que nadie hasta ahora ha sido capaz de colgar de las ramas de los árboles.

España, con sus reyes, sus guerreros, sus fiscales y sus educadores fraudulentos, y con sus muchedumbres embrutecidas por la indiferencia más suicida, es una enorme cloaca atrancada por exceso de detritos. Una cloaca democrática, eso sí. Un Estado de aguas residuales por donde sobrenadan rumasas, eres, once-emes, faisanes, koldos, begoños y un innumerable etcétera con genuino sello socialcomunista y demás sectas con ambiciones ecuménicas o meramente lacayunas.

LEER MÁS:  Cake Minuesa detenido en Caracas por la dictadura de Maduro y Zapatero. Posteriormente ha sido liberado y deportado a Bogotá. Por Miguel Sánchez

Nadie con buen sentido duda de que a los traidores hay que juzgarlos y encarcelarlos, pero mientras se les aherroja es conveniente evitar tenerlos a nuestra espalda. Nuestros traidores de hogaño no han vendido su honor porque adolecen de él, pero sí han vendido su patria y la han puesto fuego. En sus pueblos han metido gente extraña, el bárbaro africano, por ejemplo, y han cambiado las cruces de los campos por enojosos esperpentos y amenazantes medias lunas, los templos cristianos por mezquitas y los murales históricos y artísticos por desapacibles adefesios; mientras tanto, han ultrajado los nombres y los huesos de sus más gloriosos hijos, dejándolos secar al rudo sol, por olvidados cerros, abandonados al abuso voraz y babeante de sus hienas y sus perros sectarios.

España -Occidente- vive una época amarga, en la que no se ve la fe ni la esperanza, sólo la duda y la tristeza, porque es ahora la verdad desnuda motivo cierto de desconfianza. Edad infortunada, universo postrado, donde medra el más rojo y el que más engaña con palabras supuestamente complacientes, donde dicta las leyes el que las corrompe y habla de democracia el que la rompe. Tiempo turbio, sin ciencia ni vigor, reinado de canallas que arruinan el Estado para saciar sus avaricias y sufragar promesas y lisonjas vanas. España sin valor, tierra afligida donde acaparan honras y opulencias quienes de afrentas y de expolios viven.

Que la experiencia de la enfermedad hace sentir más claro el precio de la salud es una verdad que en la actual situación sociopolítica la ciudadanía aún no quiere ver por ausencia de virilidad física y moral. Y es ese vigor, esa firme voluntad para realizar el bien y defender la verdad y la unidad en la excelencia, lo que un líder genuino debe inculcar a la muchedumbre con el fin de cambiar un sistema corrupto que prioriza los amiguismos y los intereses bastardos a la justicia. Toda persona moralmente bien formada no puede consentir que un semejante, complaciéndose en sí, bajo capa de virtud, esté cometiendo delitos o abusos de modo permanente, como hacen los rojos y sus cómplices, bendecidos y dirigidos por los omnipotentes financieros y cofrades globalistas.

El mal uso del libre albedrío origina nuestras desventuras. El género humano, corrompido de raíz, se arrastra en sucesión de miserias hasta el abismo de la muerte sin fin. Esta antigua tierra antaño fructuosa llamada España es ahora un refugio de menguados, infieles y felones. Merodean buitres por sus devastados jardines. España, que descubría mundos ignotos y los conquistaba y civilizaba, duerme actualmente su destino en unos páramos donde pastan borregos indiferentes, asnos domésticos, conejos coprófagos y liebres temblorosas.

LEER MÁS:  Montero reivindica el velo islámico, mientras silencia los viles asesinatos de mujeres por no llevarlo

A muchos les agrada la traición, pero todos aborrecen al que la ha hecho. España nunca deberá olvidar a estos repulsivos traidores de la nefasta Transición, que, mientras vacían las arcas de la tierra natal, han troceado su unidad, han despreciado sus símbolos y tradiciones, han pisoteado, roto y quemado la bandera y han arrastrado el idioma por el lodo. Corra, corra tras ellos la sombra justiciera y desnude la espada, y atraviese su pecho. Porque, si los malvados huyen de la luz y de la verdad, es justo que muera mal quien vive mal. Y porque los viles capaces de vender la patria amada no pueden ser al mundo de provecho.

El caso es que, no siendo fácil este tipo de lucha, las gentes de bien no dejarán de pelear en cada batalla. Este es tiempo de combate, y en el tiempo de combate no hay que desfallecer. Los espíritus libres, cada uno a su manera y siempre con esperanza, no pararán hasta conseguir derogar las aberraciones legislativas de los rojos y las de sus amos, y su revocación como derechos constitucionales. Mientras se esté en el campo de batalla es preciso luchar de todas las formas posibles y sin retractaciones ni amedrentamientos, defendiendo creencias y derechos y apostando por una realidad social, política y biológica que los psicópatas se empeñan en negar.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
Suscríbete
Avisáme de
guest
4 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
Alvar

Enorme, certero.
Hoy la guerra contra el mal es global, España es una sucursal del imperio anglosionista mundial y solamente un ataque global quebrará el espinazo del mal. Nuestros vecinos europeos van más adelantados que nosotros en su «despertar» del sueño globalista, y serán franceses o ingleses… quienes antes se defiendan directamente contra sus Estados opresores y asesinos. La fruta empieza a madurar en Europa y EEUU, aquí como siempre llevamos unas décadas de retraso. Y no se olvide de que en los países de tradición católica todavía se reza mucho por derrotar al mal, aunque no se note, y se le derrotará. Espero que nuestra generación lo vea.

José Luis Fernández

Toda la izquierda «española», desde el PSOE hasta los partidos de extrema izquierda, simularon aceptar el proceso de transición política, de la dictadura a la democracia, y de reconciliación entre las dos Españas pero sin abandonar, en el fondo, su intención de utilizar la democracia para llevar a cabo su revanchismo acumulado contra la España de Franco y contra la propia identidad histórica de la nación española. Fueron políticos de izquierda, y algunos políticos de la derecha acomplejada, los que redactaron la actual Constitución en la cual se establece la división del territorio nacional en 17 mini-estados que solamente miran por sus propios intereses. Tras 4 décadas del Estado de las Autonomías una gran parte del pueblo español ha perdido su patriotismo, a lo cual también han contribuído unos planes de enseñanza que se dedican a criticar todo lo que hizo Franco e incluso a negar el derecho de los Reyes Católicos para expulsar a los invasores musulmanes de lo que hoy es España, que ya era cristiana antes de llegaran los muslmanes el año 711. Desde el año 1.978 la mayoría de los medios de comunicación, escritores, directores de cine, etc., se han dedicado a verter su bilis contra la España que no legó Franco.
La izquierda no solo se ha tomado la revancha contra esa España de paz, orden y desarrollo económico sino que ha elaborado un conjunto de leyes completamente nocivas que han corrompido la salud moral del pueblo español, con el asentimiento cobarde de los partidos de centro-derecha que ni tienen una idea de lo que quieren para España ni se atreven a oponerse a la pretendida superioridad moral de la izquierda por temor a ser calificados de fascistas; a los partidos de centro-derecha solamente les interesa la economía y los negocios de sus votantes.

José Luis Fernández

Corrección de erratas:
«…la España que nos legó Franco.»

Wilfredo Astis

ES UNA FOSA SEPTICA EN VERDAD, NO ES MENESTER RELATAR TANTA HISTORIA Y TANTA LECHE. UNA FOSA SEPTICA QUE NI LOS PROFESIONALES DE LA POCERIA PUEDEN YAR SOLUCIONAR

4
0
Deja tu comentariox