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¡Aquí huele a muerto y no he sido yo! Es necesario aclarar que para esa clase de cochinadas soy muy mirado pero…

El caso es que, ciertamente, aquí huele a político muerto que echa para atrás; huele a político putrefacto, aunque se le vea con su sandunguero y contoneante caminar.

Los vecinos más perjudicados cuentan que en un principio el olor era tenue; muy sutil, pero  aún siendo así, no dejaba de ser muy desagradable al olfato.

Dicen esos perjudicados vecinos que, al primer olfateo, se barajaron varios posibles orígenes de esa anomalía: el calentamiento de la Tierra; el crecimiento de las aguas marinas; los agujeros en la capa de Ozono; los gases provocados por los pedos de las vacas; y hasta hubo quienes se inclinaros hacia que esa peste pudieran ser los efluvios que brotan de los cuerpos masculinos, por las continuas erupciones del dañino volcán que todos ellos llevan en su organismo, dando la maligna energía que pone en marcha la Violencia de Género que les es tan natural.

Entre tantas, y tan variadas opiniones la que quedó aceptada por mayoría absoluta es que el sutil aroma, ahora muy notable, era el inconfundible olor a fiambre político. Y con el paso de estos últimos días ha quedado ratificado, al haber alcanzado el olor unos niveles muy preocupantes.

Todos los madrileños con sensibilidad olfativa normal, hace ya varios días que lo estamos notando; el aire que normalmente entra limpio y puro viniendo desde nuestra cercana sierra -maravilloso pulmón regalo del Altísimo- entra en Madrid, pasando generoso y pimpante por el añoso arco de la Puerta de Hierro -sita en la salida de la A6, autovía que va hacia la encantadora La Coruña-, en tan corto trayecto llegando -con el ánimo de infectar hasta el último rincón de la capital de España y de toda su provincia- a las primeras terrazas de los bares que funcionan en Moncloa y Argüelles que ya se huele contaminado con ese desagradable olor a muerto político. Y es tan potente, que hasta ha sido capaz de casi neutralizar el olor a embustero chulo y desvergonzado que desde no hace mucho estaba cómodamente instalado en el mismo itinerario.

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Hace años, para pasar unos días de veraneo -todavía lo podía hacer- alquilamos un apartamento cerca de la playa en una zona muy bonita de la costa mediterránea. Del apartamento; tres habitaciones, completo cuarto de aseo y evacuación, salón amplio y también amplia cocina con puerta a una pequeña parcela con algunas plantas en macetas.

Quizás no fuera tanto, pero aún así, lo cierto es que no cabía ni una sola queja y si los jodidos desagües de toda aquella zona de reciente edificación, estaban tan mal hechos -algo parecido a lo que está provocando este olor a político muerto-, que cuando el aire soplaba de tierra a mar -eso ocurrió el segundo día-, el olor a… A eso que estáis pensando y que es tan parecido a «olor a muerto político», no había quien lo pudiera aguantar. Si creo que hubo quien aguantó aquello, como aguantan los socialistas, que están democráticamente bien instalados en Ferraz. Nosotros, mi mujer, mis hijos y, obviamente yo, nos volvimos a casa. Que al fin y a la postre es donde menos se suele estar.

 

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.