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Calixto III fue un Papa español, originario de Valencia, poco conocido hoy en día salvo a nivel de eruditos, pero cuyo Pontificado es digno de recordarse. Fue Papa en pleno siglo XV, en el período prerrenacentista, una época decisiva de la historia de Europa. Era un hombre austero, duro y con mentalidad de cruzado que supo hacer frente a la aparentemente incontenible marea turca, que amenazaba con conquistar Europa central solo 3 años después de la caída de Constantinopla en su poder.
Fue el primer Papa de la célebre familia de los Borja, famoso clan nobiliario de la ciudad valenciana de Játiva, aunque originario de la villa aragonesa de Borja. Clan que incluso hoy es mundialmente famoso con su nombre italianizado, los Borgia. Un sobrino suyo, Rodrigo de Borja, llegaría también a Papa y sería Alejandro VI
Alfonso de Borja y Cavanilles nació en Canals, Valencia, en 1378 aunque de muy pequeño su familia se trasladó a Játiva. Estudió leyes en Zaragoza y posteriormente fue profesor en el Estudio General de Lérida. Llamó la atención del famoso prelado aragonés don Pedro de Luna, conocido como Benedicto XIII, » el Papa Luna» , de quien se convirtió en colaborador. Se vivía la época del llamado » Cisma de Occidente» en el que había 3 Papas distintos en Europa, siendo el Papa Luna uno de ellos, siendo tenido como Papa en los reinos de España. Su apoyo al Papa Luna le valió ser nombrado vicario de la Catedral de Lérida
También en esta época, siendo joven, Alfonso de Borja entra en contacto con San Vicente Ferrer con quien mantiene una gran amistad ( y a quien él canonizará siendo Papa). San Vicente Ferrer le profetizó que llegaría a Papa.
Siendo ya conocido como un religioso y catedrático culto y hábil, el joven rey de Aragón Alfonso V el Magnánimo ( de la dinastía Trastamara) le toma a su servicio como uno de sus colaboradores más estrechos, aunque esta relación, como veremos acabará mal. Tras la muerte del Papa Luna, en 1423, llevará a cabo una delicada misión diplomática, de acuerdo con el rey y con el Papa Martín V, para convencer al sucesor de Luna,don Gil Muñoz, llamado Clemente VIII, para que renunciara, en beneficio de la unidad de la Iglesia, cosa que logrará. Este gran éxito diplomático que ponía fin al Cisma de Occidente, le valió ser nombrado Arzobispo de Valencia en 1436.
A partir de este momento, convertido en vicecanciller acompañará a Alfonso V durante años y estará presente en la conquista de Nápoles por el rey . En 1444 el Papa Eugenio V le nombra Cardenal y se traslada a Roma. Más tarde se convertirá en consejero jurídico del Papa Nicolás V y a la muerte de éste, será elegido, por sorpresa, como Papa, tomando el nombre de Calixto III.
El Cónclave fue de infarto. El gran favorito era el cardenal Basilio Bessarion, de origen griego, un hombre muy culto, de gran prestigio. Fue avanzando en las sucesivas votaciones. En un determinado momento Bessarion se quedó a tan solo 2 votos de la mayoría suficiente para ser nombrado Papa. Pero en ese momento se produjo una iniciativa ( tan característica de los Cónclaves de todas las épocas) de un grupo de cardenales, que pronto se volvió mayoritaria para escoger otro candidato, un hombre de transición que pudiera satisfacer a todos los sectores.
Jugó en contra de Bessarion en ese crucial momento su excesiva cercanía al poderoso clan nobiliario romano de los Orsini, así como sus orígenes griegos y ortodoxos. Surgió el nombre de Alfonso de Borja, quien en los años anteriores se había mantenido hábilmente neutral en la eterna pugna entre los Colonna y los Orsini, los dos clanes aristocráticos más poderosos de Roma. Además su avanzada edad, 77 años, garantizaba un papado corto.
Así, de esta forma, casi inesperada, Alfonso de Borja fue finalmente el elegido como Papa, por el procedimiento de » aclamación» por parte de la gran mayoría de cardenales, convirtiéndose en Calixto III el 8 de abril de 1455.El primer acto de su Pontificado fue canonizar a San Vicente Ferrer.
Una gran preocupación recorría Europa en ese momento a causa del avance islámico. Constantinopla había caído en manos de los turcos en 1453. El imperio turco otomano continuó expandiendose a través de los Balcones, en dirección a Europa occidental. En 1456 las fuerzas turcas asediaban Belgrado. Calixto III no impulsó el ecumenismo, ni marchó a dialogar con el Sultán Mahomet II, ni fundó un centro interconfesional de oración. Convocó una Cruzada haciendo un llamamiento a los reinos de Europa a luchar contra los turcos.
Sobretodo dirigió un especial llamamiento a Hungría, el reino que iba a ser el próximo objetivo de los turcos, una vez tomada Belgrado y conquistada definitivamente Servia. Financió la formación de un ejercito formado por los valientes campesinos húngaros. Y envió a dos grandes hombres allí. El gran predicador San Juan de Capistrano y el cardenal español Juan de Carvajal, para que organizaran la Cruzada sobre el terreno.
Finalmente este ejército, al mando militar del regente húngaro Juan Hunyadi, atacó por sorpresa al ejército turco que asediaba Belgrado y logró derrotarlo totalmente en julio de 1456. Esta gran victoria contuvo la expansión turca en Europa durante 70 años más, hasta la década de 1520.
Calixto III apoyó además al famoso héroe nacional de Albania, Jorge de Skandenberg, gran guerrero, que derrotó a los turcos que atacaban su país. Quiso Calixto organizar una gran Cruzada para reconquistar Constantinopla pero no encontró el apoyo necesario en Europa.
Calixto se enfrentó también con su antiguo protector, Alfonso V de Aragón, quien después de haber conquistado el reino de Nápoles, quiso entregárselo a su hijo Ferrante, como un reino separado. Calixto se opuso totalmente ya que deseaba que Nápoles quedara como reino vasallo de los Estados Pontificios. Solo la muerte del rey y poco después, la del Papa, en 1458, impidió la guerra entre ellos.
Calixto fue un Papa austero, de quien se dice que cambió las lámparas de oro de su palacio por otras de plomo. Su buena administración hizo que al morir las arcas del Vaticano estuviesen llenas. Calixto, eso sí, no pudo evitar caer en el nepotismo y otorgó grandes responsabilidades a su sobrino, Rodrigo de Borja, que le sirvieron como plataforma para su futura elección como Papa Alejandro VI.
Calixto III murió el 6 de agosto de 1458, el día de la Transfiguración del Señor, fiesta que él mismo había instaurado para celebrar la victoria de Belgrado.
En definitiva, un Papa, que, a pesar de su corto Pontificado, dejó una profunda huella.
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