El centroderecha, Hazte Oír y un primer apunte sobre la abstención. Por Jesús Aguilar Marina

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Me cuentan algunos socios de HazteOír.org -asociación civil sin ánimo de lucro- que han recibido una carta de dicha asociación, fechada el 10 de abril, solicitándoles un donativo para, aprovechando la época electoral en que nos encontramos, presionar al centroderecha pidiéndole su compromiso en defensa de la vida, la familia, la libertad y la unidad nacional, valores que la asociación viene defendiendo con firmeza desde hace varios años. Mal síntoma cuando hay que requerir a la derecha el cumplimiento de estos valores.

Según HO la presión funciona; y la presión máxima, funciona al máximo. Ítem más cuando los partidos son más débiles, es decir, cuando necesitan tu voto. De ahí que este sea el momento de exigirles y obligarles a cumplir. «Porque luego, cuando ya no necesiten nuestro voto… ¡van a pasar de todos nosotros!». Dice a continuación HO que «las campañas de presión han demostrado su eficacia si se aplican con contundencia en los períodos electorales».

Pero nos preguntamos a qué eficacia se refiere HO si previamente está reconociendo que las políticas de las izquierdas resentidas permanecen más vivas y más radicales hoy que ayer. Y también nos preguntamos a qué centroderecha alude, cuando precisa que necesitamos que esta ideología gane para «preservar nuestros valores». ¿Al PP de Aznar, desleal con sus antepasados? ¿Al PP felón y deshonroso de Rajoy y de Casado?

¿O al PP progre, socialdemócrata y quintacolumnista de Feijoo, con quien, según HO, las grandes corporaciones españolas -que están dejando de apostar por el caballo de Pedro Sánchez- han empezado a hablar sin disimulo, tratando de que Sánchez y Feijoo sean lo mismo? Si, como insiste HO, fuerzas económicas muy potentes y poderosas (¿cuáles?) están apoyando la opción de un PP progre, ¿por qué poner de referente a una ideología trucada y por lo tanto fallida respecto a un código de principios?

Más todavía: si el triunfo en solitario del PP y de Feijoo no garantiza la protección de nuestros valores, si no asegura el éxito de las políticas provida y profamilia, ¿por qué no olvidarnos definitivamente del PP, un partido que ha demostrado por activa y pasiva su traición a esos valores y a la patria, y que, atado como está al Sistema, nunca va a renunciar a sus veleidades globalistas?

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Y en cuanto a VOX, como bien describe HO en su carta, este partido, en 2021, «tuvo en su mano acabar con la ley trans en Madrid, bastaba con que ofreciera su voto favorable a los presupuestos de Ayuso a cambio de que el PP regional derogara su ley trans». Pero no lo hizo, y votó dichos presupuestos a cambio de nada. Y la ley trans siguió intacta.

Posteriormente, en los presupuestos de 2022, gracias, según HO, a una «durísima campaña pidiendo a VOX que reconsiderara» su decisión, y a costa de algunos disgustos y de algunas bajas de asociados, además de duras críticas desde el propio VOX, este partido, que también había incumplido sus promesas electorales, «nos hizo caso (con efectos retardados): bloqueó los presupuestos de Ayuso hasta que el PP madrileño cedió y se comprometió públicamente a revisar la ley trans regional».

Bien. A este ejercicio de optimismo por parte de HO, cabe replicar que esa ley trans sigue vigente, que lo único que se ha obtenido del PP ha sido un compromiso (y todos sabemos en qué quedan los compromisos de nuestra clase política) y no para derogar la ley, sino para revisarla. Eso es todo lo conseguido. Humo. Una vez más. ¿Nos conformaremos con humo y seguiremos votando y reeligiendo a los que balancean el botafumeiro?

Por desgracia, la credulidad de unos, la infundada esperanza de otros, el sectarismo de aquellos y la calculada ambigüedad y manipulación de los restantes ciudadanos de derechas o de centroderecha, están mareando la perdiz y, con ello, evitando poner el acento donde se debe: que estamos bajo la bota de un Sistema dispuesto a exterminarnos física, moral, cultural y mentalmente, y en cuyos objetivos nuestra casta partidocrática participa en primera línea y con fruición. Y que entretenidos en juegos menores y enredados en debates domésticos dejamos pasar un tiempo crucial, que ya se va agotando.

¿Por qué estará Pedro Sánchez tan seguro cuando se permite contra Abascal el desplante premonitorio de que «nunca va a poder imponer su proyecto político e ideológico»? No cabe duda de que es un presagio inquietante, aunque luego, tal vez para disimular la sórdida sospecha, matice tal augurio con el siguiente razonamiento, tan sarcástico, esperpéntico e increíble: porque «los españoles son demócratas y no son tontos».

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La duda no se cifra tanto en la seguridad de Pedro Sánchez, peón protegido -y despreciado- del NOM por los servicios prestados a la causa, sino en la postura enigmática o incomprensible de VOX en tantos aspectos. ¿Qué opina VOX de la premonición del doctor Sánchez? ¿Sabe VOX que «nunca va a poder imponer su proyecto político e ideológico», si es que de verdad cree en él? ¿Y sabe que el motivo es porque «los españoles son demócratas y no son tontos?».

En fin, amables lectores, están tomando el pelo a la ciudadanía y nadie, entre los avisados y prudentes, da con la tecla regeneradora. El absentismo tal vez se incremente, pero no lo bastante para inquietar al poder. Sabremos que la abstención, el desinterés por la democracia que nos hemos dado, empieza a inquietar a dicho poder cuando éste imponga sanciones a los ciudadanos que no acudan a las urnas. Pero, infortunadamente, aún queda mucho para que esa abstención activa, responsable y omnipresente preocupe a los cofrades y plutócratas.

Autor

Jesús Aguilar Marina: Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.