24/11/2024 05:16
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Unidas Podemos apoyó la cacerolada desarrollada contra Felipe VI el pasado día 18 de marzo afirmando que era una manifestación de la libertad de expresión de muchos ciudadanos que no están contentos con la actuación de Felipe VI ni con el papel de la Monarquía. La Sentencia del Tribunal Constitucional 107/1988, de 8 de junio, establece que “procede señalar que el valor preponderante de las libertades públicas del art. 20 de la Constitución, en cuanto se asienta en la función que éstas tienen de garantía de una opinión pública libre indispensable para la efectiva realización del pluralismo político, solamente puede ser protegido cuando las libertades se ejerciten en conexión con asuntos que son de interés general por las materias a que se refieren y por las personas que en ellos intervienen y contribuyan, en consecuencia, a la formación de la opinión pública, alcanzando entonces su máximo nivel de eficacia justificadora frente al derecho al honor, el cual se debilita, proporcionalmente, como límite externo de las libertades de expresión e información, en cuanto sus titulares son personas públicas, ejercen funciones públicas o resultan implicadas en asuntos de relevancia pública, obligadas por ello a soportar un cierto riesgo de que sus derecho subjetivos de la personalidad resulten afectados por opiniones o informaciones de interés general, pues así lo requieren el pluralismo político, la tolerancia y el espíritu de apertura, sin los cuales no existe sociedad democrática”. La Sentencia del Tribunal Constitucional 110/2000, de 5 de mayo, indica que las personas públicas, que ejercen funciones públicas o que resultan implicadas en asuntos de relevancia pública están “obligadas por ello a soportar un cierto riesgo de que sus derechos subjetivos de la personalidad resulten afectados por opiniones o informaciones de interés general, pues así lo requieren el pluralismo político, la tolerancia y el espíritu de apertura, sin los cuales no existe sociedad democrática”.

La misma libertad de expresión que se justifica en Unidas Podemos también sirve para entender como adecuada y necesaria una serie de caceroladas contra todo el Gobierno, que, al contrario que Felipe VI, ha facilitado numerosos fallecimientos por la lamentable gestión de la lucha contra el Covid-19, por la que solo se han dado bandazos y palos de ciego, mostrando una clara falta de determinación que ha causado mucho daño a los ciudadanos. El problema es que no son pocos los que consideran que la gestión del asunto por el Consejo de Ministros resulta acertada, probablemente por la idea imperante de que si algo sale mal con el PSOE en el poder gubernativo, no se le puede atribuir responsabilidad alguna por deberse todo a “mala suerte” o a “circunstancias imprevisibles”.

Para muchos, la libertad de expresión es algo sagrado mientras la misma no se vuelva contra ellos para recordarles que no son más que hombres, con sus virtudes y sus defectos, destacando más lo segundo que lo primero.

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