A pesar de que Satanás anda desatado sobre la Tierra, celebramos la Navidad. También en España, bastión de la cristiandad en el objetivo ptincipal del relativismo moral. España se ha transformado en un país de ingratos, estúpidos, vanidosos y displicentes, orgullosos indiferentes a la deriva de la aberración continuada, y recelosa de sí misma frente a sus enemigos. Pero llega la Navidad una vez más y Jesús ha nacido. Siempre renace en el mundo que lo olvida. No importa la ingratitud y la violencia porque todo es un efímero soplo de misterio que silencia la vanidad de los hombres. Pero los justos siempre llevan a Dios y los últimos serán los primeros.
No demos felicidades indiscriminadas dando perlas a puercos, como decía Jesús. Si felicitas la Navidad y no te responden, que se las traguen con la mala digestión que llevan en su pútrido interior. Retiremos las perlas a los puercos recordando las palabras de Cristo. La Felicidad de la Navidad no es para los imbéciles, ni para los demonios, o los parásitos y los soberbios, las muchas basuras humanas que albergan oscuridad permanente en el corazón como Pedro Sánchez y esta comparsa de criminales que lo pondrán todo más difícil en el 2024…
Feliz Navidad porque hay una tradición del espíritu que es una Memoria de Luz para los hombres y mujeres de buena voluntad. Cada uno es responsable de sus siembras. No nos afecte la desorientación de fuera, sino el sencillo mensaje de humildad divino.
Existe un espacio para la esperanza en cada corazón donde palpita Dios y nos lo recuerda el nacimiento de Jesús.
Feliz Navidad a quien la merezca
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Feliz Navidad, Redacción.